Los reproductores de audio dieron paso a los televisores y las videocaseteras, que a su vez permitieron los proyectores digitales y las presentaciones en las aulas, las computadoras y las pizarras inteligentes, hasta llegar a la virtualidad y la educación online, permitiendo nuevos procesos educativos.
La tecnología impulsa la evolución de las metodologías de aprendizaje, que se adaptan a las nuevas generaciones de estudiantes y a los cambios que experimenta el mundo que nos rodea.
“La tecnología forma parte de la cotidianidad de muchas personas y, en educación, supone muchas ventajas, desde el fomento a la colaboración, la exploración de nuevos conocimientos o la facilidad de comprensión. El estudiante marca su propio ritmo de aprendizaje e, incluso, el impulso a la creatividad. Los educandos somos soldados de la revolución tecnológica lo que representa un aprendizaje continuo buscando permanentes cambios que provoquen innovaciones en el aula mediante metodologías de aprendizaje”, explica Lorena Ulloa, miembro de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz
De acuerdo con la experta, en un inicio, la formación educativa se aplicaba bajo un modelo tradicional, con un aprendizaje memorístico, valorado exclusivamente por los conocimientos teóricos, donde el docente de la asignatura era el único que transmitía sus conocimientos mediante clases puramente magistrales. Se aplicaba sólo el conocimiento disciplinar, siendo el docente el protagonista y el estudiante un receptor pasivo. El tipo de conocimiento era más informativo que constructivo.
En un segundo momento, se vio la necesidad de incorporar un conocimiento pedagógico, donde el docente formula la materia de manera que la haga más comprensible para sus estudiantes, gestionando sus clases, planificando de manera didáctica la gestión en aula, aplicando diferentes metodologías activas de aprendizaje construyendo actividades significativas que guíen las acciones a seguir para alcanzar los resultados de aprendizajes.
“Las metodologías buscan un desarrollo integral en los estudiantes y conjugan la adquisición de conocimientos propios de la especialidad de estudio, además de habilidades, actitudes y valores, donde el protagonista es el estudiante y el docente se convierte en un guía o mentor”, agrega Ulloa.
Con el paso del tiempo, gracias a la prueba y al error, el uso de las metodologías dio lugar al aprendizaje basado en problemas, aprendizaje basado en retos, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje basado en investigación, método de casos, aula invertida, gamificación, aprendizaje cooperativo, entre otras, en la idea de optimizar la construcción de los propios conocimientos que gestiona el estudiante.
Por su parte, Luis Parada, docente y miembro del JEA de Unifranz indica que la educación se ha visto influenciada por los avances tecnológicos, lo que ha permitido una mayor accesibilidad y calidad en el proceso educativo. La educación en línea es un claro ejemplo de cómo la tecnología ha mejorado la misma, permitiendo a personas de cualquier lugar del mundo acceder a una educación de calidad.
“Es tal el avance en términos tecnológicos que no se puede evitar su influencia en los procesos de enseñanza aprendizaje lo cual conlleva a una constante actualización de estos procesos para generar una educación de calidad. Cabe recalcar que los actuales estudiantes ya son nativos digitales, por tal motivo se les hace más fácil el adaptarse a estos entornos”, expresa.
Ulloa indica que la inclusión en el contexto educativo marcó un avance exponencial en las últimas décadas. Comenzó con las clases presenciales con televisor y videocasetes VHS en el aula para derivar en las aulas virtuales en plataformas que emergieron con mayor preeminencia ante la explosión de la pandemia.
“La incorporación de nuevas tecnologías abrió la puerta a las innovaciones pedagógicas para ir a la par de las capacidades de los nativos digitales, en un mar de posibilidades de conseguir acercar los contenidos de las asignaturas a ello. Hoy se incorporan en nuestro diario vivir las inteligencias artificiales para mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje, utilizándolo como herramienta de apoyo para diversas tareas, búsqueda de información, administración de conocimientos de información de manera eficiente”, acota.
Estos avances no se detienen y ahora están representados por el uso de la Inteligencia Artificial (IA) en la educación, la cual hará posible implementar modelos didácticos que permitan a los actores educativos optimizar el tiempo de las clases sin sacrificar aprendizaje.
“Como educadores debemos adaptarnos a los cambios tecnológicos, adoptar la IA y aprender a utilizar sus beneficios en la mejora de la calidad en la enseñanza y el aprendizaje, preparando a los estudiantes para los desafíos y oportunidades del futuro en constante evolución”, indica.
Ulloa considera que la IA está revolucionando la educación superior al ofrecer innovación en la enseñanza, la personalización del aprendizaje, el ahorro de tiempo, la optimización del trabajo de los educadores y la gestión de recursos que aportan en el enriquecimiento de la experiencia de aprendizaje de los estudiantes.
“La IA puede ser una herramienta valiosa para avanzar en la educación y mantenerse a la vanguardia; sin embargo, su éxito dependerá de cómo se integre de manera efectiva en los procesos educativos”, puntualiza.
Más allá de lo que depare el futuro, Ulloa agrega que los educadores tienen el reto de optimizar las competencias propias de los perfiles profesionales de sus estudiantes preparándolos para su incorporación en entornos laborales cada vez más disruptivos
“Hoy más que nunca los educadores debemos optimizar las competencias propias del perfil profesional, preparando a los estudiantes para la incorporación a entornos laborales con enfoques disruptivos, con habilidad de resolución de problemas complejos en un mundo en constante cambio, con empatía, liderazgo, creatividad, invención, competitivos, facilitando la aparición de nuevos conocimientos, fortaleciendo el sentido común y el razonamiento para una comprensión profunda de los tiempos que vivimos”, agrega.
A su vez, Parada resalta que el nuevo perfil de estudiante involucra de manera relevante el autoaprendizaje. Al tener toda la información de fácil acceso gracias a los dispositivos móviles, se hace necesario y evidente que la tecnología cobre un papel fundamental para adaptarse a esta nueva normalidad de la sociedad.
“En conclusión, la educación es un factor clave en el desarrollo de una sociedad. La innovación, la inclusión y la adaptabilidad son herramientas necesarias para mejorar la calidad de la educación. La industria educativa debe enfocarse en mejorar la forma en que el ser humano aprende y comprende los contenidos, para lograr una educación más práctica y aplicada a situaciones cotidianas. La educación ha demostrado ser un factor fundamental en la mejora de la calidad de vida de las personas y comunidades, y es necesario seguir trabajando en su mejora y desarrollo, tomando en cuenta las nuevas tendencias tanto tecnológicas, educativas y de conducta humana”, concluye.