Por Lily Zurita
La llegada de la tecnología ha marcado a cada generación de manera única, desde los Baby Boomers hasta los Centennials. Sin embargo, la «generación iPad», también conocida como Alfa, compuesta por niños nacidos a partir de 2010, se enfrenta a un escenario educativo sin precedentes: el acceso ilimitado a pantallas y dispositivos electrónicos desde sus primeros años de vida.
Estos nativos digitales 2.0, hijos de millennials y algunos centennials, están creciendo en un mundo donde la tecnología no solo es una herramienta, sino una extensión de sí mismos, afectando a su educación y desarrollo, indica Tatiana Montoya, psicoterapeuta conductual y sistémica y docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“Muchas veces usan las tablets como sustituto para su educación; por eso, algunos de estos niños y adolescentes tienen problemas para regular sus emociones, dificultad para socializar con otros de su misma edad, comportarse adecuadamente o hablar con claridad, entre otras características”, señala la experta.
Tecnología, aliada de la educación
No obstante, la tecnología también es una aliada en la educación de esta generación si se usa de manera adecuada.
Montoya explica que existen aplicaciones que estimulan la creatividad y las habilidades cognitivas, como la lectura y las matemáticas, pero que no pueden reemplazar el aprendizaje integral que se desarrolla en la interacción presencial con profesores y compañeros.
“El iPad, tablet, computadora, pantalla y otras herramientas tecnológicas pueden ser dispositivos que se utilizan para enseñar e impartir conocimientos a los niños en casi cualquier entorno siempre y cuando tengan aplicaciones diseñadas específicamente para desarrollar habilidades de lectura, matemáticas, escritura y que incluyan habilidades blandas y sociales”, señala la académica.
Sin embargo, recomienda a padres y educadores no ignorar la importancia de la regulación del tiempo de uso de la tecnología en niños, adolescentes y jóvenes, ya que sólo así se pueden considerar una excelente herramienta de enseñanza para sus hijos.
Para Montoya, es necesario que los padres y educadores enseñen a los niños a tener hábitos de estudios, de lectura, descubrimiento del arte y la música, que experimenten la naturaleza, para analizar las situaciones de la vida desde diferentes ángulos y desde la experiencia propia.
“No es necesario satanizar los dispositivos. Brian Proffitt, un experto en tecnología, educador y padre, menciona que las tablets si son bien utilizadas, con guía y control de tiempo y de contenido, pueden incrementar las posibilidades para un aprendizaje integral”, reflexiona.
En la misma línea, Paulette Delgado, del Instituto para el Futuro de la Educación del TEC de Monterrey, el hábito de mirar de manera excesiva la pantalla se desarrolla a lo largo del tiempo, por lo que involucrar a las familias y a los docentes es crucial para ayudar a los infantes y adolescentes a alcanzar su potencial.
“(…) De la misma manera que las familias se preocupan por la alimentación de sus hijos, también deben ser conscientes del uso de las pantallas; tanto lo que están consumiendo como el tiempo que pasan utilizándolas. Es importante que los cuidadores, educadores y profesionales de la salud comprendan los riesgos y empiecen a promover actividades alternativas que ayuden a los infantes y adolescentes a alcanzar su potencial”, señala la experta en su artículo “La generación de infancias iPad: la pesadilla de los educadores”.
El peligro de la adicción digital
Una de las mayores preocupaciones es el riesgo de adicción a la tecnología. Investigaciones recientes han demostrado que el uso excesivo de dispositivos electrónicos puede afectar el cerebro de manera similar a sustancias adictivas como la cocaína.
La estimulación que generan los dispositivos eleva los niveles de dopamina, creando una sensación de bienestar cuando en realidad se está produciendo una adicción.
“En la actualidad, se sabe que los iPads, tablets, teléfonos inteligentes y Xbox son una forma de droga digital. El uso de la tecnología es tan excitante que eleva los niveles de dopamina que es el neurotransmisor más involucrado en la sensación del bienestar”, dice Montoya.
Generación iPad y una necesaria comparación con generaciones anteriores
También denominados generación Alfa, estos niños y adolescentes están expuestos a dispositivos electrónicos y medios digitales, lo que les brinda una comprensión intuitiva de la tecnología.
Montoya destaca que ellos “se preocupan por la ecología, la sustentabilidad y la elevación de la consciencia, mostrando sensibilidad a los desafíos medioambientales y sociales a los que se enfrenta el mundo; sin embargo, presentan dificultades en cuanto a la tolerancia a la frustración, habilidades de relacionamiento, dependencia hacia la tecnología y dispositivos, muy lábiles emocionalmente, aunque con mucha dificultad para la inteligencia emocional”.
Empero, para entender la singularidad de la Generación iPad, es vital observar a las generaciones que la preceden. Los Baby Boomers (1946-1964), por ejemplo, son considerados «inmigrantes digitales», adaptándose a la tecnología en su adultez. Su cultura de esfuerzo y sacrificio los hizo tolerantes a la frustración y altamente comprometidos en el trabajo en equipo, habilidades que desarrollaron jugando al aire libre.
La Generación X (1965-1980) se benefició del inicio de la tecnología, adaptándose al internet sin dejar de disfrutar de actividades al aire libre y relaciones sociales sólidas. Los millennials (1981-1996) ya nacieron con tecnología en expansión, convirtiéndola en parte de su vida diaria. Los centennials (1997-2010), inmersos en la era de internet, son autodidactas y multitareas, pero presentan dificultades para establecer vínculos duraderos y comprometerse.