Estamos a un click de conectarnos con cualquier parte del mundo. La interconectividad ha permitido que se puede hacer negocios con cualquier país simplemente a través de un equipo telefónico. El internet, sustento de esta conectividad, conlleva tanto aspectos positivos como riesgos reales.
Las redes sociales son escenario de cyberbulling, suplantación de identidad, acoso cibernético, linchamientos digitales y amenazas, entre otros. Desde donde se mire, supone un cuadro de violencia.
Para Raúl Elenes Angulo, legislador mexicano, la violencia a través de las redes es un fenómeno de “interés global». La sociedad también debe participar, pues está creciendo de manera acelerada y “las autoridades deben dejar de ser lentas”, para poder entenderlo.
En Bolivia no existe norma o ley, que aborde los temas de violencia digital en redes sociales, asegura Ruth Torres Arévalo, docente de la carrera de derecho en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“No tenemos regulación específica ¿Qué pasa si alguien te difama en redes sociales? ¿Quién protege ese derecho? Necesitamos proponer nuevas normas y leyes que regulen estos aspectos que son delicados y que son nuevas formas de generar violencia”, apuntó.
En la Legislación de delitos –es decir derecho penal– no existen normas específicas para los delitos informáticos, violencia digital y cibercrimen, asegura Alberto Salamanca, director de la carrera de Derecho de Unifranz.
El jurista plantea dos posiciones. En la primera, existen vacíos jurídicos que deben ser debidamente legislados. Las normas penales específicas recogerán las tipificaciones y sanciones correspondientes a conductas delictivas con el uso de sistemas informáticos, redes sociales y todo lo que derive de la informática y violencia digital.
En la segunda posición, todas las conductas están previstas en el código penal. Si existe una estafa por redes sociales, o medios digitales, se debe aplicar la normativa penal de la estafa ligada a la conducta realizada por medio digital, así entonces las conductas ya previstas en el código penal como el robo, serán calificadas como robo informático, digital o con uso de sistemas digitales.
La educación digital instrumento para prevenir violencia
Para Ruth Schaaf, comunicadora social y docente en Unifranz, el tema de la violencia digital, debería ser abordado desde la educación inicial primaria. Desde ahí, se trabaja con generaciones “nativas digitales”. Sugiere recurrir a la netiqueta y ciberpragmática, como herramientas de código de comportamiento en la sociedad digital.
La netiqueta, es un código de comportamiento que cada usuario debe tener en un ecosistema digital, que se asemeja a los valores instituidos en la sociedad, tales como el respeto hacia los demás, en este caso a los usuarios. Por su parte, la ciberpragmática es la puesta en práctica de la netiqueta en las redes sociales, dar opiniones coherentes, con argumento e incluso sin faltas de ortografía.
“Un tema que abarca mucho la netiqueta, es la opinión, si conozco el tema tengo el derecho a opinar, pero si no conozco el tema ¿debería hacerlo? Ahí nos vamos a la parte práctica que es la ciberpragmática. ¿Qué es lo pragmático? Es todo lo que ponemos en práctica, si yo sé de netiqueta ¿Cómo me voy a comportar prácticamente al momento de escribir?”, apunta.
“No es usar redes sociales porque sí, es utilizarlas con conciencia y educación”, apunta la experta. La cultura digital comienza identificando el funcionamiento de cada red social, pues en la actualidad, funcionan como “tu cara al mundo” y se debe trabajar teniendo en cuenta la identidad y reputación digital propia.
“No es crear mi perfil de Facebook y ya, un perfil es tu cara al mundo (…) ¿Qué es lo que tengo que hacer? Por ejemplo, si yo estoy enseñando computación en los colegios, yo debería enseñarles cómo usar las redes sociales: ¿Qué busco en las redes sociales? ¿A dónde llego con las redes sociales?”, indica.
Las normas de comportamiento social de respeto al otro, inclusión, libertad de expresión, debería trasponerse también a las redes, sugiere Schaaf.
Los jóvenes como los principales precursores
De acuerdo con el estudio nacional Conectadas y Seguras, elaborado por Plan International Bolivia, 46% las niñas afirmaron que en algún momento de su vida sintieron acoso en línea; además se identificó que la primera vez que fueron víctimas de este tipo de violencia fue a los 13 años, en promedio.
Ingrit Melgar, psicóloga de profesión, asegura que la formación en la familia es clave: “no se trata de satanizar a las redes sociales, sino de enseñar su uso responsable. Los padres deben trabajar en valores cuando usan las redes sociales para generar contenidos”.
En el caso del acoso digital hay tres actores principales –dice Melgar– el agresor, la víctima y los espectadores. “Muchas veces nos encontramos con publicaciones que cometen el delito y la gente observa y no denuncia. Ocurre también cuando ve un hecho como este en su contexto del día a día. Necesitamos acudir a la capacidad de ser solidarios y salir en defensa de la víctima, en lo digital y en nuestro diario vivir”, finaliza.