¿Cómo lograr espacios urbanos sostenibles? Ocho dimensiones están redefiniendo las ciudades del futuro

By Manuel Joao Filomeno Nuñez

Hacer sostenibles los espacios urbanos implica repensar la forma en que las ciudades consumen recursos, gestionan sus sistemas y se preparan para un futuro marcado por desafíos ambientales, sociales y tecnológicos. La sostenibilidad urbana, entendida desde un modelo integral de ocho dimensiones, propone que las urbes deben evolucionar hacia estructuras más eficientes, inclusivas, inteligentes y solidarias. 

Esto exige manejar los contaminantes con criterios científicos, promover economías descarbonizadas, diseñar espacios públicos amigables y fortalecer procesos de gobernanza participativa que permitan anticipar riesgos y orientar decisiones de largo plazo.

“Cada uno de nosotros somos enormes consumidores de recursos”, advierte Guillermo Gándara, director ejecutivo de la Red Iberoamericana de Prospectiva (RIBER), al explicar que la sostenibilidad depende de cómo se gestionan sistemas urbanos como la movilidad, la energía, la vivienda o la seguridad, así como del ciclo completo de los insumos que las ciudades producen y desechan. 

“De allí la importancia de observar la urbe desde todas sus dimensiones: ambiental, económica, sociocultural, educativa, político-normativa, científico-tecnológica, de participación de actores y los principios que sostienen la sostenibilidad”.

Esta visión fue expuesta durante la ponencia presentada en el marco del Futures Week 2025 de Unifranz, donde el especialista describió la evolución histórica del concepto de sostenibilidad y detalló cómo pasó de un modelo básico de tres dimensiones a un sistema más complejo de ocho. 

En su intervención, ilustró este proceso mediante la metáfora de un concepto “nacido” en 1987 que, con el tiempo, se volvió más exigente y multidimensional, afirmando que “llegamos al año 2000 y con 13 años se convirtió en un adolescente rebelde, que no cabía ya en un modelo de tres dimensiones”.

Gándara explicó que la sostenibilidad ambiental exige comprender la biodiversidad, gestionar contaminantes con inteligencia y usar de manera eficiente los recursos. En lo económico, implica valorar las externalidades, promover la descarbonización y fomentar un consumo responsable. 

En lo social y cultural, demanda tolerancia a la diversidad, fortalecimiento de la cultura de paz y diseño de espacios públicos que garanticen el ocio, el deporte, la recreación y la convivencia. Una ciudad “amigable”, destacó, reorganiza sus estructuras y servicios para ofrecer calidad, seguridad y confort a todas las personas, sin importar sus capacidades.

En la dimensión educativa, la sostenibilidad requiere pensamiento crítico, creatividad, visión sistémica y educación para la convergencia. La dimensión político-normativa, por su parte, pide gobiernos abiertos y participativos, planificación a largo plazo, transparencia, recaudación eficiente y mecanismos de evaluación constantes. 

También subrayó la necesidad de construir una ciudad inclusiva, aquella en la que todos los habitantes “se encuentran habilitados (…) para aprovechar plenamente las oportunidades sociales, económicas y políticas” que ofrece la urbe, según expuso.

El especialista describió la dimensión científico-tecnológica como el espacio donde confluyen humanismo y tecnología, orientado al uso de energías renovables, la rematerialización y el control inteligente de contaminantes. La participación de actores, en tanto, se fundamenta en modelos de gobernanza colaborativa, resolución de conflictos y análisis de indicadores urbanos, además de atender problemas globales desde la escala local. 

Finalmente, los principios de sostenibilidad requieren precaución, prevención, durabilidad, justicia intergeneracional y diseños urbanos capaces de reducir riesgos, como la prevención del crimen mediante el diseño.

Al proyectar estas ocho dimensiones hacia 2050, el ponente insistió en que todas deben tener la misma importancia para enfrentar las transformaciones que ya experimentan las ciudades. Afirmó que el futuro urbano exige urbes incluyentes, inteligentes, eficientes y solidarias. 

“Una ciudad, en definitiva, debe de ser (…) solidaria con todos nosotros, pero también con el resto de los seres que habitan también en la urbe” , afirma Gándara, reforzando la idea de coexistencia entre lo humano, lo natural y lo tecnológico.

Gándara concluyó su participación en el Main Event del Futures Week con un llamado a pensar las ciudades como organismos vivos, con arterias y dinámicas propias, capaces de adaptarse y responder a nuevos retos. 

Hacer sostenibles los espacios urbanos, según el modelo presentado, no es solo resolver problemas actuales, sino anticipar escenarios futuros y construir un marco de convivencia que beneficie a generaciones presentes y futuras.

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