Por Manuel Filomeno
En el mundo, cerca de 1.300 millones de personas viven con alguna forma de deficiencia visual, de las cuales 188,5 millones tienen una deficiencia visual moderada, 217 millones tienen una deficiencia visual de moderada a grave y 36 millones son ciegas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas personas, ahora tienen una nueva esperanza de volver a ver, gracias a un revolucionario chip que promete restaurar su visión, mediante una interfaz cerebro-máquina (ICM).
“Las ICM se utilizan en medicina para ayudar a personas con discapacidades motoras, como parálisis, lesiones de médula espinal o amputaciones. Permiten a estos individuos controlar dispositivos externos, como sillas de ruedas eléctricas, brazos robóticos o prótesis, mediante señales cerebrales. Esto les brinda una mayor independencia y calidad de vida”, señala Fernando Hinojosa, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La empresa de biotecnología Neuralink, fundada por Elon Musk, está trabajando en un dispositivo innovador con la ambiciosa meta de restaurar la visión en personas que padecen ceguera u otras condiciones similares. Según Musk, este dispositivo, llamado Blindsight, permitirá que incluso aquellos que han perdido ambos ojos y su nervio óptico puedan volver a ver.
Este dispositivo promete ofrecer una visión inicial de baja resolución, similar a los gráficos de videojuegos antiguos, pero con el potencial de evolucionar a una calidad visual superior a la natural.
Eventualmente, Blindsight podría permitir que los usuarios vean en longitudes de onda que el ojo humano no puede percibir, como el infrarrojo, el ultravioleta o incluso el radar, abriendo una nueva dimensión sensorial para aquellos que antes no podían ver.
Neuralink ha abierto el registro para que personas con discapacidad visual se apunten a la lista de espera para participar en los ensayos clínicos, siguiendo el mismo método que utilizaron para su primer chip en 2020.
Tecnología innovadora
El chip Blindsight forma parte de las ICM, tecnologías diseñadas para permitir que el cerebro humano se comunique directamente con dispositivos externos, como computadoras o prótesis, sin necesidad de usar los músculos o las vías nerviosas tradicionales. Funciona mediante la detección y el análisis de las señales cerebrales, como las ondas cerebrales o los impulsos neuronales, y luego traduce esta información en comandos que pueden ser interpretados por los dispositivos externos.
“En términos más simples, podríamos imaginar una ICM como un puente entre nuestro cerebro y el mundo exterior. Cuando pensamos en realizar una acción, como mover un brazo o escribir en un teclado, nuestras neuronas generan señales eléctricas que la ICM puede detectar y decodificar. Luego, estos comandos se transmiten a un dispositivo externo, que los interpreta y ejecuta la acción correspondiente, indica Hinojosa.
Además de devolver la vista a las personas, esta tecnología puede ser utilizada para devolver a las personas movilidad, ayudar a detener o ralentizar el deterioro mental o incluso, brindar a las personas nuevas habilidades.
Estos chips son en realidad conexiones de cerebros humanos con una inteligencia artificial bajo “lazos neuronales” y funcionan captando las señales eléctricas que se producen en el cerebro cuando la persona piensa o hace algo. Los hilos muy finos tienen electrodos que se insertan en diferentes zonas del cerebro según lo que se quiera medir o estimular. El chip se comunica con una computadora por medio de un dispositivo inalámbrico que se coloca detrás de la oreja. Así, se puede enviar y recibir información entre el cerebro y la computadora, lo que permite controlar dispositivos externos o modificar el funcionamiento cerebral.
Este avance tecnológico permite a los usuarios realizar tareas digitales únicamente con el pensamiento, representando una gran oportunidad de independencia para personas con discapacidades motoras.
El primer paciente en recibir un implante de este tipo fue Noland Arbaugh, un hombre cuadripléjico de 30 años, quien se sometió a la implantación del chip N1 de Neuralink a inicios de 2024 como parte de un ensayo clínico. Arbaugh, quien sufrió una lesión en la columna vertebral tras un accidente de buceo en 2016, ahora es capaz de mover el cursor de su computadora usando solo su mente gracias al implante.
El propósito de Neuralink es mejorar la interacción entre humanos y tecnología, con aplicaciones que van desde la restauración de funciones motoras en personas con parálisis o discapacidades, hasta el tratamiento de trastornos neurológicos como el Alzheimer y la epilepsia.
A largo plazo, Musk ha señalado que la visión de la compañía es ayudar a los humanos a mantenerse competitivos en un futuro donde la inteligencia artificial podría superar las capacidades humanas.
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