¿Cuáles son los síntomas iniciales del parkinson, una enfermedad neurodegenerativa?

¿Cuáles son los síntomas iniciales del parkinson, una enfermedad neurodegenerativa?

Temblores y contracciones musculares involuntarios, problemas de sueño, cambios en la escritura y pérdida selectiva del olfato, son algunos de los síntomas tempranos del parkinson, una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta a dos de cada 100 personas mayores de 60 años y que no tiene cura, pero puede tratarse.

En 1997, la OMS declaró el día mundial del parkinson en conmemoración a su descubridor, el neurólogo británico James Parkinson y como una manera de crear conciencia acerca de la enfermedad.

Esta enfermedad afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva, además está considerada como la segunda enfermedad más prevalente en personas mayores de 60 años, después del alzhéimer y pertenece a los llamados trastornos del movimiento.

“No sé desde cuándo empezó, pero un día nos percatamos de que mi padre movía sus manos sin darse cuenta. Lo hizo por mucho tiempo, de manera esporádica, hasta que un día se hizo permanente, también le empezó a costar concentrarse en algunas cosas y sus movimientos se hicieron lentos. Todo esto pasó antes de que lo pudieran diagnosticar”, relata Carmen Espinoza, abogada e hija de un paciente con la enfermedad.

Según estimaciones oficiales, cerca de 30.000 personas viven con este mal en Bolivia, pero podrían existir muchas más, ya que normalmente sólo se puede diagnosticar cuando la enfermedad presenta un avance del 80%.

“El parkinson es una enfermedad neurológica degenerativa y crónica provocada por la disminución de un neurotransmisor encargado de controlar los movimientos del cuerpo, la dopamina; éste transmite las señales entre las neuronas y controla las respuestas mentales y emocionales, al igual que las reacciones motoras. Las neuronas que producen este neurotransmisor se encuentran en la sustancia negra del cerebro y su falla ocasiona la reducción de dopamina”, explica el médico y docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Felipe Molina.

El experto indica que, en las etapas iniciales de la enfermedad de parkinson, el rostro puede tener una expresión leve o nula. Es posible que no balancee los brazos cuando camina, mientras que el habla puede volverse suave o incomprensible. Con el paso del tiempo, los síntomas de la enfermedad se agravan a medida que la afección evoluciona.

Temblores y contracciones musculares involuntarios, problemas de sueño, cambios en la escritura y pérdida selectiva del olfato, son algunos de los síntomas tempranos del parkinson.

Síntomas tempranos

Los síntomas se manifiestan en un lado del cuerpo y continúan empeorando en ese mismo lado, incluso cuando comienzan a afectar las extremidades de ambos lados.

Los principales síntomas de la enfermedad, al menos en sus etapas iniciales, son los siguientes:

Temblor: los temblores o contracciones en las extremidades son síntomas tempranos y comunes del parkinson. Es importante recordar que el temblor ocasional puede ser normal después de hacer ejercicio intenso o debido a medicamentos específicos.

Estas sacudidas generalmente comienzan en una extremidad, como la mano o los dedos. Es posible que se frote el pulgar y el índice de un lado a otro, lo que se conoce como “temblor de rodamiento de la píldora”. Puede que tiemble la mano mientras está en reposo y que el temblor disminuya cuando se hace alguna tarea.

Letra más pequeña: la disminución repentina en el tamaño o la forma de la escritura puede ser un síntoma temprano del parkinson. Aunque algunos cambios en la escritura son normales con la edad, un cambio radical y repentino debe ser evaluado por un médico.

Pérdida del olfato: si se presentan dificultades para oler alimentos como plátanos, pepinillos en vinagre o canela, podría ser un signo temprano de este mal. A veces, el sentido del olfato cambia debido a un resfriado o congestión nasal, pero los olores generalmente regresan una vez que la persona se recupera.

Problemas con el sueño: movimientos bruscos en la cama, golpes o puñetazos mientras se duerme profundamente o caerse de la cama, pueden ser indicativos de la enfermedad de parkinson.

De acuerdo con Junior Quiroga, miembro de la Asociación de Parkinson Martín Lagrava, en estadios posteriores de la enfermedad, otros síntomas empiezan a manifestarse, como la lentitud o la rigidez e, incluso, problemas cognitivos o del habla.

Tratamientos

A pesar de que la enfermedad no tiene cura, puede ser tratada con medicamentos, los cuales pueden ayudar a controlar los síntomas. Además, según Molina, existen otro tipo de tratamientos específicos que atacan algunos de los síntomas más frecuentes.

Los medicamentos pueden ayudar a controlar los problemas para caminar, relacionados con el movimiento y los temblores. Estos medicamentos aumentan o reemplazan la dopamina.

Después de comenzar el tratamiento para la enfermedad, los síntomas pueden mejorar considerablemente. No obstante, con el tiempo, los beneficios de los medicamentos con frecuencia disminuyen o se vuelven menos constantes.

Los medicamentos más frecuentes son la Carbidopa-levodopa, los agonistas de la dopamina y los inhibidores de la enzima monoaminooxidasa tipo B, entre otros.

Por otra parte, en recientes años se han incluido procedimientos quirúrgicos en el tratamiento de esta enfermedad. Estos procedimientos consisten en la estimulación cerebral profunda, que ocurre cuando los cirujanos implantan electrodos en una parte específica del cerebro. Los electrodos están conectados a un generador implantado en el pecho del paciente, cerca de la clavícula, que envía impulsos eléctricos al cerebro y puede reducir los síntomas de la enfermedad.

La cirugía implica riesgos, incluidas infecciones, accidentes cerebrovasculares o hemorragia cerebral. 

La estimulación cerebral profunda se ofrece más a menudo a aquellos pacientes con enfermedad de parkinson avanzada que tienen respuestas inestables al medicamento (levodopa).

Otro tratamiento novedoso es la ecografía focalizada, guiada por resonancia magnética que ha ayudado a algunas personas con enfermedad a controlar los temblores. Una sonda ecográfica se guía con la resonancia magnética hacia la zona del cerebro en la que comienzan los temblores. Las ondas de la ecografía están a una temperatura muy elevada y queman las zonas que contribuyen a los temblores.

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