El mundo está cambiando de manera tan acelerada que está desafiando a las instituciones a innovarse y asumir nuevos retos. La educación no es la excepción.
Xavier Aragay, consultor y speaker internacional, director en Reimagine Education Lab, asegura que “vivimos en constante evolución, donde la innovación y transformación en el ámbito educativo no son opciones, son imperativos. Las herramientas de antaño ya no son suficientes. Es en este contexto de evolución que surge la necesidad de una educación centrada en el desarrollo de la persona, que actúe como columna vertebral para transformar y cambiar nuestra mirada educativa”.
Así pues, la innovación está planteando nuevos derroteros a la educación y sus instituciones, a partir del desarrollo de propuestas que están dejando atrás los paradigmas de la educación tradicional por otros más prácticos y disruptivos.
“Se trata de nuevas formas en la educación, más de aprender haciendo, más de actividades prácticas para que, posteriormente, el estudiante pueda desenvolverse mejor en su ámbito laboral”, indica Caroline Ayala, coordinadora nacional de Desarrollo Curricular de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Encarar políticas innovadoras coadyuva al logro de un mejor desarrollo de la educación como tal ya que permiten que no solamente una persona (el docente) sea capaz de innovar dentro de su aula, sino que pueda manejarse a nivel global.
“Cuando tenemos establecidas reglas y normas, podemos seguirlas. Si tenemos políticas, con seguridad podemos seguir esas políticas para poder desarrollar una mejor educación para nuestros estudiantes”, dice la pedagoga.
Renovados roles del docente y del estudiante
Con la educación innovadora, el docente ya no es el que se para en frente del aula o en un lugar mucho más elevado. Hoy el docente está en una capacidad de desarrollar un proceso de diálogo con el estudiante, de una manera más horizontal.
Ayala considera que, en la educación innovadora, “el docente es un guía que va a desarrollar sus clases de una manera práctica y va a orientar a los estudiantes a resolver retos, proyectos y casos para que pueda aprender cómo desenvolverse y cómo aplicar la teoría en su ámbito profesional”.
En tanto, el estudiante va a ser capaz de tener aprendizajes memorables que, a fin de cuentas, son lo que los van a llevar a desenvolverse mejor, posteriormente.
Inteligencia artificial y educación
Las nuevas tecnologías deben ser empleadas como herramientas que permiten al docente desarrollar habilidades duras y blandas en los estudiantes para que tengan la capacidad de decidir si utilizan y cómo utilizan estas herramientas.
“La IA no es simplemente una herramienta tecnológica más; es una revolución en la forma de enseñar y aprender. ¿Cómo? Entre otras, a través de la personalización del aprendizaje, la evaluación automatizada, la tutoría inteligente y la detección temprana de problemas de aprendizaje”, agrega Aragay, experto español en transformación educativa.
Por su parte, Ayala precisa que no es que la inteligencia artificial o las tecnologías nuevas van a entrar y van a sesgar toda su visión, sino que los docentes tienen que aplicar todas sus habilidades histriónicas para guiar a sus estudiantes en el uso y manejo de estas herramientas a los estudiantes para que ellos puedan, incluso, emplearlas en la resolución de sus retos personales.
La región avanza en innovación educativa
Para Ayala, el país y toda la región latinoamericana están avanzando positivamente en temas de innovación educativa. Sin embargo, surge la necesidad de que se tome conciencia respecto a que la educación está transformando a los estudiantes.
“Por eso, si nosotros manejamos una educación tradicional como siempre se lo ha hecho, corremos el riesgo de quedarnos muy atrás en relación a la tecnología, en relación al desarrollo como país y como región”, puntualiza.
Si, al contrario, las universidades y los colegios implementan nuevas tecnologías, nuevas formas de educación, haciendo educación transformadora e innovadora, con seguridad van a lograr estudiantes más críticos, capaces de desenvolverse con mucha más fluidez en sus entornos laborales y sociales.
“Si somos capaces de enfrentar estas innovaciones, vamos a sacar profesionales idóneos y sin problemas para trabajar, aquí o en cualquier otra parte del mundo. La educación tiene que ir cambiando, así como el mundo y la tecnología están cambiando”, concluye la pedagoga.