En un mundo cada vez más digitalizado, la educación experimenta una transformación significativa desde la perspectiva del docente. Éste ve evolucionar su rol tradicional hacia nuevas formas de enseñar y guiar a los estudiantes.
Este cambio se refleja en la manera en que se utiliza la tecnología y se fomenta el pensamiento crítico en el proceso educativo, asegura Daniela García, CEO de Elemental Bolivia, que en estos últimos cuatro años ha capacitado a cerca de 12.000 maestros y 54.000 estudiantes bajo la metodología STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas, por sus siglas en inglés).
“La forma en la que enseñábamos antes no es la misma en la que enseñamos ahora. Estamos expuestos a mucha más tecnología, muchas más herramientas. Por ejemplo, cuando consultamos información para hacer un proyecto o una tarea antes íbamos a una enciclopedia hoy en día vamos a Google a Internet”, puntualiza la experta.
Docente como facilitador, no como sabelotodo
En el pasado, el profesor se percibía como el poseedor de todo el conocimiento; es decir, una fuente definitiva e inagotable de información.
Xavier Aragay, presidente en Reimagine Education y asesor externo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que, en la actualidad, la idea principal es poner al estudiante en el centro del proceso educativo para que, como mínimo, descubra quién es, para qué sirve, cómo se relaciona con los demás o cuál es su proyecto.
“La idea de un señor que lo sabe todo y enseña a un alumno que no sabe nada nació en la época del enciclopedismo y se centra en el currículum, en los contenidos (…). Esto ha entrado en crisis, estamos en una sociedad que cambia muy rápidamente y en la que lo más importante en el proceso educativo es que seamos capaces de hacer que la persona saque aquello que lleva dentro, se estructure (…)”, puntualiza.
En tanto, para Daniela García, el profesor ya no es más el que tiene toda la información o palabra final, sino un facilitador que orienta a los estudiantes dónde pueden encontrar información, cuáles son las fuentes más confiables de información y cómo analizar y tener pensamiento crítico.
La tecnología, con acceso a Internet y herramientas digitales, ha permitido esta transformación en el enfoque educativo.
Flexibilidad y apertura mental del docente
Aunque estamos en la etapa inicial de este cambio educativo, la necesidad de flexibilidad por parte de los docentes se vuelve crucial.
La aceptación de diferentes enfoques para resolver problemas, como en el caso de las matemáticas, se convierte en un desafío y una oportunidad para adaptarse a las nuevas formas de aprender. La apertura a sugerencias e ideas de los estudiantes se vuelve esencial para fomentar la creatividad y la diversidad de pensamiento.
“Hay que hacer un cambio en la forma de pensar, ser un poco más flexibles, más abiertos, los profesores deben entender que el resultado final es lo que cuenta (…)”, dice García, al respecto.
Habilidades blandas: más allá de lo técnico
El énfasis en las habilidades blandas se vuelve fundamental en el nuevo panorama educativo.
A medida que la inteligencia artificial (IA) se encarga de tareas técnicas, los educadores reconocen la importancia de desarrollar habilidades como el pensamiento crítico, la toma de decisiones contextualizadas y otras habilidades sociales que las máquinas no pueden replicar.
“Hoy en día, no solamente pesan los conocimientos técnicos, sino también las habilidades blandas. Es decir, si eres capaz de tener pensamiento crítico para analizar la información que recibes (…); las tareas técnicas, la inteligencia artificial, las máquinas, los algoritmos lo van a hacer mucho más rápido que nosotros, pero hay otras en donde no van a poder hacerlo, por ejemplo, tomar decisiones”, explica García.
Aunque, actualmente, el uso de la inteligencia artificial (IA) en la educación puede generar desconfianza, se vislumbra un futuro en el cual estas herramientas serán vistas como aliados necesarios para facilitar el aprendizaje.
La evolución en la mentalidad hacia la tecnología educativa requiere un esfuerzo conjunto de instituciones educativas, gobiernos y el sector privado.
Inversión y capacitación: claves del cambio educativo
La transformación educativa debe ser respaldada por inversiones y programas de capacitación.
García indica que es necesario un apoyo integral, desde el Ministerio de Educación, las instituciones educativas e, incluso, el sector privado, para que los educadores se adapten y adopten nuevas metodologías.
La educación –según García– es tarea de todos y para todos, poniendo en marcha diferentes programas que ayuden en la actualización y capacitación de los educadores a fin de superar las reticencias iniciales.
“Es donde más inversión deberíamos tener para cambiar el chip a los profesores y, a medida que vengan nuevos retos para la humanidad, así como ha venido la pandemia, probablemente se presenten más retos para la humanidad y es ahí donde vamos a tener que hacer nuevos cambios”.
Cambio generacional: perfil del nuevo docente
Con el tiempo, el perfil del docente está experimentando cambios a medida que nuevas generaciones ingresan al campo educativo.
Los maestros más jóvenes muestran una mayor flexibilidad y adaptabilidad a las nuevas tecnologías, lo que indica un cambio progresivo en la forma de enseñar y aprender.
“El perfil está cambiando a medida que van pasando los años y algunos profesores se jubilan, dejan de trabajar y entran nuevas generaciones, que ya vienen con otro chip, con otra mentalidad, vamos a ver este cambio progresivamente”, puntualiza la experta.
El acceso a la educación digital no debe ser exclusivo. La voluntad y la dedicación son las claves para aprovechar las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología educativa. Las capacitaciones y recursos están disponibles, y superar el miedo a lo desconocido es el primer paso hacia una educación más innovadora y accesible para todos.
El cambio en la educación desde la perspectiva del docente refleja una transición hacia un enfoque más interactivo, inclusivo y adaptado a las demandas de la era digital. Este proceso, respaldado por la inversión y la capacitación, está allanando el camino para una educación del siglo XXI más eficiente y equitativa.