Por Lily Zurita
Un aula es un microcosmos de historias vividas por niños y adolescentes que llegan cargados con mochilas que contienen mucho más que libros y cuadernos. Llevan consigo experiencias de amor, éxito, superación personal, pero también de bullying, violencia y otros problemas que claman por atención y apoyo emocional, y en algunos casos, por intervención profesional.
Es el caso de los niños de Sexto C de la Unidad Educativa Piloto Adhemar Gehain en La Paz, quienes evidenciaron que muchos de ellos son víctimas de acoso y maltrato o sufren los efectos dolorosos de la separación de sus padres, por lo que decidieron buscar ayuda profesional.
Matías Dahesan Loza es un niño vivaz que, a sus 11 años, preside el Sexto C de esta unidad educativa. El menor asegura que ganó las elecciones de su curso, precisamente, porque comprometió esta ayuda psicológica tan necesitada por sus compañeros.
“Uno de los días que pasábamos Valores, Espiritualidad y Religión, la profesora dijo que hablemos con ella sobre nuestros problemas. Una de mis compañeras salió al frente y, con lágrimas en los ojos, contó que sus papás se estaban separando; después como una reacción en cadena otros de mis compañeros empezaron a hablar sobre sus problemas y, así, todo el curso se puso a llorar. Por eso, nosotros, como frente, hemos dicho que tenemos que apoyar a nuestros compañeros trayendo psicólogos a nuestra escuela”, rememora el niño.
La separación y divorcio de los padres conlleva importantes cambios en la vida de los hijos, lo que hace que crezcan con temores, repercutiendo en su desarrollo social. Es una experiencia emocionalmente muy difícil y compleja, ya que su rutina cambia y las figuras de apego con las que convive ya no estarán en el mismo hogar.
Los hijos de padres separados deben enfrentar diferentes desafíos y es recomendable que sean asistidos por profesionales del área de la psicología, sugiere Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Sin embargo, éste no es el único problema que los niños enfrentan. Ellos también se ven agobiados por otros que, muchas veces, pasan inadvertidos a la vista de los padres. Nos referimos al acoso dentro del colegio o casos de violencia psicológica o física en el mismo hogar, que podrían estar afectando el equilibrio emocional del niño o adolescente.
Luego de ganar las elecciones, Matías y toda su directiva, con el apoyo de la Dirección del colegio y la junta escolar del curso, contactaron a la Psico Brigada, una comunidad de estudiantes de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, que surgió fruto de un adiestramiento en dinámicas grupales y manejo de grupos.
La Psico Brigada nació en 2017 y permanentemente va renovando voluntarios. Actualmente, está conformada por 20 estudiantes de todos los niveles de la carrera que responden a las demandas de la sociedad.
“Si algún colegio o alguna institución viene a la universidad y pide algún servicio como talleres o tal vez una pequeña intervención de tipo organizacional o educativo, la Psico Brigada responde a esa demanda brindando lo que ellos necesitan”, indica Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología en esta universidad.
Bullying y violencia, los temas más recurrentes
Generalmente, las instituciones y colegios piden talleres sobre violencia en general, tipos de violencia, bullying, abuso y acoso, entre otros, además de orientación respecto a las medidas que deben asumir en cada caso.
“Respecto al colegio Piloto, cada caso que atendimos era diferente uno de otro y unos más profundos que otros y que necesitaban algún tipo de intervención adicional. Por ejemplo, a mí me tocó hablar con una persona que me decía que su papá la insultaba, la trataba mal y que ella se sentía muy desanimada”, explica Ismael Ansaldo, estudiante de octavo semestre de Psicología y miembro de la Psico Brigada, para quien el trabajo que realiza es, principalmente, de apoyo a la sociedad.
Según el futuro psicólogo, por una parte, este grupo de universitarios ayuda a la comunidad y, por la otra, aprende haciendo que es clave para su formación profesional.
“Estar en el campo y ver cómo es el trabajo de la psicología en distintos aspectos de la comunidad, cómo son los colegios o los talleres que nos han solicitado es gratificante”, señala.
Para el universitario, una dificultad que detectaron a lo largo de este tiempo de voluntariado es encontrar la mejor manera de que las personas que necesitan de orientación y ayuda psicológica para que entren en confianza y se abran o que las charlas que se les está dando les quede y aprendan sobre los temas que les preocupa.
“Ver esta realidad me ha hecho reflexionar, también, en la importancia que tiene el psicólogo como tal en la comunidad y el alcance que podemos tener. Sobrellevar la carga emocional cuesta bastante porque te llega a afectar ver tantos casos de violencia, pero lo único que puedo hacer es, afrontarlo para ayudar a las personas que lo necesitan”, agrega.
Luego de los resultados obtenidos, Matías asegura que no se equivocó cuando propuso a sus compañeros buscar ayuda de expertos para abordar este tipo de problemáticas que, a futuro, podrían dejar efectos irreversibles en los niños.
Cuenta que los estudiantes de Psicología que fueron a su colegio les hablaron sobre diversos temas, además de cómo encarar la prevención de los conflictos intrafamiliares y que compañeros de otros paralelos también se beneficiaron con las charlas, aunque en algunos casos “los más graves” fueron atendidos de forma más “privada”.