“Cada día pongo unas monedas en el chanchito y cada tres meses, o cuando el chanchito está lleno, llevo todo al banco y lo deposito en una cuenta. El año pasado sólo usando lo del chanchito viajé con mi esposo a Argentina”, cuenta Vicky, una empresaria gastronómica que además cuenta con una caja de ahorros en el sistema bancario.
En palabras del secretario ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), Nelson Villalobos, el ahorro se constituye en un respaldo para el futuro o para atender situaciones imprevistas que pudieran presentarse.
Asimismo, el experto agrega que contar con esta previsión genera tranquilidad, que podría traducirse en bienestar. A su vez, permite planificar y, sobre todo, garantizar mínimamente la atención de una manutención, salud y otros, para el periodo en el que dejemos de realizar nuestra actividad principal.
“La importancia del ahorro radica fundamentalmente en planificar el futuro, en tomar medidas prudenciales para poder hacer frente a proyectos especiales, para hacer proyectos de frente a circunstancias, contingencias que uno puede enfrentar en la vida. Siempre es bueno que la gente tenga recursos disponibles para atender estas contingencias”, explica.
En la misma línea, el director de la carrera de Ingeniería Financiera de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Kadir Lanza, explica que el ahorro es la principal herramienta de las personas, empresas y familias para alcanzar la libertad financiera y, a través de ésta, el bienestar general.
“El ahorro es la base para generar crecimiento e iniciativas de inversión, la seguridad financiera y la posibilidad de alcanzar metas a corto y largo plazo dependen en gran medida de nuestra propensión a ahorrar. La libertad financiera precisamente es posible si podemos acumular dinero o capital suficiente para lograr nuestros objetivos, reduciendo nuestra dependencia de préstamos. Asimismo, la frugalidad en el gasto es la premisa para tener un presupuesto equilibrado. En resumen, el ahorro es el motor de nuestro bienestar general”, puntualiza Lanza.
Cómo empezar a ahorrar
Ya sea en un chanchito o alcancía o directamente en una cuenta de ahorros, Villalobos indica que el primer paso para empezar a ahorrar es confeccionar un presupuesto.
“El presupuesto es una herramienta inherente a la planificación. Cuando uno conoce sus ingresos y puede identificar sus gastos adecuadamente, puede clasificar estos gastos en diferentes categorías y, en función a ello, identificar nuestra capacidad de ahorro y definir un porcentaje que estará destinado a ser guardado”, manifiesta.
A su vez, explica el secretario ejecutivo de Asoban, este ejercicio es útil para transparentar aquellos gastos no planificados que, por su monto reducido, no se consideran pero que en la suma reducen la capacidad de ahorro. Estos gastos son conocidos como “hormiga”. Al realizar el ejercicio es recomendable que se incluyan los gastos anuales, como el pago de impuestos, mensualizando el monto.
Por su parte, Lanza aclara que, para mejorar el ahorro individual o mejorar las finanzas personales, es importante planificar, establecer metas alcanzables, elaborar un presupuesto, invertir en distintos instrumentos y alternativas para diversificar fuentes de ingresos, gastar menos de lo que ingresa generando ahorro e ingresos extra.
“A ello le agregaría, un estilo de vida que sea frugal, que permita permanentemente recibir educación para potenciar nuestra productividad, llevar una vida saludable y hacer deporte para tener menos gastos en salud, pero sobre todo es relevante desarrollar hábitos de ahorro perdurables para alcanzar nuestras metas financieras”, acota.
Sobre cuánto ahorrar, existen distintas posiciones y, en realidad, dependerá de la capacidad del ahorrista y el fin del ahorro, sin embargo, se recomienda que el ahorro alcance alrededor del 20% de los ingresos percibidos.
“El porcentaje de ahorro en realidad es variable, depende mucho de cuál es la finalidad que queremos darle a ese ahorro: si son metas financieras, si es para inversión en ciertos activos, la compra de una vivienda o de un vehículo, por ejemplo. Ahora, la teoría plantea que al menos un 20% del ingreso que percibe una persona debería tener la posibilidad de ahorrarlo. Esto puede incluir ahorros para emergencias, jubilación, metas a corto y largo plazo, como comprar una casa o pagar la educación”, dice Villalobos.
Más allá del porcentaje, lo importante es tener un plan y ejecutarlo de manera disciplinada, y que este plan se adapte a nuestras necesidades, objetivos y proyecto de vida o empresarial.
Ventajas de ahorrar en el sistema financiero
Robos, siniestros, pérdidas, además de la falta de crecimiento, son algunas de las posibles situaciones que pueden ocurrir si guardamos nuestro dinero en casa.
“El problema es que el dinero no crece, no se mueve, es bueno guardar algo en la casa, pero no grandes sumas de dinero”, reflexiona la empresaria gastronómica.
Por su parte, Villalobos explica que la banca ofrece innumerables ventajas sobre ahorrar en el “Colchón Bank”.
“Cuando uno decide trabajar con una cuenta de ahorro en una entidad bancaria se ve un poco forzado a permanentemente manejar sus recursos a través de esta cuenta bancaria. Entonces, primero, te permite llevar un récord de tu actividad, ésa es una ventaja. Otra de las ventajas que plantea el ahorro en una entidad bancaria es, por ejemplo, la seguridad frente a que la gente ahorre en casa digamos en el ‘Colchón Bank’, como se llama comúnmente”, indica.
Por otra parte, la banca ofrece la posibilidad de acceder a otros servicios financieros, como, por ejemplo, disponer de una tarjeta de débito, la cual facilita el acceso a compras en ciertos negocios y a evitar la necesidad de portar dinero en efectivo. También permite acceder a otros servicios como transferencias electrónicas, pagos por Internet o el, ya bastante difundido, pago a través de QR.
En Bolivia, la banca ofrece, además, una variedad de productos de ahorro, que pueden incluir cuentas de ahorro y opciones a plazo fijo, entre las principales. Estos productos pueden ofrecer diferentes tasas de interés y plazos.
“Para el ahorro hay diferentes tipos de productos. Hay diferentes tipos de cajas de ahorro, que están sujetas a ciertas condiciones, ofrecen tasas de interés diferenciadas, por ejemplo, con menos retiros en el mes pueden acceder a tasas un poco mayores. También están los depósitos a plazo fijo (DPF), mediante los cuales se puede hacer un ahorro a 30 días o a 90 días o a 180 días hasta un año o más de un año. En función a este plazo es que estos ahorros pueden ser acreedores a mejores rendimientos, es decir una rentabilidad sobre esos depósitos con mejores tasas de interés”, explica Villalobos.