La hipertensión, o presión arterial alta, es una afección que usualmente no presenta síntomas y, si no se trata. Aún así, puede provocar ataques e insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal y ceguera.
La hipertensión cada año es la causante de 1.6 millones de muertes en la región de las Américas, de la cual alrededor de medio millón son personas menores de 70 años. Se estima que afecta al 40% de la población adulta —alrededor de 250 millones de personas— según informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Para prevenirla, los expertos apuntan al cambio del estilo de vida. Nayara Ramos, doctora y docente de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz marca las pautas de ese cambio: optar por una alimentación saludable, realizar actividad física, mantener un peso adecuado de acuerdo a nuestro índice de masa corporal, y no consumir alcohol ni cigarro.
La OPS apuesta por la disminución de consume de sal, dieta rica en frutas y verduras y el mantenimiento de un peso corporal saludable.
Ramos explica que la hipertensión arterial es la elevación persistente de la presión sanguínea en las arterias. Puede ser asintomática; pero, si no es detectada precozmente, puede llevar a la muerte.
La mayoría de personas hipertensas son asintomáticas, en caso de la presión arterial muy alta puede causar dolor de cabeza, mareos y desequilibrio, visión borrosa, dolor en el pecho, palpitaciones, entre otros síntomas.
Complicaciones de la hipertensión no controlada
La hipertensión se relaciona con daños cardiacos graves, puede endurecer las arterias, lo que reduce el flujo de sangre y oxígeno que llega al corazón y podría derivar en angina de pecho, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca e incluso la muerte súbita.
La enfermedad puede causar otras enfermedades como insuficiencia renal y derrames cerebrales.
La prevalencia de la hipertensión arterial en Bolivia afecta a alrededor del 40% de la población adulta. Es más común en personas de las áreas urbanas que en las rurales. Hombres y mujeres presentan tasas similares de hipertensión arterial con una incidencia mayor en personas mayores de 60 años de edad.