El estrés constante puede derivar en ansiedad y depresión, ¿cómo podemos contrarrestarlo?

By Paula Beatriz Cahuasa

El imparable ritmo de la vida actual ha hecho que el estrés se convierta en pan de cada día. Cada vez, con mayor regularidad, estamos expuestos a situaciones difíciles, exigencias laborales y problemas familiares. En este contexto, la salud mental ha adquirido una relevancia central en el bienestar individual y colectivo. 

“Los problemas de salud mental pueden afectar significativamente la calidad de vida de las personas, interfiriendo en sus relaciones, trabajo y bienestar emocional. Estos pueden manifestarse a través de síntomas emocionales, cognitivos y conductuales que pueden ser discapacitantes si no se tratan adecuadamente”, señala el director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, James Robles.

De acuerdo con Robles, la salud mental es esencial para el bienestar general y el funcionamiento efectivo en la vida cotidiana, ya que “un buen estado de salud mental mejora la capacidad de afrontar el estrés, tomar decisiones, establecer relaciones saludables y lograr metas”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es un estado de bienestar en el cual una persona es capaz de desarrollar su potencial, afrontar las tensiones de la vida, trabajar de manera productiva y contribuir a su comunidad. Sin embargo, los desafíos del día a día, como el estrés constante, pueden desencadenar afecciones como la ansiedad y la depresión.

Las enfermedades mentales se han convertido en una epidemia silenciosa que no distingue edad, género ni clase social. De acuerdo con la OMS, al menos 450 millones de personas en el mundo enfrentan un problema de salud mental, y una de cada cuatro lo hará en algún momento de su vida. Este panorama es alarmante, considerando que el impacto de estos trastornos abarca desde el deterioro en la calidad de vida hasta el aumento de los riesgos de conductas autolesivas y suicidio. Aproximadamente cada 40 segundos, una persona se suicida en el mundo.

El estrés prolongado puede desencadenar trastornos de ansiedad y depresión, afectando significativamente la calidad de vida de las personas, este impacto no se limita al ámbito emocional; también puede afectar el desempeño laboral y académico, así como las relaciones interpersonales. Además, existe una conexión directa entre la salud mental y la física: la falta de tratamiento adecuado incrementa el riesgo de enfermedades como diabetes, trastornos cardiovasculares y afecciones autoinmunes.

Estrategias para contrarrestar el estrés y la ansiedad

Enfrentar el estrés constante es posible a través de prácticas y hábitos que fomenten el bienestar integral. A continuación, algunas recomendaciones clave:

  1. Respiración profunda: técnicas como inhalar lentamente por la nariz durante 4 segundos, mantener el aire por 7 segundos y exhalar por la boca durante 8 segundos ayudan a calmar la mente y el cuerpo.
  2. Ejercicio regular: actividades físicas como caminar, correr o practicar yoga estimulan la liberación de endorfinas, mejorando el estado de ánimo y reduciendo el estrés.
  3. Meditación y mindfulness: son herramientas efectivas para concentrarse en el presente, disminuyendo la ansiedad y promoviendo la claridad mental.
  4. Un buen descanso: establecer una rutina de sueño y mantener un ambiente adecuado para el descanso son fundamentales para la salud mental.
  5. Alimentación balanceada: una dieta equilibrada, con bajo consumo de cafeína y azúcar, puede influir positivamente en el bienestar emocional.
  6.  Técnicas de relajación: actividades como escuchar música, practicar aromaterapia o realizar ejercicios de relajación son ideales para reducir la tensión.
  7. Hablar con alguien: expresar los sentimientos y preocupaciones a un amigo, familiar o profesional puede ofrecer alivio emocional y nuevas perspectivas.

“El cuidado de la salud mental requiere un enfoque holístico que incluya el acceso a servicios de calidad, la promoción de entornos saludables y la educación sobre la importancia del bienestar emocional. Cada individuo tiene un rol en la creación de comunidades resilientes y solidarias”, expresa Robles.

El experto agrega que el estrés, si bien es una parte inherente de la vida, no debe convertirse en un obstáculo para el bienestar. Con acciones conscientes y el apoyo adecuado, es posible transformar los desafíos en oportunidades de crecimiento personal y colectivo.

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