Ansiedad digital: el costo invisible de estar siempre conectados

By Aldo Juan Peralta Lemus

Imagen referencial-Unifranz

El teléfono celular se ha convertido en una herramienta indispensable en la vida cotidiana. Sin embargo, su uso desmedido, especialmente entre los jóvenes, está generando una creciente preocupación en torno a la salud mental. La ansiedad digital, un fenómeno cada vez más frecuente, describe el estado de angustia y estrés generado por la constante necesidad de estar conectados.

Matías Mercado, docente de Psicología en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que el uso excesivo del celular no solo afecta la concentración y el rendimiento académico de los jóvenes, sino que también tiene un impacto profundo en su bienestar emocional.

“Estamos frente a un tipo de apego ansioso generado hacia el dispositivo móvil. Esto se manifiesta en dos formas principales”, explica el académico. “Por un lado, la dependencia emocional: necesitamos consultar el celular incluso para tomar decisiones cotidianas. Por otro, la hipervigilancia: esa necesidad constante de revisar si llegaron mensajes, novedades o simplemente mirar la pantalla a cada momento”.

La ansiedad digital es provocada por el uso excesivo de celulares en los jóvenes, con síntomas de estrés, nerviosismo o malestar asociados con el uso excesivo de dispositivos digitales, como teléfonos móviles, y la dependencia de estos para actividades sociales, recreativas o académicas. Es un fenómeno cada vez más estudiado debido al aumento del tiempo frente a pantallas, especialmente en redes sociales. 

Un estudio reciente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba) encontró que los adolescentes argentinos pasan un promedio de 5.5 horas diarias en sus celulares, con el 50% de ese tiempo en TikTok. Los que superan las 6 horas diarias muestran comportamientos adictivos y mayor ansiedad. Otro estudio de la Universidad de Navarra encontró que entre jóvenes de 18 a 22 años, los perfiles de usuarios hiperconectados, impulsivos y escapistas presentan mayores niveles de ansiedad, baja autoestima y menor satisfacción vital.

En Bolivia, un estudio de Coolosa Comunicaciones revela que el 86% de los bolivianos considera el internet como canal esencial para informarse, es por esa razón que 6 de cada 10 usuarios utilizan su teléfono móvil para informarse, siendo los jóvenes, entre 19 a 24 años, los que utilizan más veces al día su dispositivo, comparado con las personas mayores de 24, destaca el estudio.

Ansiedad digital: vivir sin pausas en un mundo sin silencio

La hiperconectividad es uno de los principales factores que alimentan la ansiedad digital. Los jóvenes están expuestos a una cantidad abrumadora de información, notificaciones y estímulos visuales que no permiten pausas mentales necesarias para procesar la realidad de manera saludable. Esta sobrecarga sensorial impide el descanso mental y puede afectar el desarrollo emocional y cognitivo.

Los estudios indican que pasar más de cuatro horas al día frente a una pantalla puede alterar los niveles de serotonina y dopamina, neurotransmisores clave en la regulación del estado de ánimo. Esto puede desencadenar irritabilidad, insomnio, fatiga mental y una sensación constante de insatisfacción. A largo plazo, estos síntomas pueden evolucionar hacia trastornos de ansiedad más severos.

 “Todo esto se resume en que vamos a necesitar el celular cerca para sentirnos tranquilos, para sentir que podemos funcionar en la vida y que podemos enfrentar todos los problemas y ansiedades que se nos presentan externamente. Así que vamos a ponernos irritables o con una ansiedad externa si no tenemos presente el celular, por si lo hemos dejado en casa o si se nos está acabando la batería. Entonces, vamos a tener justamente esta dependencia emocional”, explica Mercado.

El celular es una herramienta poderosa, pero su uso debe estar al servicio del bienestar, no en contra de él. La clave está en establecer límites conscientes y fomentar espacios de desconexión necesarios para recuperar la calma y el enfoque. Frente a este panorama, es fundamental promover una educación digital responsable para generar conciencia sobre el uso saludable de la tecnología. Algunas recomendaciones para prevenir la ansiedad digital son:

  • Establecer límites: Recomendable el uso de celulares de una a dos horas diarias para actividades recreativas y prohibir su uso durante comidas o antes de dormir.
  • Promover actividades alternativas: Fomentar hobbies como deportes, arte o lectura para reducir la dependencia digital.
  • Modelar un uso saludable: Los padres deben limitar su propio uso de celulares para ser un ejemplo positivo.
  • Educación sobre ciberseguridad: Enseñar a los jóvenes a identificar contenido dañino (ciberacoso, estándares irreales) para reducir la ansiedad.
  • Monitoreo del sueño: Evitar el uso de celulares una hora antes de dormir para mejorar la calidad del sueño y reducir el estrés.

“Para reducir el uso compulsivo del celular, lo que tenemos que hacer es re-enseñarnos y mostrarnos a nosotros mismos que podemos vivir sin él, que podemos pasar etapas de nuestra vida, o de nuestro diario vivir, sin el celular cerca o mejor aún sin acceso a él”, sostiene el académico.

Asimismo, los jóvenes deben aprender a reconocer los signos de alerta. Saber cuándo una conducta tecnológica deja de ser funcional para convertirse en una fuente de estrés es un paso esencial hacia la autorregulación. Aplicaciones de bienestar digital, meditaciones guiadas son recursos útiles para reducir la dependencia del celular. “Al principio estas actitudes y estas acciones suelen ser difíciles, porque estamos muy acostumbrados a tener el celular”, explica Mercado.

La ansiedad digital es un síntoma de un modelo de vida cada vez más acelerado y exigente. Si bien no es posible eliminar por completo la presencia de dispositivos en el día a día de los jóvenes, sí es posible educar en el uso crítico y saludable de la tecnología. Esto requiere un compromiso y un cambio de paradigma en torno a la forma en que nos relacionamos con el mundo digital.

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