Ansiedad: un reto global que invita a innovar desde la academia

Los trastornos de ansiedad afectan al 4,4% de la población mundial -más de 359 millones de personas-, siendo el tipo de enfermedad mental más común según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, solo uno de cada cuatro recibe tratamiento adecuado, debido a barreras como el estigma, la falta de inversión o la escasez de profesionales.
En América Latina, la ansiedad y la depresión representan casi la mitad de la carga de enfermedades mentales en jóvenes y adultos. En Bolivia, aunque hay pocos datos oficiales actualizados, la infraestructura de salud mental aún es limitada y el acceso a terapias es insuficiente. Esto agrava el impacto emocional, laboral y académico en quienes la padecen.
Frente a este panorama, nació Ansiolitex, un jarabe natural a base de extracto de toronjil para aliviar algunos efectos de la ansiedad. Sus creadores fueron Shaonny Chuquimia, Lizeth Ticona, Candida Huallpara, Abigail Lopez y Roly Colque, todos del octavo semestre de Bioquímica y Farmacia, bajo la tutoría del Dr. Cervando Gutiérrez, docente de la carrera en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto.
“Sabemos que muchas personas tienen dificultades para acceder a tratamientos convencionales y buscan alternativas naturales”, explica Lizeth. Su propuesta busca brindar una opción segura, de bajo costo y con base científica.
La ansiedad sin respuestas efectivas
La ansiedad crónica no solo genera síntomas físicos como taquicardia, insomnio o tensión muscular, sino que también afecta la salud mental, el rendimiento académico y la calidad del sueño. En jóvenes, especialmente mujeres, su prevalencia ha aumentado significativamente en la última década.
Los tratamientos tradicionales funcionan bien, pero el acceso y la adherencia siguen siendo un desafío. Ahí es donde el proyecto de estos estudiantes cobra significado: ofrecer una alternativa complementaria, respaldada por evidencia botánica.
Ciencia con propósito social
El jarabe fue desarrollado bajo la supervisión académica correspondiente y validado en condiciones de laboratorio, siguiendo protocolos de calidad y dosis seguras. Su formulación combina conocimiento farmacéutico con sensibilidad ante las necesidades sociales. Las investigadoras resaltan que la ciencia puede ser accesible y cercana a quienes más lo necesitan.
Este proyecto no solo representa un producto, sino un símbolo del potencial que tiene la educación técnica cuando se enfoca en resolver necesidades reales de la comunidad, manteniendo siempre rigor científico y responsabilidad social.
El impacto que puede transformar vidas
Las plantas como el toronjil (Melissa officinalis) la valeriana han mostrado en estudios clínicos efectos positivos en la reducción de síntomas de ansiedad leve a moderada. Aunque no reemplazan la terapia médica, pueden aliviar el estrés cuando se usan adecuadamente y con asesoría profesional.
Este jarabe se posiciona como una herramienta complementaria, útil para personas con acceso limitado a tratamientos convencionales. Además, su desarrollo fortalece la visión de que la academia debe generar soluciones útiles, éticas y sostenibles.
Innovar desde el aula para prevenir y acompañar
Este aporte estudiantil demuestra cómo la investigación universitaria puede convertirse en un agente de cambio real. La formación en Unifranz no se limita a la teoría: involucra al estudiante en proyectos integradores, experimentación, validación y compromiso con su entorno.
En un contexto donde la ansiedad crece y la demanda supera la oferta de atención, iniciativas como esta muestran que el conocimiento aplicado puede ser también un acto de servicio y esperanza educativa.