Impulsando ideas: cómo las universidades convierten creatividad en futuro

By Leny Chuquimia

En Bolivia, se estima que cerca del 21% de la población económicamente activa trabaja en el sector creativo. Con el tiempo, ese talento ya no solo surge en los talleres de trabajo; ahora se fomenta desde las aulas universitarias.

En un país donde la economía creativa crece, pero la informalidad sigue siendo un reto, la educación superior se posiciona como un actor clave. No solo genera conocimiento, sino que también conecta a futuros profesionales con empresarios, cámaras, gestores culturales y capital semilla.

“Las universidades o instituciones de educación superior se convierten en plataformas vinculadas a la economía creativa, porque pueden impulsar la innovación. Nos transformamos en centros de innovación, generadores de conocimiento y motores para los emprendimientos”, señala Eve Gómez, vicerrectora de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Desde El Alto, sede del III Foro Internacional de Economía Creativa, que se realizará este 11 y 12 de septiembre, impulsado por Unifranz, se refuerza una idea cada vez más evidente: el futuro económico de Bolivia puede escribirse con talento e innovación. Las universidades son el lugar donde esas semillas comienzan a germinar.

La academia como red y catalizador

La economía creativa no prospera en solitario. Requiere una red que involucre a gestores culturales, empresarios e instituciones públicas y privadas. En ese entramado, las universidades actúan como nodos articuladores.

El desafío es enorme. Según estudios recientes, el 68 % de los emprendimientos creativos en Bolivia son informales. Muchos carecen de acceso a crédito, registro legal o redes de apoyo. En este contexto, la universidad emerge como puente entre el talento individual y el ecosistema económico, ofreciendo incubación, asesoría legal, vínculos con empresarios y plataformas de visibilización.

Las universidades no solo producen diagnósticos y estudios sobre el sector, sino que también son espacios de encuentro donde se forjan vínculos entre estudiantes, cámaras empresariales y organismos internacionales. Pueden incubar talento y acompañar su desarrollo hasta convertirlo en empresas sostenibles.

El Foro Internacional de Economía Creativa, organizado por Unifranz en la ciudad de El Alto este 11 y 12 de septiembre, encarna precisamente esa visión, la de reunir a actores diversos bajo el techo de la educación superior para convertir la creatividad en política pública y motor de desarrollo.

El conocimiento como semilla de empresa

“Es aquí, en la universidad, donde los estudiantes, a través de distintos proyectos, generan innovación. Además, pueden recibir apoyo para incubación y, a través de organizaciones con las que los conectamos, acceder a capital semilla”, explica Gómez.

Su visión refleja una realidad creciente: las instituciones de educación superior ya no solo entregan diplomas. En la economía creativa, la universidad se convierte en un trampolín para la formalización, el networking y la sostenibilidad de emprendimientos.

En ciudades como El Alto, donde la juventud representa la mayoría de la población, este rol es estratégico. El objetivo es formar profesionales que no solo busquen empleo, sino que lo generen a partir de su creatividad.

Hacia el futuro

Cochabamba ya realizó su propio censo de economía naranja; Santa Cruz y La Paz suman experiencias de vinculación entre academia y cultura. Todas las experiencias llegan a la misma conclusión: sin el respaldo de la educación superior, la creatividad corre el riesgo de quedarse en lo anecdótico. Con ella, puede convertirse en industria, empleo y desarrollo sostenible.

La narrativa de la educación superior en Bolivia está cambiando. Ya no se trata solo de transmitir conocimientos, sino de activar ecosistemas creativos que conecten la identidad cultural con la innovación tecnológica.

En este horizonte, la universidad deja de ser un edificio aislado en la ciudad y se convierte en un engranaje central de la economía creativa: un espacio donde las ideas nacen, crecen, encuentran aliados y se transforman en proyectos que alimentan el futuro.

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