Las exigencias diarias, problemas familiares y de pareja, plazos cortos, el tráfico, las noticias, el trabajo, la situación económica, entre otros, son situaciones que pueden llevarnos a un estado de ánimo intranquilo, de incertidumbre y frustración; se trata del estrés, un problema pocas veces tratado, que, si se prolonga demasiado, puede tener consecuencias negativas en nuestra salud mental y física.
«El estrés es una respuesta natural de nuestro cuerpo que se activa cuando percibimos una amenaza, es un sistema de alerta que nos mantiene atentos de cualquier cosa que pueda comprometer nuestra integridad; sin embargo, si no se contiene, puede afectar física y psicológicamente», señala Sirley Miranda, docente en la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Miranda apunta que, si bien a corto plazo, el estrés nos prepara para afrontar amenazas, a largo plazo se convierte en un problema, esto sucede cuando nuestra respuesta se convierte en algo crónico, aumentando considerablemente los riesgos de enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y otras enfermedades crónicas. También puede causar problemas tales como dolores de cabeza tensionales, disfunción sexual y caída del cabello o tener un impacto devastador en la salud mental.
“El estrés pone a prueba la capacidad del individuo para afrontar su actividad, y no sólo incluye situaciones en que la presión laboral excede la capacidad del trabajador para hacer frente a la misma, sino también los casos en que no se utilizan suficientemente sus conocimientos y capacidades, y esto supone un problema para el trabajador”, dice textualmente.
El estrés afecta de formas diferentes a cada persona y en casos extremos, puede originar problemas psicológicos y propiciar trastornos psiquiátricos.
“Por ejemplo, en el plano físico, el estrés prolongado puede provocar cardiopatías, trastornos digestivos, aumento de la tensión arterial, dolores de cabeza frecuentes, cansancio y falta de energía, dificultades para dormir, dolor en cuello y espalda, entre otros efectos”, dice la médica.
A nivel emocional, el estrés crónico puede desencadenar trastornos como ansiedad o depresión, irritabilidad y cambios de humor repentinos, falta de motivación para realizar actividades diarias, sensación constante de agobio y malestar emocional.
Además, puede afectar las relaciones personales, generando conflictos en la pareja y la familia debido a la tensión acumulada.
Si el estrés no se gestiona a tiempo, puede dar lugar a enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o trastornos gastrointestinales. También puede provocar fatiga crónica, afectando el rendimiento en el trabajo y las relaciones personales.
En el plano mental, la acumulación de estrés puede derivar en ansiedad, depresión y conflictos interpersonales, deteriorando la calidad de vida.
De acuerdo con una encuesta mundial realizada por la consultora IPSOS, el sesenta y dos por ciento de los adultos dice que en el último año su vida diaria se ha visto alterada debido al estrés y el 39% dice que ha tenido que ausentarse del trabajo en los últimos 12 meses debido al estrés.
10 formas de lidiar con el estrés
De acuerdo con la Asociación Americana de Psicología (APA), el estrés puede ser mitigado con 10 simples pasos, los cuales nos pueden ayudar a enfrentar mejor el estrés y las incertidumbres de la vida:
- Ser amable consigo mismo
Algunas personas manejan mejor la incertidumbre que otras, por lo tanto, no debemos castigarnos si nuestra tolerancia a la imprevisibilidad es menor que la de un amigo. Debemos recordar que puede llevar tiempo resolver la situación estresante y ser paciente con uno mismo mientras tanto.
- Reflexionar sobre éxitos pasados
Probablemente hayamos superado eventos estresantes en el pasado y sobrevivimos. Debemos reconocer este mérito. Reflexionar sobre lo que hicimos durante esos eventos, que fue útil y lo que podríamos hacer diferente esta vez.
- Desarrollar nuevas habilidades
Cuando la vida está relativamente tranquila, debemos esforzarnos por probar cosas fuera de nuestra zona de confort. Desde enfrentarse a un jefe difícil hasta intentar un nuevo deporte, tomar riesgos ayuda a desarrollar confianza y habilidades que resultan útiles cuando la vida se desvía del curso.
- Limitar la exposición a noticias
Cuando se está estresado por algo, puede ser difícil apartar la vista. Pero revisar compulsivamente las noticias solo nos mantiene agitados. Debemos intentar limitar nuestras consultas y evitar las noticias durante momentos vulnerables del día, como justo antes de dormir.
- Evitar pensar en cosas que no puede controlar
Cuando la incertidumbre golpea, muchas personas inmediatamente imaginan los peores escenarios posibles. Debemos salir del hábito de rumiar sobre eventos negativos.
- Seguir su propio consejo
Debemos preguntarnos: Si un amigo viniera a mí con esta preocupación, ¿qué le diría? Imaginar la situación desde fuera a menudo puede proporcionar perspectiva e ideas frescas.
- Practicar el autocuidado
No debemos permitir que el estrés descarrile nuestras rutinas saludables. Debemos esforzarnos por comer bien, hacer ejercicio y dormir lo suficiente. Muchas personas encuentran alivio del estrés en prácticas como el yoga y la meditación.
- Buscar apoyo de quienes confía
Muchas personas se aíslan cuando están estresadas o preocupadas. Pero el apoyo social es importante, por lo tanto, debemos recurrir a familiares y amigos.
- Controlar lo que pueda
Debemos centrarnos en las cosas que están bajo nuestro control, incluso si es tan simple como planificar las comidas semanales o preparar su ropa la noche antes de un día estresante. Establecer rutinas da a los días y semanas una estructura reconfortante.
- Pedir ayuda
Si tenemos problemas para manejar el estrés y afrontar la incertidumbre por nuestra cuenta, debemos pedir ayuda. Los psicólogos son expertos en ayudar a las personas a desarrollar formas saludables de afrontar el estrés.
“Es normal experimentar estrés en distintas etapas de la vida, pero aprender a manejarlo es esencial. Si sientes que el estrés está afectando varias áreas de tu vida, es importante consultar con un psicólogo. Los profesionales pueden brindar herramientas personalizadas para enfrentar situaciones de manera efectiva y mejorar el bienestar general”, indica la docente universitaria.