Cruzar fronteras para crecer: Luís y su experiencia internacional en España de la mano de Unifranz

By Ricardo Espinoza

Internacionalización
Luís Torrez vivió su experiencia de internacionalización en España

“Estudiar en otro país no solo te enseña cosas nuevas en el aula, también te enseña a conocerte, a confiar en ti mismo y a ver tu carrera desde otra perspectiva”, reflexiona Luis Ángel Torrez, estudiante de Design Gráfico e Produção Multimídia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto. Hace unos días retornó de su intercambio académico en la Universidad Católica de Murcia – UCAM de España.

Su paso por esa casa de estudios fue un antes y un después en su vida. Al principio hubo nervios y miedos, pero pronto descubrió que la experiencia de internacionalización significaba mucho más que asistir a clases: era convivir con otras culturas, adaptarse a un sistema académico exigente y, sobre todo, crecer como persona y como profesional.

“Al principio sentí un poco de miedo porque todo era nuevo y enorme, pero también tenía esas ganas de conocer la universidad, a mis compañeros y ese ambiente tan distinto al que estaba acostumbrado”, recuerda.

Diferencias que enriquecen

El sistema educativo español le exigió disciplina férrea: calendarios estrictos, evaluaciones con contenido local que debía dominar y un trato cercano con los docentes, basado en la confianza del “tú”.

De Unifranz, en cambio, destaca el enfoque más flexible, humano y práctico. Dice que el respeto hacia los docentes y la importancia de las habilidades blandas enriquecen el aprendizaje con un matiz único.

“España me dio disciplina y adaptación; Unifranz me da visión integral y la capacidad de aplicar lo aprendido a la vida real. La combinación de ambas experiencias es un equilibrio perfecto que obtuve gracias a la internacionalización”, reflexiona.

Un aprendizaje que trasciende el aula

En lo académico, la UCAM le ofreció experiencias prácticas inolvidables. Entre los proyectos más memorables destaca el que desarrolló junto a un trabajador de Sony Pictures, enfocado en las películas Karate Kid Legends y Anaconda.

“Fue increíble trabajar en grupo y ver cómo nuestras ideas podían incluso ser consideradas por alguien del mundo del cine. Aprendí a cuestionar, a argumentar y a fundamentar mis propuestas”, afirma.

Sin embargo, lo más enriquecedor fue lo que ocurrió fuera de las aulas. Entre clases y proyectos, Luis Ángel encontró en el fútbol un espacio de integración con jóvenes de México, Venezuela, Francia, Paraguay, Corea y España, donde el deporte se convirtió en un idioma universal

La internacionalización también significó independencia. Luis Ángel tuvo diversas fuentes de empleo para generar más recursos, entre lo más valioso fue dar sus primeros pasos en su área: grabando videos promocionales para negocios locales y el diseño del logo de una cafetería en Barcelona. “Aprendí a organizar mi vida, a ser independiente y, sobre todo, a aplicar mis conocimientos en proyectos reales que incluso generaban ingresos”, comenta.

Internacionalízate, puertas abiertas al mundo

Su historia refleja el alcance del Programa Internacionalízate de Unifranz, que permite a los estudiantes postularse a intercambios desde el segundo semestre hasta el último año de su carrera.

Más allá de la formación técnica, la universidad busca que sus jóvenes fortalezcan habilidades como liderazgo, comunicación efectiva y pensamiento crítico, indispensables en el entorno laboral actual.

“Con la internacionalización, los estudiantes adquieren una nueva visión de su carrera profesional. Aprenden metodologías distintas que enriquecen su formación y les permiten generar una red de contactos, amigos y colegas que pueden facilitarles futuras oportunidades laborales”, explica María Fernanda Ollé, coordinadora nacional de Movilidad Internacional de Unifranz.

Una invitación a soñar

Luis Ángel resume su intercambio como un viaje transformador que significó salir de su zona de confort, adaptarse a una nueva cultura académica y crecer tanto a nivel personal como profesional.

Su mensaje para otros jóvenes es claro: “Si tienen la oportunidad de vivir una experiencia de internacionalización, háganlo. No hay nada de qué arrepentirse, porque además de conocer otro país y crecer como persona, pueden crear contactos y amistades que incluso se convierten en oportunidades laborales a futuro. Estas experiencias abren la mente, fortalecen la independencia y dejan aprendizajes que no se encuentran en los libros, sino en la vida misma”.

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