La economía creativa combina talento, cultura y tecnología para el desarrollo sostenible 

La economía creativa combina talento, cultura y tecnología para el desarrollo sostenible 

Por Manuel Filomeno

La innovación y la creatividad están transformando las economías mundiales y Bolivia no es ajena a este proceso. Sin embargo, el país enfrenta el reto de diversificar su matriz productiva, históricamente dependiente del extractivismo. En este contexto, la economía creativa surge como una alternativa viable que combina talento, cultura y tecnología para generar desarrollo sostenible y oportunidades laborales.

En el marco del II Foro Internacional de Economía Creativa, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, los reconocidos periodistas John Arandia, Angélica Lazarte, Juan Cristóbal Soruco y Beatriz Cahuasa reflexionaron sobre las potencialidades de Bolivia en este ámbito, destacando tanto los desafíos como las oportunidades que la economía creativa presenta para el país.

Para Cahuasa, la construcción de las condiciones para esta economía sólo es posible mediante la vinculación entre el Estado y la sociedad. “Estado y sociedad, necesitamos construir un ecosistema de emprendedurismo y eso se refiere a educar, a generar economía financiera desde las unidades educativas, que realmente vean flujos, ingresos y egresos y, finalmente, puedan construir un emprendimiento con fines económicos”. 

Los cuatro periodistas coincidieron en que Cochabamba se perfila como un punto estratégico en la exportación de trabajo en software y arte. “No solo gestionamos software para Bolivia, sino que también lo gestionamos para el exterior del país”, dice Cahuasa.

Creatividad boliviana: de la necesidad a la oportunidad

Arandia considera que, en Bolivia, la creatividad es un recurso muy abundante, pero que, muchas veces está enfocado en la supervivencia, más que en el crecimiento sostenido.

“El boliviano no se muere de hambre porque encuentra soluciones creativas para subsistir. Pero esta creatividad podría explotarse para crecer de manera sostenida y para eso requiere de condiciones”, afirmó.  

Bolivia, según Arandia, cuenta con recursos inagotables como su cultura, sus talentos y la creatividad de su gente, que, junto a un acceso global a la tecnología, ofrecen una base sólida para desarrollar una economía creativa. Sin embargo, advirtió sobre la falta de políticas estatales e institucionalización que permitan concretar esta visión. “Nos falta voluntad política y conciencia de que esto es posible”, enfatiza.   

Lazarte, periodista y líder de opinión, destaca la relevancia de la educación para fomentar la economía creativa. Criticó el modelo educativo actual, calificándolo de “vertical”, y abogó por un sistema que permita a los estudiantes ser críticos, creativos y soñadores.  

En su intervención, Lazarte destacó ejemplos concretos de talento boliviano, como jóvenes de Cochabamba que desarrollan software y videojuegos para mercados internacionales desde sus hogares. 

Según la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (Agetic), el desarrollo de software representa ingresos de más de 30 millones de dólares anuales en Cochabamba, a pesar de la falta de apoyo estatal. “Este sector es un claro ejemplo de cómo podemos generar ingresos sin depender exclusivamente de recursos naturales”, señala Lazarte.

Para la periodista, la clave está en que el Estado no sólo fomente el emprendedurismo, sino que al menos deje de obstaculizar. “En Bolivia, ser formal y generar economía parece un pecado. El primer paso es no estorbar”, concluyó.  

Cochabamba, conocida como un centro emergente de tecnología en Bolivia, ejemplifica cómo el talento local está marcando una diferencia en la economía creativa. Jóvenes programadores están desarrollando software y videojuegos para mercados internacionales desde garajes o pequeñas oficinas en la ciudad.

No obstante, persisten desafíos estructurales. La falta de incentivos fiscales y las trabas burocráticas son barreras que enfrentan quienes quieren emprender. En palabras de Lazarte, “el Estado no necesita hacer todo, pero al menos debe dejar de estorbar. Ser formal y emprender en Bolivia no debería sentirse como un pecado”.

Hacia un ecosistema de economía creativa

Para el Premio Nacional de Periodismo, Juan Cristóbal Soruco, la transición hacia una economía creativa no implica abandonar la economía extractivista de inmediato, sino complementarla estratégicamente. “Bolivia puede aprovechar su riqueza en recursos naturales para financiar la creación de un ecosistema que impulse la creatividad y el emprendimiento”, explicó.

Soruco también destacó la importancia de un cambio cultural. “Tenemos una mentalidad que aún ve la generación de dinero como algo sospechoso. Es fundamental derribar estas barreras y fomentar una cultura empresarial que valore la innovación”, afirmó.

Por otro lado, el turismo, la gastronomía y las industrias culturales también ofrecen oportunidades dentro de este modelo. Lugares emblemáticos y aún poco explotados turísticamente podrían convertirse en destinos atractivos, si se mejora la infraestructura y se promociona la riqueza cultural del país.

Un llamado a la acción

A pesar de las barreras existentes, los panelistas coincidieron en que Bolivia tiene las condiciones necesarias para transformar su matriz productiva. La creatividad ya está presente, impulsada por jóvenes que buscan trascender con proyectos innovadores en tecnología, arte y cultura.

Sin embargo, el cambio no será automático. Es necesaria la colaboración entre el sector público, privado y educativo para construir un ecosistema de apoyo a los emprendedores. Este ecosistema debe incluir incentivos fiscales, acceso a financiamiento y una educación que fomente la creatividad y el pensamiento crítico desde temprana edad.

“Estamos frente a una oportunidad histórica”, dice Arandia. “Si damos los primeros pasos con voluntad y compromiso, podemos construir una economía que no solo nos permita sobrevivir, sino prosperar. Bolivia puede y debe abrazar la economía creativa como un motor de desarrollo para un futuro más prometedor”.

Con una juventud decidida a tomar las riendas del cambio y ejemplos claros de éxito local, Bolivia está en posición de dar un salto cualitativo hacia una economía más diversa, inclusiva y sostenible.

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