Estudiantes de Ingeniería de Sistemas desarrollan una incubadora veterinaria para canes

By Antonio Ortega

Cuatro estudiantes de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz La Paz, han ideado y construido una incubadora veterinaria para canes, un espacio innovador diseñado para controlar diversos parámetros vitales de las mascotas, como la temperatura, la humedad, el oxígeno y, lo más importante, el monitoreo integral de su salud. Este cubículo tiene dos funciones fundamentales: por un lado, se destina al cuidado de los cachorros que nacen con problemas de salud, y por otro, puede ser utilizado por perros que han sido sometidos a intervenciones quirúrgicas y necesitan un seguimiento constante de su estado clínico.
Los creadores de este innovador dispositivo son Gabriela Durán Villafán, Amil Flores Ambolumbet, Cristel Herrera Antezana y Yeyzon Rojas Anti, todos ellos estudiantes de séptimo semestre de Ingeniería de Sistemas. La creación de este cubículo no fue simplemente un proyecto académico, sino el resultado de una combinación de pasión por la tecnología y un profundo amor por los animales. Al relacionar sus estudios con el bienestar de los perros, los estudiantes han logrado dar un paso más allá de lo convencional, utilizando sus conocimientos para contribuir al cuidado de las mascotas.
Según explicó Amil Flores, el cubículo está equipado con una serie de sensores colocados en las patas y las orejas del perro, áreas idóneas para la toma de presión. Además, las mascotas llevan un collar con sensores que miden la temperatura y los niveles de oxígeno. La importancia de este monitoreo es crucial, ya que permite detectar cambios en el estado de salud del animal de forma rápida y precisa. “Es esencial controlar la temperatura de las mascotas, ya que en casos de hipotermia, uno de los focos conectados al sistema disminuye su intensidad, lo que provoca que el cubículo aumente su temperatura. De igual manera, si el animal presenta fiebre, el foco incrementa su intensidad y se activa un ventilador interno para reducir la temperatura”, señaló Amil.
El cubículo también monitoriza la frecuencia cardíaca del perro, utilizando sensores que detectan cualquier alteración significativa. En caso de que se detecte una anomalía, los focos del cubículo alertan a los veterinarios mediante cambios en su intensidad, lo que les permite actuar de inmediato si es necesario.
La clave del funcionamiento de este sistema es el microcontrolador ESP32, que actúa como el “cerebro” del cubículo. Este microcontrolador recibe los datos proporcionados por los sensores, que son enviados a un lector RFID (identificación por radiofrecuencia), el cual procesa la información en tiempo real. Gracias a esta tecnología, los veterinarios pueden recibir alertas instantáneas y tomar decisiones rápidas en función de los parámetros vitales del animal.
Este proyecto no solo representa un avance en la medicina veterinaria, sino también un claro ejemplo de la capacidad de los estudiantes de Ingeniería de Sistemas para innovar y aplicar sus conocimientos en diversos campos. El docente encargado de guiar a los estudiantes durante este proceso fue Rómulo Roberto Verástegui Mamani, ingeniero especializado en desarrollo electrónico, quien dio su apoyo incondicional a la iniciativa. Según Verástegui, “esta propuesta es sumamente innovadora y será de gran utilidad para las clínicas veterinarias, ya que no solo mejora el monitoreo de los animales, sino que también demuestra la versatilidad y creatividad de los estudiantes al integrar la tecnología en escenarios fuera del ámbito académico tradicional”.
El proceso de investigación y desarrollo del cubículo contó con la colaboración especial de un miembro no humano, un golden retriever llamado Dogui, que se convirtió en el “conejillo de indias” de este proyecto. Dogui pasó por el cubículo, donde se le colocaron los sensores para validar la eficacia del sistema. Su participación fue fundamental para ajustar y probar los dispositivos en condiciones reales, lo que permitió a los estudiantes optimizar el cubículo para su uso en otras mascotas.
La directora de la carrera de Ingeniería de Sistemas, Noemí Moller, también valoró positivamente esta iniciativa, destacando la relevancia de la innovación en los proyectos estudiantiles. “Este proyecto no solo resalta la capacidad técnica de nuestros estudiantes, sino que también demuestra su compromiso con la sociedad y el bienestar de los animales. Es un ejemplo claro de cómo la ingeniería puede transformar ideas en soluciones prácticas para el cuidado de las mascotas y, por ende, para el beneficio de las personas”, señaló.

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