Por Manuel Filomeno
La revolución tecnológica de las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI ha traído consigo una avalancha de cambios, cosas que antes parecían parte de la ciencia ficción ahora se encuentran a nuestro alcance, transformando nuestras vidas.
En los últimos años esta revolución se ha acelerado con la llegada de la inteligencia artificial (IA) y sus múltiples aplicaciones, las cuales han transformado todos los ámbitos del conocimiento y nos obligan a replantearnos el futuro del trabajo y de la educación.
Ricardo Román, director del colegio Alberto Blest Gana de Santiago de Chile, calificado como uno de los 100 mejores colegios del mundo, señala que los educadores no pueden ignorar estas transformaciones, pero, principalmente, no pueden ignorar los cambios que se están produciendo en los estudiantes.
“Nos estamos dando cuenta de que el mundo está cambiando por el lado de la tecnología, pero el cambio más importante se está dando por el lado de los estudiantes, que ahora son muy distintos y exigen otro tipo de educación y debemos centrarnos en la experiencia para poder brindarles mejores oportunidades”, explica el experto.
Román presentó esta idea en la conferencia “Competencias para la vida: vinculación colegio, universidad y mercado laboral”, durante el “V Foro Internacional de Innovación Educativa: El Futuro de la Educación, reflexiones desde Bolivia para Latinoamérica” (FIIE 2024), un espacio de intercambio de ideas y colaboración para delinear una educación superior relevante, inclusiva y preparada para el mundo del mañana, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
El director del colegio Alberto Blest Gana expresa que es necesario repensar la manera en la que se educa desde el colegio. Por ejemplo, en su institución se ha integrado a la educación la enseñanza de programación, inteligencia artificial y robótica, entre otras disciplinas tecnológicas, a lo que se suma una educación humanística y social, con un especial foco en lo emocional, a través del yoga o la meditación trascendental.
“Este aprendizaje es transversal, la tecnología atraviesa todo, las habilidades sociales y emocionales que aplicamos con la meditación y el yoga son transversales, esto es así porque lo que se les está brindando a los chicos les va a servir fuera del colegio, fuera de la universidad, incluso fuera del trabajo, les va a servir para toda la vida”, indica y agrega que en su institución existe una hora de meditación, en la cual todo el campus se queda en silencio por 60 minutos.
“No todos meditan, algunos se sientan con sus audífonos o leen, pero existe el respeto por los que quieren silencio y eso (el respeto por los demás) es una competencia que van a desarrollar el resto de sus vidas”, explica.
El experto agrega que, actualmente, aún se aplica un enfoque educativo del siglo pasado, en el cual el colegio, la universidad y el trabajo son peldaños en una escalera hacia el éxito; sin embargo, con el paso del tiempo y los cambios tecnológicos y sociales, este camino se ha complicado.
“Antes se pensaba que la educación consistía en destacarse en las asignaturas, salir con buenas notas, pasar a la universidad y repetir lo mismo hasta tener una licenciatura, trabajar y hacer lo mismo hasta ascender, pero ahora las cosas son distintas, ya no basta con concentrarse en lo académico, nunca bastó, es necesario aprender a trabajar en equipo, a soportar la frustración, a ser una buena persona y ser flexible para encontrar soluciones para avanzar”, agrega.
De la misma manera, Román considera que, debido a la Inteligencia Artificial y al impacto que tiene sobre el trabajo, es necesario repensar en la formación de los profesionales, pero que no hay que tenerle miedo a la transición.
“No hay que temer que la IA va a hacer desaparecer los trabajos, es cierto que las máquinas pueden hacer los trabajos monótonos de manera más eficiente, pero no hay que pensar en la IA como competencia, sino más bien como un compañero. Lo realmente difícil va a ser la transición, porque si bien algunos trabajos van a desaparecer, muchos otros van a aparecer y las universidades deben estar preparadas para esto, al igual que los colegios”, reflexiona.
Ante esta situación, el experto plantea que los escolares deben tener contacto con las universidades desde grados iniciales, ya que de esta manera pueden interesarse en los estudios superiores y explotar su curiosidad con expertos especializados.