Por Guiomara Calle
Sin techo, sin comida y sin el cariño de una familia, ese es el panorama diario de un animal sin hogar, y en el país hay cientos de casos. Esta situación no solo nos coloca frente a un problema ético, sino también ante consecuencias para los animales afectados, la salud de las personas y la sociedad en su conjunto. Como cada 19 de agosto, hoy se recuerda el Día Internacional del Animal sin Hogar, una fecha que invita a reflexionar sobre la empatía y la tenencia responsable.
Animales SOS estima que en La Paz existen 250.000 perros sin hogar y otros 300.000 en El Alto. Las cifras son tan grandes que superan las capacidades de los refugios y activistas que se dedican a rescatar y defender los derechos de estos animales que fueron dejados a su suerte por familias que alguna vez los consideraron parte de ellas.
Pamela Martínez, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, señala que el sufrimiento animal es la consecuencia más desgarradora, pues estos perros y gatos se enfrentan a la falta de alimento y agua, y a peligros de enfermedades, accidentes o maltrato en la calle. La soledad de estos animalitos es una experiencia traumática que puede afectar profundamente su salud física y emocional.
Pero esta situación también tiene un impacto negativo en la sociedad porque lanza a una situación de desensibilización; es decir, a la pérdida de empatía, lo que peligrosamente conduce a que la gente eleve su tolerancia a ciertas formas de violencia, advierte la especialista en psicología.
“Ahí está el dicho: ‘quien no muestra cariño a un animal, no muestra un buen natural’. Esta empatía no tiene que ver con esperar algo a cambio, sino de hacer las cosas por una cuestión de ética, de hacer lo que es bueno y evitar lo que es malo. Entonces, nos hace perder un poco los valores y entrar en lo que es una sociedad de antivalores, una en la que perdemos nuestra sensibilización”, señala Martínez.
En cuanto a las consecuencias en la salud mental de las personas, la psicóloga recuerda que existe un interesante concepto en el texto “Desesperanza aprendida”, de Seligman, que menciona situaciones aversivas que pueden llegar a causar desesperanza en las personas que abandonan animales y causan que éstos se queden sin hogar, que se traducirá en alguna forma de depresión clínica.
“Cuando una persona abandona a un animal, inconscientemente va introyectando una situación de desconfianza hacia todo su entorno y todas las personas, esto es un mecanismo de defensa que se llama proyección: proyecto lo que hay dentro mío sobre las personas, yo no me percibo como una persona de confianza, por lo tanto voy a ver al mundo como un lugar inseguro. Entonces la persona va reforzando algunos tipos de inseguridades”, detalla.
Por otra parte, los animales sin hogar también pueden causar problemas de seguridad y salud pública, como ataques y transmisión de enfermedades, tales como la rabia canina. Entre enero y junio de este año, al menos 3.000 personas fueron mordidas por perros en el departamento de La Paz y dos dieron positivo a rabia, según el Servicio Departamental de Salud (Sedes) La Paz.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la rabia es un virus zoonótico (que es transmitido al ser humano por animales) que afecta al sistema nervioso. Una vez que aparecen los síntomas clínicos, que son fiebre, dolor de cabeza, exceso de salivación, espasmos musculares, parálisis y confusión mental, puede ser mortal en prácticamente todos los casos.
Un día para reflexionar más
Como cada año, este 19 de agosto se conmemora el Día Internacional del Animal sin Hogar. La fecha fue establecida en 1992 por la Sociedad Internacional de los Derechos de los Animales (ISAR, por sus siglas en inglés) con el propósito de llamar la atención sobre la creciente crisis de los animales de compañía abandonados y sin hogar en todo el mundo.
En este día, organizaciones y activistas se unen para abordar el problema de la sobrepoblación de mascotas y trabajar hacia soluciones sostenibles que promuevan el bienestar animal, además de la adopción y tenencia responsable.