Estudiantes de Unifranz crean bálsamo de cúrcuma para aliviar síntomas del resfrío

By Manuel Joao Filomeno Nuñez

En las aulas y laboratorios de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz se gestan proyectos que combinan tradición y ciencia con vocación social. Un ejemplo de ello es el trabajo de cuatro estudiantes de Bioquímica y Farmacia que desarrollaron un bálsamo terapéutico a base de cúrcuma, diseñado para atenuar síntomas del resfriado común. La propuesta fue presentada durante las Jornadas de Investigación 2025 de la institución académica, consolidándose como un producto innovador que refleja el aprendizaje aplicado y la creatividad de los futuros profesionales de la salud.

La iniciativa, titulada “Elaboración de un bálsamo a base de cúrcuma (Curcuma longa) para el alivio de los síntomas del resfrío común”, fue liderada por Adriana Luna Hilarion, Abraham Antony Miranda Cuentas, Oriana Andrea Tito Bautista y Brandon Andrés Vega Cárdenas, bajo la guía de Leslie Vidaurre, docente de la carrera de Bioquímica y Farmacia. 

Más que la obtención de un producto alternativo, el proyecto buscó demostrar cómo el aprendizaje basado en retos permite a los estudiantes enfrentar problemas reales desde etapas tempranas de su formación.

“Los jóvenes estudian desde la estructura de la célula hasta el principio activo de la planta. En este caso, la cúrcuma mostró ser antioxidante, antiinflamatoria y antibacteriana, propiedades que la hacen útil para mitigar síntomas del resfrío”, explica Vidaurre.

Un bálsamo innovador: “Curma Care”

El resultado del trabajo fue un bálsamo bautizado como “Curma Care”, formulado a partir de ingredientes naturales: vaselina, cera de abeja, aceite de coco, manteca de karité, extracto de cúrcuma, mentol y vitamina E. La combinación garantiza propiedades terapéuticas, textura homogénea y un aroma mentolado con un sutil toque de cúrcuma. 

De acuerdo con los estudiantes, las pruebas físico-químicas arrojaron resultados alentadores: el bálsamo tiene un pH de 5, compatible con la piel, estabilidad microbiológica y uniformidad en su composición.

“Lo más desafiante fue lograr que los principios activos de la cúrcuma se mantuvieran estables al incorporarlos en una base grasa para formar el bálsamo. Al inicio tuvimos dificultades con la textura y la homogeneidad, porque la cúrcuma tiende a separarse. Lo superamos aplicando técnicas de emulsificación y ajustando la proporción de excipientes naturales”, relata Adriana Luna Hilarion, quien valoró el proceso como una experiencia de aprendizaje técnico y creativo.

Potencial terapéutico frente al resfrío

El resfriado común, una infección viral que afecta las vías respiratorias superiores, no tiene hasta la fecha una cura definitiva. Por ello, la ciencia busca opciones que alivien síntomas como la congestión, la tos o el dolor de garganta. Los curcuminoides presentes en la cúrcuma fortalecen el sistema inmune y, en aplicaciones tópicas, ayudan a reducir la inflamación. El bálsamo, aplicado en pecho y espalda, se presenta como un complemento natural a los tratamientos convencionales.

“Creemos que nuestro proyecto aporta una opción accesible, segura y natural, que complementa los tratamientos convencionales. Además, promueve el rescate de plantas medicinales que ya forman parte de la tradición, pero con respaldo científico y en una forma farmacéutica moderna”, añade Abraham Antony Miranda Cuentas.

Investigación con sello estudiantil

El estudio se apoyó en un enfoque mixto descriptivo y un tipo experimental no invasivo, lo que permitió evaluar tanto las propiedades físico-químicas como la aceptación sensorial del producto. El resultado fue un bálsamo de color anaranjado, textura suave y concentración de cúrcuma del 9,98 %, comparable a otros extractos botánicos de uso terapéutico, como el árnica.

La experiencia también transformó la mirada de los estudiantes sobre la investigación. “Al inicio veía la investigación como algo teórico, que quedaba en los libros o en el laboratorio. Pero cuando nos plantearon el reto de desarrollar un bálsamo terapéutico a base de cúrcuma, mi visión cambió por completo”, confiesa Oriana Andrea Tito Bautista. 

Según explica, el equipo aprendió a conectar lo teórico con lo práctico: estudiar la fisiología de la planta, analizar sus componentes activos y trasladar ese conocimiento a una formulación real. “Fue descubrir cómo un conocimiento tradicional puede convertirse en una propuesta moderna y útil para la salud”.

Una mirada hacia el futuro

Vidaurre, por su parte, subraya que este tipo de experiencias forman parte de un modelo educativo disruptivo que coloca al estudiante en el centro. “En Unifranz, nuestros jóvenes no solo adquieren teoría; aprenden a transformar el conocimiento en soluciones concretas para la sociedad”, destaca.

Ese espíritu innovador se refleja también en la visión de los propios estudiantes sobre el futuro de “Curma Care”. 

“Nos gustaría validar su eficacia con estudios más amplios en voluntarios, para tener resultados clínicos que respalden lo que observamos en el laboratorio. También pensamos en mejorar la absorción de la curcumina mediante nanotecnología y ampliar las presentaciones del producto, como parches o sprays”, proyecta Brandon Andrés Vega Cárdenas.

Ciencia, tradición e innovación

El proyecto del bálsamo de cúrcuma no solo se inscribe en la búsqueda de soluciones para aliviar síntomas cotidianos, sino que también es un ejemplo de cómo la investigación universitaria puede tender puentes entre la sabiduría ancestral y la evidencia científica. En palabras de Vidaurre, el desafío está en “convertir el conocimiento en impacto social”, un principio que guió a los estudiantes en este proceso.

Con “Curma Care”, estos jóvenes investigadores demostraron que la innovación también puede nacer de ingredientes sencillos y de la convicción de que la ciencia está al servicio de la comunidad.

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