Por Lily Zurita
Una fobia es un tipo de trastorno caracterizado por un miedo irracional y persistente hacia un objeto, situación o actividad específica. Las personas con fobias experimentan una intensa ansiedad al enfrentarse o incluso al pensar en la fuente de su miedo.
La fobia es más que un simple miedo. James Robles, director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que las fobias pueden desarrollarse debido a diversos factores, incluyendo experiencias traumáticas, genéticas, factores ambientales y la influencia de la crianza.
“No todas las fobias están vinculadas a eventos traumáticos, pero estos eventos pueden contribuir al desarrollo de ciertas fobias”, indica.
Adriana, abogada de 30 años, tiene ‘terror’ a las palomas. Recuerda que, cuando tenía entre 3 a 4 años, una paloma entró a su cuarto y la picoteó por la comida que tenía entre las manos. Esa situación derivó, además de la fobia a las palomas, en un fuerte trastorno de ansiedad, al extremo que hace un par de años recibe tratamiento psicológico.
Se estima que a nivel mundial el 9% de la población presenta algún tipo de fobia y alrededor del 13% de las personas presentarán un tipo de fobia en algún momento de sus vidas. “Es el trastorno mental más común, por encima de la depresión”, afirma Benilde Orozco, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco (México).
Robles explica que las características más comunes de las fobias incluyen ansiedad extrema, evitación de la fuente del miedo, malestar significativo y una respuesta de lucha o huida frente a la exposición al estímulo fóbico.
La ansiedad severa que provoca una fobia se manifiesta mediante síntomas: físicos (sudoración, respiración anormal, aceleración del latido del corazón, temblores, dolor en el pecho, sequedad de boca o mareos), psicológicos (pensamientos distorsionados respecto a la situación o estímulo) o conductuales (evitación de la situación o estímulo temido).
Tratamiento psicológico
La terapia de conducta es uno de los tratamientos más efectivos para las fobias, aunque en algunas ocasiones lo más aconsejable es combinarlo con tratamiento psicofarmacológico para disminuir los síntomas físicos y ayudar a la persona a afrontar la situación.
El tratamiento psicoterapéutico consiste en: exposición progresiva a los estímulos fóbicos, entrenamiento en técnicas de manejo de ansiedad y reestructuración cognitiva orientada a combatir las ideas que presentan estas personas.
Fobias más comunes
Robles, quien además es director del Instituto de Neurociencias de Unifranz, informa que las personas pueden desarrollar una infinidad de fobias, pero que las más comunes son:
Aracnofobia (miedo a las arañas): puede provocar ataques de pánico, sudoración y evitación de áreas donde puedan encontrarse arañas. El tratamiento más aconsejable es encarar una terapia de exposición gradual y cognitivo-conductual.
Agorafobia (miedo a los lugares abiertos o situaciones de escape difícil): puede limitar severamente la capacidad de la persona para salir de su hogar. El tratamiento más aconsejable es la terapia cognitivo-conductual y medicamentos ansiolíticos.
Claustrofobia (miedo a espacios cerrados): puede causar ataques de ansiedad en lugares confinados. La terapia de exposición, relajación y técnicas de respiración, son tratamientos que los profesionales recomiendan.
Miedo social (fobia social): se trata de una ansiedad extrema en situaciones sociales, evitación de interacciones sociales. Se aconseja una terapia cognitivo-conductual y la de grupo.
Acrofobia (miedo a las alturas): puede causar vértigo, sudoración y evitación de lugares elevados.
Asimismo, el académico menciona que hay algunas fobias raras que, incluso, se vuelven anecdóticas, tales como:
Hexakosioihexekontahexafobia o miedo al número 666
Nomofobia o miedo a estar sin teléfono móvil.
Fobofobia o miedo al miedo.
Acompañamiento familiar
Las familias tienen un rol importante para que las personas que sufren este tipo de miedos los superen o, al menos, los hagan llevaderos.
El entorno familiar puede ayudar informándose de forma detallada sobre la fobia específica que enfrenta su ser querido.
“Esto ayudará a comprender mejor la condición y a eliminar posibles estigmas o malentendidos”, indica el académico.
El entorno familiar puede apoyar a las personas que los sufren desarrollando comunicación abierta e involucramiento en el tratamiento, evitar la sobreprotección, fomentar la paciencia y un “fuerte apoyo emocional”, reconociendo los desafíos que enfrentan y celebrando los logros.
“La empatía y la comprensión son fundamentales en este proceso”, puntualiza el académico.