Geovana Irusta, la marchista que puso el nombre de Bolivia en lo más alto, comparte su historia de esfuerzo y dedicación. Participó en tantas competencias que perdió la cuenta, lo que sí tiene claro son los logros que la colocaron en la cima del deporte boliviano. Recorrió el mundo representando al país, sin embargo, lo que más valora no son los títulos, sino las lecciones de vida que aprendió a lo largo de su carrera.
La experiencia de Irusta va más allá de las medallas; ella representó a Bolivia en tres Juegos Olímpicos: Atlanta, Sydney y Atenas, siempre compitiendo con marcas mínimas que evidencian su dedicación y esfuerzo. “He flameado nuestra bandera en lo más alto”, dice con orgullo, resaltando la importancia de su contribución al deporte nacional.
También fue tricampeona en los Juegos Bolivarianos y campeona sudamericana ocho veces consecutivas, una hazaña que ningún otro boliviano consiguió. Su trayectoria incluye además medallas en competencias iberoamericanas y panamericanas.
Cada una de estas victorias llegó como resultado de su esfuerzo, “con marca propia”, como recalca. A pesar de los numerosos desafíos que enfrentó durante su carrera, como la falta de apoyo para los deportistas en el país, ella nunca se rindió.
Desde muy joven, aprendió que el esfuerzo la llevaría a mejorar en el deporte y a fortalecer su carácter y disciplina, algo que considera vital para los jóvenes de hoy. “El deporte enseña disciplina y esfuerzo”, señala.
¿Qué puede aconsejar una deportista de la talla de Geovana Irusta a las nuevas generaciones? Para ella, la clave del éxito reside en la constancia, la dedicación y el esfuerzo. “Hay subidas y bajadas en todo, pero si no eres consecuente, no puedes alcanzar tus objetivos. Y, lo más importante, hay que ponerle amor a lo que uno hace, porque con amor se puede llegar mucho más allá de lo que imaginamos”, explica.
El deporte, según la destacada atleta, es una herramienta vital para la juventud boliviana porque “ayuda a formar carácter”. En tiempos en que las redes sociales pueden distraer en exceso a la juventud, ella resalta la importancia de mantener un equilibrio y fomentar la actividad física como una forma de contrarrestar problemas de salud y desarrollar habilidades para la vida.
Irusta enfatizó en la importancia del deporte como una herramienta para el crecimiento personal y comunitario, una perspectiva que resuena con la próxima carrera pedestre 5K, organizada por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. Al igual que la trayectoria de la destacada atleta, que está marcada por la perseverancia y la dedicación, esta maratón busca promover la actividad física y fomentar la solidaridad en El Alto a través de donativos para poblaciones vulnerables.
La cita es el próximo sábado 26 de octubre. Eve Gómez, vicerrectora de Unifranz El Alto, resaltó que esta iniciativa busca fomentar el deporte entre la ciudadanía, el recorrido por las rutas turísticas de esta ciudad y, al mismo tiempo, la solidaridad a través de la entrega de alimentos como inscripción y a favor de población necesitada.
La ruta de la carrera comenzará en los predios de Unifranz, en El Alto, y llevará a los participantes a través de la emblemática avenida 6 de Marzo, pasando por la calle Julio Valdés, hasta llegar a la plaza de la Cruz. Este recorrido no solo permitirá a los corredores disfrutar de la belleza arquitectónica de los cholets y otros íconos de la ciudad, sino que también brindará la oportunidad de unir a la comunidad en torno a una causa noble.
“Incentivar la actividad física es esencial no solo para mantener un equilibrio en la vida, sino también para fomentar valores como la perseverancia, la disciplina, la responsabilidad y el logro», destaca Gómez.
Cuando se trata de carreras pedestres, Irusta es optimista. “La organización de maratones en el país es un gran paso para el deporte porque, además de promover un estilo de vida saludable, sirven como plataformas para descubrir nuevos talentos. De estas carreras pueden surgir jóvenes que, con la formación adecuada, se conviertan en grandes atletas”.