Por Jorge López
Los jóvenes han revolucionado la manera en que abordan sus estudios, adaptando sus hábitos y prioridades. Gracias a innovaciones tecnológicas, no sólo transformaron sus métodos de aprendizaje, sino también las dinámicas educativas, desde las aulas tradicionales hasta los entornos virtuales. Las herramientas tecnológicas se convirtieron en aliados esenciales para el éxito académico, impulsando un cambio profundo en la educación.
“La tecnología ha transformado radicalmente la forma en que enseñamos y nos relacionamos con nuestros estudiantes, creando un ambiente donde la curiosidad y el aprendizaje activo son protagonistas”, señala Gustavo Vargas Rivas, jefe de Enseñanza y Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, a propósito del Día del Estudiante que se celebra este sábado 21.
Para las nuevas generaciones, el acceso a dispositivos móviles, computadoras portátiles y tabletas es parte de su cotidianidad, esto les permitió pasar de los métodos tradicionales, como el uso de cuadernos y libros, a plataformas digitales que ofrecen mayor flexibilidad y dinamismo.
«Para complementar la enseñanza tradicional, las herramientas tecnológicas más eficaces son aquellas que fomentan el ‘aprender haciendo’, una metodología contemporánea y alternativa que centra el aprendizaje en cada estudiante, como los simuladores que permiten practicar en entornos controlados o plataformas digitales, como Moodle, que facilitan el acceso a recursos y actividades interactivas, mientras que los recursos multimedia ayudan a visualizar conceptos teóricos de forma atractiva «, explica Vargas.
Servicios como Google Classroom, Microsoft Teams y Zoom han sido claves, especialmente tras la pandemia del Covid-19 hace cinco años, que aceleró la transición hacia un modelo de enseñanza en línea. En la actualidad, las plataformas de gestión del aprendizaje permiten a los estudiantes acceder a recursos educativos en cualquier momento y desde cualquier lugar.
«Puedo repasar los temas que no entendí en clase gracias a los videos grabados y a los recursos que suben los profesores», comenta Gabriela, estudiante universitaria de 20 años. Esta flexibilidad es una de las principales razones por la que los jóvenes abrazan las herramientas tecnológicas, ya que les permite organizar sus estudios de manera más eficiente.
Aprendizaje personalizado con inteligencia artificial
El uso de inteligencia artificial (IA) en aplicaciones como Duolingo, Khan Academy o los chatbots para tutorías, ha cambiado radicalmente el panorama del aprendizaje. Estas herramientas ofrecen un enfoque personalizado que se adapta a las necesidades específicas de cada estudiante.
«La inteligencia artificial puede ser una herramienta positiva si se utiliza para fortalecer los principios de integridad académica, siempre y cuando su implementación fomente un enfoque formativo y ético», añade Vargas.
Esta herramienta tecnológica permite analizar el progreso de los estudiantes y sugerir materiales adicionales o métodos alternativos de aprendizaje en función de su rendimiento. Este nivel de personalización no solo incrementa la eficiencia, sino que también reduce la frustración que los estudiantes suelen sentir cuando no logran dominar un tema.
“La IA me ayuda a comprender mejor los temas porque se adapta a mis necesidades. Por ejemplo, si no entiendo algo, ChatGPT me ofrece explicaciones más detalladas o más sencillas según mi nivel”, comenta Manuel (nombre convencional), estudiante universitario.
Desafíos y riesgos
Sin embargo, no todo es positivo, el exceso de dependencia en la tecnología también puede generar desafíos. Expertos advierten sobre los riesgos de la sobreexposición a pantallas y el consumo pasivo de contenido, lo que podría afectar la concentración y el pensamiento crítico.
“Son muy rápidos y prácticos, pero a veces me doy cuenta de que dependo demasiado de ellos. Es fácil preguntar en lugar de intentar resolver un problema por mí mismo, y eso puede hacer que no aprenda tan profundamente como debería”, explica la estudiante universitaria.
Además, el acceso desigual a la tecnología sigue siendo un problema en países como Bolivia, donde no todos los jóvenes pueden acceder a dispositivos adecuados o a una conexión a internet estable. Esto crea una brecha digital que, a largo plazo, podría aumentar las disparidades educativas.
La adaptación de los jóvenes a la tecnología es un fenómeno que parece imparable. Cada año, las herramientas tecnológicas se integran más profundamente en el proceso educativo, ofreciendo nuevas oportunidades y desafíos. Si bien la tecnología democratizó el acceso al conocimiento y facilita el aprendizaje, también planteó la necesidad de un uso más crítico y responsable.