Alimentos ultraprocesados, una bomba de tiempo para la salud 

Alimentos ultraprocesados, una bomba de tiempo para la salud 

Es muy probable que hoy, desde que se levantó de la cama hasta que empezó a leer este artículo ya haya consumido una gran cantidad de alimentos ultraprocesados, al igual que los demás miembros de su familia o sus compañeros del trabajo o la universidad.

Desde el pan integral, los cereales, la mantequilla, el helado, el jamón, las salchichas o el jugo de naranja, hasta los piqueos y la hamburguesa vegetariana en caja que recientemente compró en el supermercado son alimentos ultraprocesados.

Investigadores de la salud aseguran que, en los últimos años, se han acumulado pruebas de que este tipo de alimentos son perjudiciales para la salud porque están nutricionalmente desequilibrados. Tienen un elevado contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que este tipo de alimentos están relacionados con los problemas de sobrepeso, obesidad, diabetes y cáncer. Debido a que los ingredientes utilizados para su elaboración son aditivos como aglutinantes, cohesionantes, colorantes, saborizantes, espesantes, espumantes, estabilizadores, aromatizantes, conservantes y solventes. 

¿Qué son los alimentos ultraprocesados?

Aunque el término «ultraprocesado» aparece en la literatura científica en 2009, el concepto de alimento ultraprocesado no está definido de manera unívoca y universal. 

Jhonny Conde, docente de la carrera de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, dice que la definición más utilizada académicamente es: 

“Los alimentos ultraprocesados son formulaciones de varios ingredientes que, además de sal, azúcar, aceites y grasas, incluyen sustancias alimenticias no utilizadas en las preparaciones culinarias, en particular, saborizantes, colorantes, edulcorantes, emulgentes y otros aditivos utilizados para imitar las cualidades sensoriales de los alimentos no procesados o mínimamente procesados y de sus preparaciones culinarias, o para enmascarar cualidades no deseables del producto final”, dice el académico.

Se trata, pues, de alimentos de alta densidad energética y baja calidad nutricional que mantienen pocas o ninguna de sus características iniciales. Son, por tanto, muy fáciles de ingerir, pues pueden consumirse en el momento de su adquisición o con muy poca preparación.

Sus efectos en la salud

Conde indica que los alimentos ultraprocesados pueden provocar una variedad de enfermedades debido a su contenido nutricional deficiente y a los aditivos artificiales que contienen. Algunas enfermedades que pueden surgir por su consumo regular son:

  1. Obesidad, por su alto contenido en calorías, grasas saturadas, azúcares añadidos y bajos en nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y fibra.  
  2. Enfermedades cardiovasculares, por la ingesta excesiva de grasas saturadas, grasas trans y sodio de los alimentos ultraprocesados que pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, como la hipertensión arterial, el colesterol alto y otros problemas cardiovasculares.
  3. Diabetes tipo 2, por su alto contenido de azúcares añadidos que pueden contribuir al desarrollo de la resistencia a la insulina y a la diabetes tipo 2. 
  4. Enfermedades del hígado, como la esteatosis hepática no alcohólica (hígado graso) y la cirrosis. 
  5. Problemas digestivos, debido a su bajo contenido de fibra y su alto contenido de aditivos artificiales, pueden provocar estreñimiento, disbiosis intestinal o trastornos del sistema digestivo. 

Además, se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer y enfermedades autoinmunes debido a la presencia de aditivos artificiales, conservantes y colorantes que pueden ser perjudiciales para la salud a largo plazo”, puntualiza el académico.

Por qué son peligrosos

Los alimentos ultraprocesados son peligrosos por su alto contenido de grasas saturadas y azúcares añadidos.

 

  • Grasas trans: que se producen cuando se convierten los aceites líquidos en grasas sólidas, como la margarina. El organismo no necesita este tipo de grasas trans (BNM NIH, 2022). Su consumo constituye un peligro debido a que los riesgos de enfermedades cardiovasculares que puede provocar son el aumento del colesterol LDL (malo) y reducción del colesterol HDL (bueno). 

 

“Tener niveles altos de LDL junto con niveles bajos de HDL puede provocar que se acumule colesterol en sus arterias (vasos sanguíneos). Esto incrementa sus probabilidades de presentar una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular”, asegura Conde.

Las grasas trans contienen nueve calorías por gramo. El aumento del nivel de triglicéridos y de inflamación y esta última tiene un papel importante en el aumento de peso y por ende el desarrollo de la diabetes y la arteriosclerosis que, a su vez, incrementan el riesgo cardiovascular.

  • Azúcares o carbohidratos simples que son utilizados para dar sabor y textura a los alimentos, hacen parte de los comestibles en forma de monosacáridos, disacáridos y alcoholes azucarados. 

El aporte nutritivo del azúcar, es reponer los depósitos de glucógeno, en el músculo e hígado; no obstante, su ingesta se asocia con obesidad, síndrome metabólico, enfermedades inflamatorias y caries, entre otras patologías.

“Los alimentos ultraprocesados, como bebidas, productos de repostería, permiten una digestión rápida, produciendo picos glicémicos elevados, requiriendo cantidades mayores de insulina; esta situación puede alterar el sistema de recompensa y la conducta alimentaria de tal forma que ésta se desconecta de las necesidades energéticas, generando una alimentación compulsiva”, dice el bioquímico.

La Organización Mundial de la Salud, recomienda una ingesta de azúcares de 25 g/persona/día, pero la incorporación de esta sustancia en alimentos ultraprocesados y bebidas conlleva a un consumo hasta cuatro veces mayor 

Cómo combatir sus efectos

A fin de cuidar la salud, es fundamental reducir los alimentos ultraprocesados en la dieta diaria y optar por cocinar y comer en casa, ya que es la mejor manera de garantizar buenos nutrientes en la alimentación y así, proteger al cuerpo de enfermedades propias de los malos hábitos derivados de un estilo de vida poco saludable.

Patricia Avilés, directora de la carrera de Bioquímica y Farmacia de Unifranz Santa Cruz indica que algunas opciones para reemplazar alimentos ultraprocesados pueden ser: garbanzos al horno saborizados, frutos secos y semillas de girasol especiados, remolacha o papa al horno, yogur casero sin azúcar agregado, galletitas y panes caseros con harinas integrales y semillas, barritas de cereal caseras.

“Leer el etiquetado frontal de los productos. Entre más sellos tenga, mayor riesgo para tu salud, Aumenta el consumo de cereales enteros e integrales ya que proporcionan fibra y escoge agua simple, como bebida para hidratarte y acompañar tus comidas”, puntualizó la académica.

La mayoría de los aditivos alimentarios son de origen sintético, es el caso de los colorantes, conservantes y edulcorantes. Siendo así que la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) ha planteado unos límites para su uso en la fabricación de alimentos. Las cantidades que superen estos límites, al igual que una ingesta continua de estos aditivos, podrían ocasionar una serie de enfermedades, inclusive de tipo cancerígenas.

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