Las declaraciones de los jefes de Estado respecto a la situación interna de otros países son un terreno delicado en el ámbito del derecho internacional. Estas opiniones, aunque pueden parecer inofensivas o meramente expresiones de preocupación, al provenir de la principal autoridad de un país, tienen el potencial de generar repercusiones significativas en la diplomacia y las relaciones bilaterales. Este campo, que forma parte del estudio del derecho, es crucial para entender cómo se manejan las interacciones entre estados y se mantiene el equilibrio diplomático.
La diplomacia internacional se fundamenta en la no intervención en los asuntos internos de otros estados, principio consagrado en la Carta de las Naciones Unidas. Sin embargo, en la práctica, los líderes mundiales a menudo se pronuncian sobre eventos y crisis en otros países, ya sea por motivos humanitarios, de seguridad, o por presión interna y externa. Estas declaraciones pueden influir en la percepción global de un conflicto y en la toma de decisiones de organismos internacionales.
“Las declaraciones de los jefes de Estado son muy importantes porque representan la posición del gobierno en ciertos temas relacionados con la política exterior que pueden repercutir en las relaciones internacionales de tal manera que generen responsabilidad internacional de los Estados”, afirma Joaquín Vásquez, Máster en Derecho Marítimo Internacional, director de la carrera de Derecho en Unifranz El Alto.
Recientemente, una polémica trascendió las fronteras de Argentina y Bolivia, a raíz de lo ocurrido en la ciudad de La Paz, cuando tropas militares con tanques asediaron por varias horas el palacio presidencial en La Paz, antes de replegarse, hecho que el presidente boliviano Luís Arce denunció un “intento de Golpe de Estado”, aunque el proceso investigativo continúa en marcha ante las autoridades pertinentes.
Días después, a través de las redes sociales de la oficina presidencial de Argentina, se difundió un comunicado que descartaba la hipótesis del presidente Arce. «La Oficina del presidente repudia la falsa denuncia de golpe de Estado realizada por el gobierno de Bolivia el día miércoles 26 de junio y confirmada como fraudulenta en el día de la fecha». Un día después, Javier Milei reforzó el comunicado en su cuenta de X, lo cual desató aún más la polémica, que incluso trascendió a otros países a raíz de un intercambio de “tweets” con posiciones adversas con otro presidente, Ignacio Lula, primer mandatario de Brasil.
El caso generó diversas repercusiones, siendo la primera medida adoptada por el gobierno boliviano el llamado del embajador a consulta, uno de los pasos de la diplomacia para manifestar descontento y evaluar las relaciones bilaterales. En estos casos, la diplomacia actúa para atenuar tensiones, buscar aclaraciones y negociar soluciones que eviten un escalamiento del conflicto.
Vásquez, apasionado por el estudio del derecho internacional público asegura que “los Estados tienen plena potestad para decidir con quién desean llevar a cabo sus relaciones internacionales por lo que generalmente el llamado a consulta a los embajadores suele ser la primera medida para que expliquen las declaraciones y, si no son satisfactorias, incluso pueden cerrar relaciones con dicho país”.
Este tipo de situaciones es esencial para comprender las dinámicas globales, las cuales están directamente relacionadas con el derecho internacional, una disciplina clave en la formación de los profesionales en Derecho. La importancia de este campo abre un abanico de espacios de trabajo para los profesionales especializados, tanto en organismos internacionales, embajadas, consulados, y organizaciones no gubernamentales, donde pueden aportar desde su formación para resolver conflictos y promover la cooperación entre naciones.
Declaraciones de jefes de estado y repercusiones en el mundo
Las opiniones personales de los presidentes, aunque expresadas en su capacidad individual, a menudo se perciben como posiciones oficiales del Estado que representan. Esto puede complicar las relaciones diplomáticas, ya que las naciones aludidas pueden considerar estas declaraciones como una injerencia en sus asuntos internos o una afrenta a su soberanía.
“Estas declaraciones afectan mucho a la percepción de la comunidad internacional sobre la situación de los otros Estados. Hoy en día, la percepción y las comunicaciones oficiales de un país, reflejan la naturaleza de las relaciones internacionales de los diferentes territorios y su deseo, que de alguna manera pueden poner en tela de juicio la legitimidad del ejercicio del poder en un determinado Estado”, dice el especialista.
Esto significa que puede existir un declive en la relación de ambos Estados y, a pesar de que pueda pensarse que esto es mera política, los impactos del enfriamiento de las relaciones internacionales entre estados pueden significar un duro golpe económico y social para aquellos que no llevan la ventaja en su balanza comercial.
Existen muchos otros casos que demuestran cómo las declaraciones de un jefe de Estado pueden tener repercusiones es el caso de las relaciones, como lo ocurrido entre Estados Unidos y China. Durante su mandato, el presidente estadounidense Donald Trump emitió numerosas declaraciones críticas sobre la política económica y los derechos humanos en China, especialmente en relación con la situación en Hong Kong y Xinjiang. Estas declaraciones no solo exacerbaron las tensiones diplomáticas entre ambos países, sino que también llevaron a la imposición de sanciones mutuas, afectando significativamente las relaciones comerciales y políticas.
Otro caso notable es el de las tensiones entre Turquía y Francia. En 2020, el presidente francés Emmanuel Macron hizo declaraciones sobre el Islam radical y defendió la publicación de caricaturas de Mahoma, lo que provocó una fuerte reacción del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan. Este intercambio verbal escaló en una crisis diplomática, con llamados a boicots de productos y una deterioración de las relaciones bilaterales.
“Un jefe de Estado debe comprender que cada una de sus palabras tiene un peso y una consecuencia y usarlas conociendo ese efecto. Cada una de sus declaraciones tiene un efecto político, social y económico en ambos países. A pesar de que se espera que los líderes mundiales defiendan a su pueblo con altura y ecuanimidad, en muchas ocasiones se hace necesario hablar y ser escuchados ya que los valores internacionales que debe proteger a la comunidad son absolutos e irrenunciables, como ser el respeto a la vida y dignidad humana” afirma sobre este aspecto Vásquez.
¿Pueden los organismos internacionales interceder?
“La Organização das Nações Unidas (ONU) puede ser entendida como el reflejo del presente orden mundial. Todo el andamiaje de Naciones Unidas sirve para poder mejorar las relaciones entre Estados. Sin embargo, no podemos olvidar que entre pares no hay imperio, por lo tanto, el conflicto y la dirección que cada Estado va a tomar para el manejo de sus relaciones exteriores es propio. Por tal motivo, a pesar de que existan todos los mecanismos necesarios para incluso sancionar a Estados que no se comportan de acuerdo a las normas internacionales, finalmente, en la actualidad la soberanía de los Estados prima sobre todo orden”, asegura Vásquez.
Por otro lado, un enfoque diplomático cuidadoso y constructivo puede contribuir a la resolución pacífica de conflictos y al fortalecimiento de las relaciones internacionales.
El académico agrega que el asunto radica mucho en las políticas conjuntas que ejercen los gobiernos de turno de los diferentes Estados. A presente, los procesos de integración de los cuales formamos parte, se ven afectados por los intereses de cada gobierno, por lo que la alineación política o las declaraciones adversas pueden dañar al proceso de integración en gran medida, como vimos con la situación del Brexit en la Unión Europea.
“En este sentido, es muy importante destacar que, en el caso de las relaciones con Brasil, Argentina ha continuado abasteciendo de gas natural a Brasil, aun cuando existe una clara diferencia ideológica entre las cabezas de Estado”.
Profesionales, los llamados a diseñar soluciones
Un experto en diplomacia y derecho internacional actúa como mediador en disputas entre países causadas por declaraciones de un Jefe de Estado. Analiza el contexto y las implicaciones legales de los dichos, evalúa las posibles violaciones de normas internacionales, y asesora a los gobiernos sobre las mejores estrategias para abordar el conflicto. Su objetivo es desescalar la situación y promover el diálogo entre las partes involucradas.
Este experto trabaja en la elaboración de respuestas diplomáticas y comunicados oficiales que buscan minimizar el impacto negativo de la disputa. Puede participar en negociaciones bilaterales o multilaterales para encontrar soluciones pacíficas y sostenibles, asegurando que se respeten los derechos y las obligaciones de cada país conforme al derecho internacional. Su intervención es fundamental para mantener la estabilidad y la cooperación internacional.
«Dentro de la formación de profesionales en nuestra carrera, una de las áreas de formación es, precisamente, el Derecho Internacional. En ésta, desarrollamos competencias clave como la asesoría a organismos internacionales y la diplomacia, mediante una currícula que incluye simulaciones de negociaciones, estudios de casos reales y la colaboración con expertos en la materia. Estas experiencias fortalecen las habilidades necesarias para enfrentar y resolver conflictos en el ámbito global», asegura Vásquez.
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Foto de portada: El Clarín