Una buena estrategia es clave para la sostenibilidad de un emprendimiento, cual fuera el rubro. No sólo se trata de tener una idea de negocio o la pasión por la actividad. El riesgo del fracaso es una amenaza constante y hay algunos pasos que se debe tomar en cuenta para minimizarla.
Los startups son los emprendimientos tecnológicos que no demandan una gran inversión y la producción tiene un valor específico. Israel Poma es propietario de EccoBionics, en sus inicios se dedicó a la impresión 3D, pero el mercado no era muy solicitado. Antes de pensar en un cierre de su startup, fabricó brazos ortopédicos y con su conocimiento en electrónica, logró desarrollar prótesis para personas con discapacidad. Ahora, la demanda de sus productos se amplió en toda Bolivia.
El fracaso de un emprendimiento se considera cuando no se logra alcanzar los objetivos propuestos, ya sea en términos de rentabilidad, impacto o sostenibilidad, explica Esteban Rioja, docente de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Pero, no es lo mismo que cerrar el negocio, “porque hay emprendimientos que pueden no estar cumpliendo sus objetivos, pero siguen operando, buscando maneras de pivotar o reinventarse. En el contexto boliviano, recordemos la adaptabilidad del Mercado de Las Brujas en La Paz, que ha enfrentado altibajos, pero sigue persistiendo”, sostiene el académico.
El factor riesgo puede entenderse como una amenaza que no siempre puede ser un resultado negativo, al contrario, se convertiría en oportunidades para emprendedores astutos. Un ejemplo, en el contexto boliviano, es el cambio constante de las regulaciones.
Para que un emprendimiento reduzca al máximo el factor de fracaso se puede considerar cinco condiciones: la adaptabilidad, comprensión profunda del mercado local, una propuesta de valor sólida, gestión financiera prudente y un equipo comprometido.
“En nuestro entorno, tener una buena red de contactos y comprender las dinámicas regionales, también es crucial”, agrega Rioja.
El temor al fracaso es una motivación que frena un emprendimiento, algunas estrategias sugieren un bloque de acciones, como evaluar de forma realista los posibles riesgos.
Hay que aprender de los errores ajenos, que no significa que se deba cometer los mismos, sino, que se mire y aprenda o que se investigue. Todo, permite capitalizar la experiencia y aprovechar para abrir nuevas posibilidades.
Sin temor al fracaso
Otra pauta de la estrategia es comenzar a fallar más, que sugiere repensar el concepto de fracaso como nueva oportunidad para volver a intentarlo.
Se debe reducir el nivel de incertidumbre y una forma de enfrentarla es buscar la mayor información posible. ‘No te cierres’, sugiere el experto y es parte de crear una red de contactos de trabajo, como foros y grupos especializados.
Rioja explica sobre las condiciones adversas que se generan para el fracaso de un emprendimiento y que es necesario alertar: “falta de financiamiento, no entender bien el mercado, no adaptarse a cambios externos, una mala gestión interna, entre otros”.
A todo se suma la competencia desleal, el acceso limitado a recursos, regulaciones cambiantes, barrera de entradas altas y factores macroeconómicos adversos.
Para reducir las condiciones negativas es necesario realizar una investigación de mercado, el análisis FODA, la capacitación constante y el networking. El docente de la Unifranz sugiere participar o tener presencia en ferias.
Tomar la decisión de retirarse no es fácil y también requiere de una lectura de las condiciones adversas, por ejemplo, “cuando los indicadores clave, ya sean financieros, operativos o de satisfacción del cliente, muestran una tendencia constante hacia el declive y no hay perspectivas claras de recuperación a pesar de los esfuerzos realizados. Este tipo de indicadores, con las herramientas adecuadas, se convierten en un factor diferenciador para todos”, sostiene Rioja.
Un emprendimiento puede adquirir mayor fuerza para continuar en el rubro que inició y también debe haber condiciones de un mercado viable, un modelo de negocio sostenible, recursos adecuados, tanto humanos, como financieros, y adaptabilidad para enfrentar cambios. En Bolivia, es necesario tomar en cuenta las condiciones políticas y económicas, que son variables que no se pueden controlar.
Para Rioja, en el país hay condiciones para emprender, desde los mercados locales hasta startups. “Hay una mezcla única de tradiciones y modernidad que ofrecen oportunidades para innovar”, afirma el académico.
Hay dos ámbitos contrapuestos que inciden en la cultura del emprendimiento: el positivo, tiene que ver con el valor del patrimonio cultural, biodiversidad y oportunidades en sectores como el turismo, la agricultura, la tecnología, la gastronomía.
En tanto, el ámbito negativo se genera por los cambios regulatorios frecuentes, barreras de acceso a financiamiento y, en algunas regiones, infraestructura limitada.