Caso cadmio en palta: un llamado urgente a fortalecer la seguridad alimentaria

By Lily Zurita Zelada

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La noticia cayó como un balde de agua fría para productores, exportadores y consumidores. La Unión Europea prohibió temporalmente el ingreso de varios lotes de paltas Hass provenientes de Perú por contener niveles de cadmio superiores a los permitidos. Aunque se trató de apenas 14 contenedores —un 0.05 % del total exportado—, el impacto en la percepción pública fue inmediato y global. 

La alerta sanitaria encendió las alarmas no solo en Europa, sino también en países vecinos como Bolivia, donde la palta se ha convertido en un alimento de consumo masivo en los últimos años.

“Lo que está ocurriendo con la palta peruana debe ponernos a reflexionar sobre los riesgos invisibles que existen en nuestra cadena alimentaria. La población tiende a pensar que los alimentos frescos son siempre seguros, pero cuando hablamos de contaminantes ambientales como los metales pesados, la realidad es más compleja y requiere controles rigurosos”, asegura Patricia Avilés, directora de la carrera de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

¿Por qué Europa rechazó las paltas peruanas?

La Unión Europea establece un límite máximo de 0,05 miligramos de cadmio por kilo en frutas frescas. En las inspecciones rutinarias, varios lotes de paltas Hass superaron este umbral, lo que motivó su rechazo inmediato. Aunque la proporción fue pequeña, la medida afectó la confianza del consumidor y encendió el debate internacional sobre la seguridad alimentaria y la necesidad de controles más estrictos desde el origen de los cultivos.

De acuerdo con registros de la Comisión Europea, los casos de cadmio en paltas han aumentado en un 350 % entre 2020 y 2023, lo que evidencia un problema ambiental creciente vinculado tanto a la geología de los suelos como a prácticas agrícolas inadecuadas, especialmente el uso de fertilizantes fosfáticos contaminados.

¿El cadmio es un peligro para la salud?

El cadmio es un metal pesado presente de forma natural en la corteza terrestre, pero su concentración puede aumentar por actividades humanas como la minería, la industria metalúrgica o el uso de fertilizantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) lo catalogan como carcinógeno para los humanos.

Los riesgos para la salud son múltiples, ya que puede provocar daño renal y afectación de la función hepática; fragilidad ósea y riesgo de fracturas o una mayor probabilidad de ciertos tipos de cáncer. En casos de exposición aguda, puede causar vómitos, diarrea severa, irritación gastrointestinal e incluso la muerte.

“Lo más preocupante del cadmio es su acumulación. No se elimina fácilmente del organismo; se deposita principalmente en riñones e hígado y permanece allí durante años”, explica Avilés. Eso significa que incluso una ingesta moderada pero constante puede representar un riesgo serio para la salud a largo plazo.

¿Por qué ciertas paltas tienen altos niveles de cadmio?

La respuesta está en el suelo y el agua. Zonas agrícolas cercanas a explotaciones mineras, regiones con fertilizantes contaminados o áreas con aguas de riego expuestas a residuos industriales, presentan mayores niveles de cadmio. Las plantas absorben este metal y lo acumulan en sus tejidos, incluida la pulpa de la palta.

Aunque la situación no es exclusiva de Perú, el incremento de casos detectados en exportaciones ha puesto en evidencia la necesidad de un monitoreo ambiental más riguroso y un mapeo de zonas agrícolas vulnerables.

El consumo de palta en Bolivia y los cuidados necesarios

En Bolivia, el consumo de palta ha crecido exponencialmente en ciudades como Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, impulsado por su valor nutricional y su presencia en la gastronomía. Ante la alerta internacional en relación al producto peruano, la especialista recomienda medidas preventivas:

  • Preferir la palta nacional, porque la exposición a suelos contaminados por minería es menor.
  • Revisar el origen del producto importado con una verificación de etiquetas en supermercados e importadoras para identificar procedencia.
  • Mantener una dieta variada. “Debemos reducir la dependencia de un solo alimento y optar por fuentes locales de grasas saludables como maní, chía, sésamo o soya”, explica la académica.
  • Aunque el cadmio no se elimina lavando, es importante lavar la cáscara para evitar contaminación cruzada al cortarla.

“En Bolivia tenemos la ventaja de producir nuestra propia palta en zonas menos expuestas a la contaminación industrial. Es vital apoyar a los productores locales y fomentar una cultura de consumo responsable”, enfatiza Avilés.

Un desafío para la seguridad alimentaria

Más allá del caso puntual, este episodio evidencia la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios frente a contaminantes ambientales. Lo ocurrido con la palta peruana es solo una muestra de cómo un problema localizado puede tener repercusiones globales en la salud, el comercio y la confianza del consumidor.

Para Patricia Avilés, “la seguridad alimentaria no puede darse por sentada. Requiere inversión en ciencia, controles constantes y, sobre todo, un compromiso compartido entre autoridades, productores y consumidores”.

La experiencia internacional demuestra que la respuesta debe ser integral e implica el fortalecimiento de controles regulatorios en fronteras y mercados internos; la promoción de buenas prácticas agrícolas, evitando fertilizantes contaminados y evaluando la calidad del agua de riego; el impulso de investigación científica para detectar zonas agrícolas vulnerables y educación sobre los riesgos de los metales pesados y la importancia de la diversidad alimentaria.

El “caso cadmio en palta peruana” no solo afecta a un país productor, sino que es un recordatorio de que la seguridad alimentaria depende de sistemas vigilantes y transparentes.

“La confianza en los alimentos que consumimos se construye con ciencia y responsabilidad. No se trata de generar alarma, sino de fortalecer las bases de una alimentación segura y sostenible para todos”, concluye Avilés.

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