Liderazgo en educación, pilar fundamental para mejorar la calidad de la formación
En el ámbito educativo, el liderazgo emerge como un pilar fundamental para transformar y mejorar los sistemas de enseñanza en el mundo. Según el informe “Global education monitoring report, 2024/5” de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la calidad de la educación está intrínsecamente vinculada con la capacidad de liderazgo en los niveles institucionales y gubernamentales.
El documento analiza la relación entre el liderazgo y los resultados educativos, destacando que “los líderes en educación no solo establecen objetivos claros, sino que también inspiran y movilizan recursos para alcanzarlos”.
El liderazgo educativo no se limita a la administración, sino que abarca el establecimiento de un entorno de aprendizaje inclusivo y equitativo. El informe del organismo internacional señala que los líderes eficaces no solo implementan políticas, sino que también trabajan como «agentes de cambio que promueven una cultura de mejora continua».
Este enfoque resalta la importancia de fomentar una visión compartida entre los diferentes actores educativos, desde docentes hasta estudiantes y padres de familia, para garantizar el éxito a largo plazo.
En esa línea, Alejandro Zegarra, vicerrector adjunto de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz Santa Cruz, afirma que “el autoliderazgo es un factor que debemos afianzar en nuestros jóvenes, porque antes de liderar a otros, debemos conocer las capacidades que tenemos nosotros mismos. Encontrar su propósito de vida les ayudará a los estudiantes a encaminarse hacia una dirección que les permitirá ayudar a los demás a través de su profesión”.
Zegarra también propone “poner en práctica la técnica de proyección El Taller de Sueños, para proyectar cómo se ven de aquí a cinco años y definir los resultados que quieren alcanzar. Ahí deja de ser un sueño y se convierte en un propósito”.
Por otro lado, los desafíos globales, como las brechas de acceso a la educación y las desigualdades en los recursos, exigen líderes con habilidades para la toma de decisiones estratégicas y la gestión de conflictos.
“El liderazgo debe ser adaptativo, capaz de responder a contextos en constante cambio, particularmente en situaciones de crisis como las pandemias o los desastres naturales».
Asimismo, el informe de la UNESCO resalta que el liderazgo eficaz se nutre de una formación continua y de redes de apoyo profesional. Estas redes permiten a los líderes compartir experiencias y adoptar prácticas exitosas de diferentes contextos.
“La colaboración y el aprendizaje entre pares son esenciales para fortalecer las capacidades de liderazgo en todos los niveles del sistema educativo”, se lee en el informe. Esto sugiere que los líderes educativos deben estar abiertos a la innovación y a la integración de nuevas tecnologías para abordar los desafíos contemporáneos.
Erika Ortiz, formadora ecuatoriana en habilidades de liderazgo, complementa la visión afirmando que “todos nacemos con la capacidad de ser líderes” y que “el líder debe estar en constante preparación”.
El liderazgo también desempeña un papel crucial en la promoción de la equidad y la inclusión en la educación. Según el informe, los líderes deben garantizar que todos los estudiantes, independientemente de su origen socioeconómico, género o ubicación geográfica, tengan acceso a una educación de calidad.
“Un liderazgo inclusivo no solo beneficia a los estudiantes más vulnerables, sino que también enriquece el sistema educativo en su conjunto”, remarca el informe. Este enfoque no sólo es éticamente necesario, sino que también tiene implicaciones directas en el desarrollo social y económico de las comunidades.
A pesar de los avances, persisten retos significativos en muchas regiones del mundo. La falta de recursos, la inestabilidad política y las barreras culturales dificultan el desarrollo de liderazgos sólidos en la educación.
Ante ese reto, el informe enfatiza la necesidad de que los gobiernos prioricen la formación y el apoyo a los líderes educativos como una inversión clave para el futuro. Por ello, Zegarra destaca que «tomar la decisión correcta ayudará a que tengamos grandes profesionales y buenos seres humanos, porque no solo se trata de ser exitosos laboralmente, sino también, tener principios y valores humanos inquebrantables».
En definitiva, el liderazgo en educación se perfila como una herramienta indispensable para mejorar la calidad de la formación y garantizar un futuro más equitativo e inclusivo. La capacidad de inspirar, gestionar y transformar son cualidades que deben ser cultivadas y respaldadas a todos los niveles para enfrentar los retos de un mundo en constante evolución.