Creatividad con propósito: estudiantes de Unifranz impulsan la visibilidad del colectivo Kuska, guardianas del mosaiquismo en Cochabamba

El mosaico más antiguo del mundo —la imagen de Alejandro Magno en la batalla de Issos— sigue deslumbrando dos milenios después. Cada fragmento encaja en otro para contar una historia de ingenio, belleza y permanencia. En Cochabamba, esa tradición artística vuelve a tomar vida de la mano del colectivo Kuska, un grupo de mujeres que rescata el arte del mosaiquismo con materiales reciclados.
Pero detrás de la reciente exposición “Kuskas: el arte de crear vida”, hay algo más que arte: hay educación viva.
Dieciocho estudiantes de la carrera de Publicidad y Marketing de Unifranz Cochabamba asumieron el reto de dar a conocer y posicionar el trabajo del colectivo, aplicando el modelo educativo Aprender Haciendo para vincular la creatividad con la acción social.
Comunicar para transformar
Durante varias semanas, los estudiantes trabajaron junto a las artistas en el taller del proyecto mARTadero, donde el colectivo Kuska tiene su residencia. Aprendieron su técnica, documentaron sus procesos y desarrollaron una campaña integral de comunicación que incluyó piezas audiovisuales, estrategias de difusión, contenidos curatoriales y material para redes sociales.
“El objetivo fue conectar el aprendizaje con la experiencia. Que los estudiantes comprendan el valor del arte, la importancia del mensaje y el poder de comunicar con propósito”, explicó Cindy Soliz, docente de la asignatura Creatividad de Contenidos.
“El trabajo con Kuska es parte de un proyecto más amplio. Los chicos hicieron preproducción, producción y postproducción; crearon contenido que continuará nutriendo las plataformas del colectivo. Están aplicando lo aprendido para visibilizar un arte con valor social y cultural.”
Una alianza que une generaciones
Para María René Camacho, representante del colectivo Kuska, la colaboración con los jóvenes de Unifranz fue una experiencia inspiradora.
“Ellos vinieron a nuestro taller, observaron cómo trabajamos y produjeron documentales y fotografías preciosas. Fue un intercambio de saberes: nosotras les enseñamos nuestra técnica y ellos nos mostraron cómo difundirla. Gracias a ellos, más personas conocerán nuestro arte.”
El colectivo Kuska nació hace 13 años en el proyecto mARTadero como un espacio de formación para mujeres de Villa Coronilla. Hoy, su taller está abierto a todas las mujeres que buscan aprender el mosaiquismo, una técnica ancestral que da una segunda vida a materiales y emociones.
El aula se traslada al territorio
Para los estudiantes, el proyecto fue mucho más que una práctica universitaria: fue una experiencia de inmersión real en el mundo de la cultura y el emprendimiento creativo.
“Nos dieron libertad total para crear. Fuimos al taller, entrevistamos a las artistas, grabamos videos, tomamos fotos y diseñamos estrategias para mostrar su trabajo. Aprendimos haciendo, aplicando lo que vemos en clase a una causa que vale la pena”, contó Samira Pastrana, estudiante de sexto semestre.
Cada grupo asumió una tarea: desde la gestión de prensa hasta la producción audiovisual y la cobertura digital del evento. En conjunto, generaron una narrativa visual que hoy da identidad al colectivo Kuska y amplía su alcance en redes sociales.
Aprender haciendo, comunicar con sentido
El proyecto demuestra cómo el modelo educativo de Unifranz trasciende las aulas para formar profesionales que entienden la comunicación como herramienta de cambio.
“Nuestros estudiantes aprenden a mirar la realidad, a identificar problemas y a usar su talento para generar soluciones”, señaló Soliz. “Aquí la creatividad no se enseña solo con teoría, sino con propósito y acción.”
A través de esta experiencia, los futuros publicistas y mercadólogos fortalecieron competencias en storytelling, marketing cultural, fotografía, producción audiovisual y gestión de proyectos, mientras aportaban a la sostenibilidad de un arte milenario y al empoderamiento de las mujeres que lo practican.
Fragmentos que cuentan una historia común
En cada pieza del colectivo Kuska, los fragmentos rotos se vuelven armonía. En cada acción de los estudiantes de Unifranz, el aprendizaje se convierte en compromiso.
Ambos procesos, el artístico y el educativo, comparten una misma idea: transformar la realidad uniendo piezas, saberes y voluntades.