Compliance: cultura de cumplimiento que transforma organizaciones desde la ética y transparencia

Cuando la ética se enfrenta a intereses particulares y la confianza en las instituciones se erosiona, el compliance surge como una respuesta firme y necesaria. Más que una obligación legal, esta cultura de cumplimiento promueve un compromiso profundo con la transparencia, la equidad y la integridad, dentro y fuera de las organizaciones.
Esta cultura, aún en desarrollo en países como Bolivia, se está posicionando como un pilar indispensable en las relaciones laborales, comerciales y gubernamentales, generando impactos positivos tanto dentro como fuera de las organizaciones.
“Compliance es más que seguir leyes; es actuar con ética, ser íntegros y fomentar una cultura donde cada colaborador entienda que su conducta influye en la reputación y eficiencia de la organización”, explica Airthon Ramírez Loayza, coordinador general para Latinoamérica del Instituto Latinoamericano de Compliance (ILC).
En línea con esta transformación, la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, a través de su carrera de Derecho, se ha convertido en un actor clave en la promoción del compliance en Bolivia. Por este motivo, coorganiza el segundo Congreso Latinoamericano de Compliance en el que participan CEOs, juristas, académicos y expertos internacionales. El evento inició este martes 20 de forma virtual en Perú y presencialmente se realizará en el auditorio de Unifranz: en La Paz el jueves 22 y en Santa Cruz el viernes 23.
La segunda versión del congreso busca generar conciencia y formación en torno al cumplimiento normativo como herramienta de desarrollo ético y sostenible para las organizaciones. La edición de Bolivia ofrecerá una experiencia única, donde los participantes podrán acceder a las últimas tendencias y desafíos del campo, interactuar con líderes en investigación y aplicación, y conocer de primera mano las mejores prácticas del sector.
“Este congreso permite a estudiantes, profesionales y empresarios comprender la importancia del cumplimiento como factor de orden, confianza y competitividad”, destaca Salamanca.
¿Qué es compliance y por qué nos afecta a todos?
En palabras simples, el compliance es un sistema que permite a las organizaciones operar dentro del marco legal, pero su alcance va más allá. Según Ramírez Loayza, implica una estructura organizacional con procedimientos claros que identifican y mitigan riesgos, fomentan buenas prácticas y fortalecen una cultura de cumplimiento.
Esto incluye herramientas como códigos de conducta, canales de denuncias, auditorías internas, y, sobre todo, capacitación constante. Así se logra prevenir actos de corrupción, fraudes o negligencias, al tiempo que se fortalece la confianza entre trabajadores, empresas, consumidores y el Estado.
“El compliance tiene una estructura que permite detectar riesgos y atenuarlos, lo que disminuye significativamente la probabilidad de que se materialice un acto corrupto”, añade Ramírez.
Ética empresarial que impacta en la calidad de vida
El compliance no es exclusivo del ámbito legal. Por el contrario, se aplica transversalmente en todas las disciplinas: ingeniería, administración, contabilidad, comercio exterior, derecho y gestión pública. Se trata de una nueva forma de entender las relaciones económicas y laborales a nivel global.
Alberto Salamanca, director de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que el compliance, acuerdo normativo entre personas e instituciones basado en la palabra y el compromiso, “no solo se materializa en contratos, también se refleja en la ética personal y profesional para cumplir lo pactado, en el tiempo y bajo las condiciones establecidas”.
Cuando no se cumplen estos acuerdos, los efectos trascienden la organización. La falta de cumplimiento puede traducirse en productos defectuosos, servicios ineficientes o demoras que impactan directamente al consumidor.
“El compliance permite presentar trabajos, servicios y bienes de calidad, llegar a tiempo al público y mantener una buena relación con socios y consumidores”, asegura Salamanca.
Fortalecer el cumplimiento normativo en Latinoamérica
Latinoamérica, lamentablemente, es una de las regiones con mayores índices de corrupción y baja transparencia según organismos internacionales. En este contexto, la difusión del compliance adquiere una relevancia estratégica.
“Fomentar el compliance en organizaciones públicas y privadas ayudará no solo a reducir los actos de corrupción, sino también a consolidar una cultura de integridad que perdure en el tiempo”, enfatiza Ramírez.
Algunos países de la región como Chile y Perú ya avanzaron bastante en este camino con marcos legislativos que reconocen la responsabilidad penal o administrativa de las personas jurídicas, un paso crucial para exigir cuentas a las instituciones, no solo a individuos.
“Bolivia aún está en una etapa incipiente, pero la geopolítica nos muestra que este modelo se consolidará en los próximos años. Es un proceso inevitable y necesario”, sostiene Ramírez.
Base de un nuevo modelo de relaciones humanas y profesionales
El compliance propone una visión integral de la responsabilidad profesional que incluye a todos los actores, desde directivos hasta operarios, desde proveedores hasta clientes. No se trata solo de cumplir reglas, sino de construir entornos donde la equidad, la legalidad y la ética sean parte del día a día.
“La finalidad no es solo evitar sanciones, sino formar buenos profesionales que entiendan el valor de actuar correctamente, incluso cuando nadie los está observando”, afirma Airthon Ramírez con convicción.
En definitiva, el compliance representa una nueva forma de construir sociedad, donde las organizaciones no se muevan solo por ganancias, sino por principios. Una cultura de cumplimiento ética, transparente y equitativa puede transformar no sólo empresas, sino también economías y, sobre todo, la vida de las personas.