A menos de 7 años de llegar a la meta, Bolivia presenta un avance del 70% en el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, a pesar de los logros, el país aún enfrenta grandes desafíos de cara al cumplimiento de estas metas.
“Un reporte reciente muestra que Bolivia ocupa el puesto 87 dentro de más de 190 países en el ranking de cumplimiento de los ODS, con un 70% de avance en los diferentes objetivos. Sin embargo, el país todavía muestra desafíos que se tienen que encarar en el corto y mediano plazo”, señaló Marcelo Arroyo, economista senior del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Bolivia.
Arroyo participó en el Futures Week, evento realizado simultáneamente en las ciudades de La Paz y Santa Cruz, cuyo nodo focal fue la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. Líderes juveniles y futuristas proyectaron el camino para el 2030 de acuerdo a los ejes de medio ambiente, trabajo, ciudades, educación y salud.
Los ODS fueron establecidos en 2015 por la Asamblea General de las ONU y se pretende alcanzarlos para 2030. Bolivia, al igual que varios países dentro de la región tiene importantes avances, en objetivos relacionados con la erradicación de la pobreza, según Arroyo.
El país presentó sus avances en el marco de la Cumbre para la Transformación Educativa. En ámbitos como la educación, Bolivia muestra logros interesantes. Del mismo modo, se resalta las metas alcanzadas en otras áreas como salud. Pero aún quedan desafíos pendientes a 7 años del cumplimiento de la meta, en 2030.
“Uno de estos desafíos es la movilización de recursos y el financiamiento para el desarrollo, tenemos grandes desafíos en esa área. También hay una agenda climática importante, con fondos importantes a los cuales necesitamos tener acceso, temas vinculados con la deforestación donde efectivamente se están tomando acciones, pero creemos que ahí también es muy importante convocar a alianzas para poder fortalecer esas acciones”, explicó el economista.
Otro de los temas urgentes a tomar en cuenta es el referido a generar eficiencia en los sectores productivos en la industria, para lo cual se requiere focalizar la atención desde el sector empresarial y también desde el Gobierno Nacional, expresó el experto.
A modo de ejemplo, Arroyo expresó que, ser mujer, provenir del área rural y pertenecer al grupo poblacional del 20% de menores ingresos, influye en la vulnerabilidad de la persona y reduce casi un 6% la posibilidad de cumplir con los logros educativos.
“Este tipo de brechas ameritan un análisis multidimensional en las que hay que poner foco y especial atención. Es decir, ya no mirar los indicadores desde un punto de vista unilateral o unidimensional, sino más bien incorporar elementos de contexto, que nos permitan comprender mejor la realidad. Ahí va un poco el desafío en términos de mirar la desigualdad desde una perspectiva multidimensional”, puntualizó.
Educación, sociedad y medioambiente
Arroyo apuntó que en materia educativa, los esfuerzos deben centrarse en generar conexiones entre la educación superior y la sociedad, para que la primera pueda cumplir con las demandas de la segunda y así ser más efectivos con la inserción laboral.
“Creo que es importante hacer esa conexión y también es importante articular las mallas curriculares en el nivel de educación superior con la formación en los niveles iniciales, en los niveles de pregrado, para tener mayor asertividad en ellos e incorporar una mirada de innovación, de acceso a la tecnología de buscar mecanismos alternativos para una formación mucho más integral”.
Sobre este último punto Arroyo hizo mención al recién inaugurado FabLab Santa Cruz de Unifranz (laboratorio de fabricación), señalando que este tipo de iniciativas permite dinamizar el aprendizaje en la práctica.
En el caso boliviano y en torno a los objetivos relacionados al medioambiente es necesario encontrar equilibrios entre el desarrollo económico y el cuidado de la naturaleza.
El Índice de Desarrollo Humano ha mostrado durante mucho tiempo una tendencia creciente, pero cuando se incorporan elementos como la evolución de la huella material, se evidencia un desplazamiento de la curva, “eso quiere decir que no habíamos estado tan bien y que el desarrollo se ha generado un poco a costa de sacrificar el planeta”, explica.
Por esto, Arroyo señala que es momento de buscar un equilibrio entre el desarrollo, entre la sostenibilidad ambiental y también entre el crecimiento de la economía.
“Esta fórmula nos va a permitir alcanzar este desarrollo integral con una mirada de respeto por la naturaleza, con foco en el ser humano, pero pensando también en las generaciones futuras”, acotó.