En un aula universitaria nació una inquietud que pronto se transformó en acción: ¿cómo generar conciencia sobre el tráfico y la comercialización de animales silvestres, uno de los problemas más graves para la biodiversidad en Bolivia?
La respuesta llegó a través de un proyecto de investigación liderado por tres estudiantes de Ingeniería Comercial de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, que no solo obtuvo un reconocimiento en la categoría de póster científico durante las Jornadas de Investigación Unifranz 2025, sino que también abrió un espacio de reflexión en comunidades donde la venta de fauna silvestre aún se percibe como una práctica normal.
Alison Ángela Ticona Catari, Daniela Nicol Laura Quispe y Saúl Arnaldo Flores Figueredo, estudiantes de sexto semestre, desarrollaron esta iniciativa bajo la tutoría de Andrea Cisneros Fajardo, con el objetivo de concientizar a niños y jóvenes sobre el daño que provoca el tráfico de animales silvestres.
“Los niños pudieron identificar qué animales se venden en los mercados negros o en diferentes ferias. Incluso, al representar a quienes los comercializan, dibujaban a sus papás, tíos o primos”, explica Andrea Cisneros, directora de la carrera de Ingeniería Comercial y responsable del proyecto.
Educación para la conciencia ambiental
El proyecto se implementó en El Alto, en dos unidades educativas: Villa Ingenio, donde participaron 30 niños de primaria, y Antonio Paredes Candia, con 20 jóvenes de secundaria. Allí, estudiantes y docentes aplicaron encuestas a través de una metodología innovadora basada en dibujos realizados por los propios niños.
Lo que comenzó como una actividad escolar terminó revelando algo más profundo: los menores comprendieron que el tráfico de animales silvestres no es un juego ni una tradición, sino un acto que daña directamente los ecosistemas.
“Nos dimos cuenta de que los niños entendieron que no está bien, que debemos cuidar a estos animales porque son parte vital de nuestro ecosistema y de la conservación de nuestros bosques”, afirma Cisneros.
La experiencia permitió transmitir un mensaje de respeto y protección hacia la fauna silvestre desde edades tempranas. Además, el grupo complementó su investigación con una visita a Senda Verde, en los Yungas, un centro de rescate para animales víctimas del tráfico ilegal, lo que enriqueció aún más su análisis y propuesta.
La conciencia empieza en casa
La estrategia de involucrar a los más pequeños en el cuidado del medio ambiente demostró ser altamente efectiva. Los dibujos no solo sirvieron como diagnóstico, sino que también se convirtieron en un puente de comunicación entre generaciones.
“Son ellos quienes, al hablar con sus padres, han generado una conexión más directa sobre la importancia de cuidar y no comercializar animales silvestres”, reflexiona la tutora.
De este modo, la voz de los niños se transformó en una herramienta poderosa de concientización dentro de sus hogares y comunidades. En muchos casos, fueron los propios hijos quienes empezaron a cuestionar la práctica de vender animales silvestres, despertando conversaciones que antes no existían.
Más allá del aula: impacto en políticas locales
El proyecto universitario trascendió el ámbito académico. Su alcance ha comenzado a influir en las agendas locales. “Ahora estamos en una segunda fase del proyecto, en la que las alcaldías están explorando nuevas líneas de comercialización o distribución de productos para evitar seguir afectando nuestro ecosistema”, detalla Cisneros.
Las graves quemas registradas en la Amazonía el año pasado despertaron la inquietud del grupo, que, al investigar, descubrió la magnitud del tráfico de fauna silvestre y sus consecuencias en el equilibrio ambiental.
Por ello, la propuesta busca que los gobiernos locales impulsen alternativas económicas sostenibles que reemplacen la venta de animales silvestres, promoviendo actividades compatibles con la conservación de los bosques.
“Muchas personas han dejado de ver a los animales como seres vivos esenciales para el ecosistema y los perciben solo como mercancías o símbolos de estatus. Esto ha reducido especies como jaguares, loros y tigres. Desde nuestra formación, creemos que el conocimiento debe ir más allá de lo empresarial, aportando también a resolver problemas sociales y medioambientales”, señalan los estudiantes en su informe.
Educación y acción contra el tráfico de fauna silvestre
El tráfico de animales silvestres continúa siendo una amenaza latente en Bolivia. Se estima que especies como loros, monos y tortugas se venden ilegalmente en distintos mercados del país, alimentando un circuito clandestino que afecta no solo a la fauna, sino también al equilibrio ambiental.
Frente a ello, el rol de las universidades resulta clave. La investigación desarrollada en Unifranz demuestra que el trabajo académico puede convertirse en acción social, conectando a estudiantes, docentes, comunidades y autoridades en un mismo propósito: proteger la vida silvestre.
Cisneros concluye con una visión esperanzadora:“Este proyecto nos muestra que la educación puede ser el motor para cambiar mentalidades y generar alternativas más sostenibles. Nuestros niños y jóvenes están entendiendo que la naturaleza no es un recurso ilimitado, sino un tesoro que debemos cuidar”.
El proyecto impulsado por estudiantes de Ingeniería Comercial de Unifranz no solo visibilizó el problema del tráfico de fauna, sino que sembró semillas de conciencia en una nueva generación. Lo que comenzó con dibujos en un aula se ha convertido en un movimiento de cambio cultural que puede marcar la diferencia en la protección de especies amenazadas.