Aprender haciendo: el modelo que transforma la formación universitaria en experiencia real

By Aldo Juan Peralta Lemus

IMAGEN UNIFRANZ

Hoy, con la transformación digital, la educación superior enfrenta el desafío de formar profesionales que no solo acumulen teoría, sino que sean capaces de resolver problemas reales, adaptarse al cambio y generar soluciones innovadoras. En este contexto, el enfoque pedagógico aprender haciendo cobra una relevancia cada vez mayor, especialmente durante la etapa de formación profesional de los universitarios. 

Este modelo rompe con la enseñanza tradicional basada en la exposición pasiva de contenidos, y coloca al estudiante como protagonista activo de su aprendizaje, vinculando la teoría con la práctica desde los primeros años de carrera.

Erick Gustavo Montaño, Vicerrector Académico Nacional de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que la interacción directa no solo fortalece sus competencias técnicas y sociales, sino que también les brinda la oportunidad de diseñar y proponer soluciones con impacto tangible en su entorno.

“Aprender haciendo permite que los estudiantes desarrollen competencias reales y rasgos de nuestro modelo de persona desde el inicio de su formación. En Unifranz, no solo transferimos conocimientos, sino que desafiamos a nuestros estudiantes a aplicar lo aprendido en contextos prácticos, con proyectos, simulaciones, desafíos empresariales y experiencias colaborativas, sin perder el enfoque de una formación integral que trasciende lo técnico”, destaca Montaño.

Según la autoridad, se trata de un enfoque educativo donde los conocimientos se construyen mediante experiencias reales: prácticas, simulaciones, estudios de caso, proyectos, emprendimientos y resolución de problemas auténticos. Esta metodología permite que el estudiante no solo entienda los conceptos, sino que los aplique, los cuestione y los interiorice. Es una pedagogía de la acción, del ensayo y error, de la reflexión sobre la práctica.

Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) sobre desarrollo de Competencias para el Futuro, destaca que los sistemas educativos que integran aprendizaje práctico (como pasantías, proyectos colaborativos o aprendizaje basado en casos) preparan mejor a los estudiantes para mercados laborales dinámicos. El 70% de los empleadores encuestados por la Ocde, valora más a los graduados con experiencia práctica que a aquellos con sólo formación teórica.

Uno de los beneficios más destacados es que estimula la autonomía del estudiante, el trabajo en equipo y la toma de decisiones bajo presión, habilidades fundamentales en cualquier campo laboral. Además, fomenta la creatividad, el liderazgo y la capacidad de comunicación efectiva, cualidades que hoy son igual de importantes que el conocimiento técnico.

Un estudio del Impacto de las Prácticas Profesionales de la Universidad de Queensland, a través de un análisis longitudinal (estudio de investigación a lo largo de un período), mostró que los estudiantes que realizaron prácticas profesionales durante su carrera tenían un 15% más de probabilidades de obtener empleo en su campo dentro de los primeros tres meses tras graduarse. Además, reportaron mayor satisfacción laboral y mejor preparación para enfrentar desafíos técnicos.

De esta manera el aprender haciendo no es simplemente “hacer por hacer”. Se trata de un enfoque educativo donde los conocimientos se construyen mediante experiencias reales: prácticas, simulaciones, estudios de caso, llevar adelante proyectos, emprendimientos, pasantías y resolución de problemas auténticos.

Esta metodología permite que el estudiante no solo entienda los conceptos, sino que los aplique, los cuestione y los interiorice. Es una enseñanza para la acción, del ensayo y error, de la reflexión sobre la práctica. 

“La integración de experiencias prácticas en el currículo permite que el estudiante experimente, se equivoque, aprenda y resuelva problemas reales. Esto no solo fortalece su aprendizaje, sino que lo conecta con los desafíos del entorno, haciéndolo más competente, seguro y preparado para aportar a la solución de cualquier tipo de problemas que se le presenten en su práctica laboral”, explica el académico.

De esta manera, este enfoque tiene un impacto directo en la empleabilidad de los egresados. Quienes han pasado por procesos de formación experiencial tienden a adaptarse mejor a las demandas del mercado laboral, ya que han desarrollado competencias blandas y duras en contextos prácticos. “Las empresas buscan personas que ya hayan enfrentado retos reales y sepan adaptarse”, sostiene Massiel Carrión, especialista en capacitaciones de la Cámara Nacional de Industrias (CNI) .

La educación superior no puede conformarse con formar profesionales teóricos. Necesitan formar profesionales solucionadores, emprendedores, investigadores, líderes como agentes de cambio, que estén listos para impulsar transformaciones y resolver problemas del entorno.

 El modelo Aprender Haciendo no es solo una metodología más: es una respuesta educativa al mundo real, un puente entre las aulas y la vida, una manera de enseñar con sentido. “Esta combinación de teoría y práctica transforma la formación en una vivencia profunda y significativa”, concluye Montaño.

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