El sonido que conquista, el impacto del audiobranding para conectar con nuevas audiencias

Quién no ha quedado impactado y quieto con el sonido característico “Ta-Dum” antes de ver una película o serie en una de las plataformas de streaming. Las marcas ya no solo se ven, también se escuchan. Y el oído se ha convertido en la nueva puerta emocional hacia el consumidor.
En un mundo saturado de estímulos visuales, el sonido se posiciona como el nuevo protagonista del branding. El audiobranding, o branding sonoro, ha dejado de ser un recurso decorativo para transformarse en una herramienta estratégica clave en la construcción de marcas memorables.
Ariel Daza, profesional en Diseño Gráfico con más de 10 años de experiencia en audiobranding y, en esta oportunidad, tallerista del Nexus Creative Week de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que cualquier empresa, sin importar si es pequeña, debería tener un logo sonoro que le caracterice e identifique para terminar de cerrar esa experiencia del branding.
“Estamos acostumbrados a que cuando hablamos de branding pensamos erróneamente que solo es el logo, que solo es la parte visual, siendo que es todo el universo que conforma una marca. Pero una parte que se deja un poquito de lado algunas veces es la parte sensorial auditiva. Esta parte es muy importante para el ser humano. Si bien el ojo, la comunicación visual es muy importante, también hay comunicación auditiva. Y ahí es donde hablamos de la gestión de una marca por medio de los oídos”, explica Daza.
El audiobranding (o branding sonoro) es la creación y gestión estratégica de sonidos para construir una identidad sonora única que represente a una marca, evocando emociones, reforzando valores y mejorando el reconocimiento.
Marcas como Netflix, McDonald’s o Intel lo saben bien. Con apenas unos segundos de audio, sus identidades se reconocen al instante, incluso si una personas esta con los ojos cerrados. Ese poder sensorial y emocional convierte al sonido en un canal directo al recuerdo y a la fidelización.
La tendencia ha cobrado fuerza con el cambio en los hábitos de consumo de contenido. Hoy, plataformas como TikTok, Spotify, podcasts y asistentes de voz han puesto el audio en el centro de la experiencia. La Generación Z y los Millennials, grandes protagonistas del mercado, están más dispuestos a conectar con marcas que les hablen en su lenguaje sonoro.
Estudios psicológicos, como los de Paul J. Juslin y Donald Sloboda, demuestran que los sonidos están vinculados a la memoria y pueden evocar emociones específicas. Por ejemplo, melodías lentas con cadencias descendentes generan tristeza, mientras que las ascendentes son estimulantes. El 72% de las personas recuerda sonidos de marcas, y el 37,8% los identifica espontáneamente.
Un informe de IPSOS (multinacional que se dedica a la investigación de mercados y consultoría) destaca que las señales sonoras son más efectivas para captar la atención que otros activos de marca, como celebridades o mascotas. El impacto en la activación de dos o tres sentidos aumenta la fidelidad del cliente en un 43%, y hasta un 58% con cuatro o cinco sentidos. Esto subraya la importancia del audiobranding como parte del branding sensorial.
“Es muy importante porque es algo clave para cerrar mensajes cuando damos una publicidad, cuando damos una conferencia, terminar con ese logo auditivo, cierra toda esa experiencia que va a ser: recordamos. (El sonido) Tiene que ser algo simple, entonces va a ser algo memorable, porque se va a impregnar y vamos a poder recordarlo”, destaca Daza.
Más allá de una melodía pegajosa, el audiobranding moderno se manifiesta más que el conocido jingle porque incluye tonos, voces, ambientes o paisajes sonoros que reflejan la esencia, los valores y la personalidad de una marca. Es una identidad audible.
Para el experto Daza, que además forma parte de la semana de talleres exclusivos del Nexus Creative Week, con el tema: Cuando los logos suenan: Audiobrandig, sostiene que “Un logotipo sonoro es una marca. Es una huella distintiva que, al igual que una marca, tiene su logotipo, isotipo, en cualquier nomenclatura que sea visual. Cuando hablamos de un logotipo sonoro nos referimos a una huella, algo distintivo, algo que caracteriza a una empresa”.
Lo interesante es que, en esta nueva era, el público exige autenticidad. Ya no se trata de impresionar con una superproducción, sino de sonar real, cercano, humano. Las marcas que mejor conectan son aquellas que logran que su sonido evoque confianza, emoción y propósito.
Los sonidos provocan respuestas psicológicas, como la liberación de dopamina, que influye en la atención y la motivación. Esto es clave en entornos donde el 79% del consumo de contenido ocurre mientras se realizan otras actividades.
Algunos ejemplos de audiobranding reconocibles destacan por sus inconfundibles notas o melodías como:
Netflix: Su icónico sonido “Ta-Dum” de inicio, es un logo sonoro que marca el inicio de sus contenidos. Creado con la colaboración de Hans Zimmer para su debut en cines, este sonido es reconocible incluso sin elementos visuales, reforzando la experiencia del usuario.
Intel: El logo sonoro de cinco notas, creado por Walter Werzowa, asocia la marca con innovación y tecnología. Es uno de los sonidos más identificables del mundo.
Nokia: El ringtone basado en una composición de Francisco Tárrega se convirtió en un sello distintivo en la era de los móviles. Aunque actualizado, sigue siendo reconocible, mostrando flexibilidad y memorabilidad.
Coca-Cola: Utiliza paisajes sonoros y jingles en campañas globales, como el sonido de una lata al abrirse, que evoca frescura y satisfacción.
McDonald’s: El jingle “I’m Lovin’ It”, compuesto por Pharrell Williams y Justin Timberlake, es un pilar de su identidad desde 2003. Su simplicidad y repetición lo han hecho globalmente reconocible.
El desafío es sonar diferente, sonar relevante y, sobre todo, que sea audible la intención para ser recordado, porque solo son memorables las marcas que saben hacerse escuchar con autenticidad.
Es evidente que el audiobranding es una herramienta poderosa para construir marcas memorables y emocionalmente conectadas. Estudios confirman su impacto en la memoria, la fidelidad y el comportamiento del consumidor, mientras que ejemplos como Netflix, McDonald’s e Intel demuestran cómo un sonido bien diseñado puede convertirse en un activo estratégico.