Por Lily Zurita
En el contexto de la actual crisis económica, el sector turístico, parte esencial de la economía naranja, se presenta como una de las mayores oportunidades para la captación de divisas y la reactivación económica del país.
Para que Bolivia pueda aprovechar al máximo las bondades de este rubro económico, es esencial que los sectores público y privado trabajen de manera conjunta. Mejorar la Ley de Inversiones, garantizar seguridad jurídica y fortalecer la promoción internacional del país son pasos iniciales clave, según Fernando Villagra, experto en e-commerce y director de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“Para potenciar el turismo es crucial articular la colaboración entre la academia, el Estado y la empresa privada, dividiendo el trabajo conjunto en varias áreas críticas donde se podrían crear sinergias, un modelo de triple hélice”, reflexiona.
Además, apostar por la innovación y la tecnología podría posicionar al país como un destino competitivo a nivel internacional.
Helga Cisneros, vicepresidenta de la Cámara Departamental de Hotelería de La Paz y segunda vocal de la Federación de Empresarios Privados de La Paz, destaca que, a pesar de la ausencia de políticas públicas efectivas, los actores del rubro turístico reconocen el potencial de este sector para dinamizar la economía, tanto a nivel nacional como regional.
“El turismo es un sector que puede captar divisas del extranjero, y esas divisas se quedan en la economía interna”, subraya la experta.
El turismo ha demostrado ser una fuente significativa de recursos. Antes de la pandemia, en 2019, representaba el 7% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, generando aproximadamente 900 millones de dólares. Sin embargo, el sector no ha logrado recuperar sus niveles previos. La ocupación hotelera, que en 2019 alcanzaba el 60%, cayó al 35% en 2023, lo que refleja la falta de apoyo estatal para revitalizar este sector estratégico.
Según Diego Rodríguez y Bernardo Fernández, en su estudio El impacto del turismo en Bolivia y los determinantes para su dinamismo, los ingresos por turismo receptivo han representado históricamente alrededor del 2% del PIB nacional.
«En términos de la balanza comercial, el sector se ha consolidado como la tercera fuente más importante de divisas por exportaciones de bienes y servicios, representando entre el 10% y 15% de las exportaciones totales en las últimas dos décadas”, afirman los autores. Además, destacan el crecimiento del turismo interno tras el cierre de fronteras por la pandemia, que en 2023 registró más de 3 millones de visitas y generó cerca de 300 millones de dólares.
A nivel internacional, las políticas de atracción de turistas e inversiones han sido clave en el desarrollo económico de muchos países de la región. Bolivia, sin embargo, parece haber desaprovechado esta oportunidad.
El economista Lucky Andersen estima que, con políticas adecuadas, el turismo podría generar hasta 3.000 millones de dólares, una cifra comparable a los ingresos que generaba el gas en sus mejores años. Este pronóstico refuerza la necesidad de un cambio en la visión gubernamental y empresarial hacia el turismo como motor de crecimiento económico.
“A diferencia de nuestros vecinos, en Bolivia tenemos una cultura viva”, comenta Cisneros, quien agrega que «en La Paz, por ejemplo, en un solo día puedes ver una entrada folklórica, a las señoras de pollera en la calle y disfrutar de la rica gastronomía local. Vivimos la cultura, lo que es una gran oportunidad para el país. Sin embargo, necesitamos que el sector privado también crea en este sector, porque al atraer inversiones extranjeras se beneficia una amplia gama de sectores».
La economía naranja, de la cual el turismo forma parte, abarca más de 30 sectores transversales, como la hotelería, el transporte, la gastronomía y la artesanía. Cada dólar invertido en turismo genera un retorno de 80 dólares, lo que refleja su capacidad para impulsar otros sectores y generar empleo tanto en zonas urbanas como rurales.
A pesar de estas oportunidades, el rubro enfrenta desafíos importantes a nivel nacional. La falta de inclusión tecnológica es una de las mayores barreras para competir en el mercado global. Mientras que otros países ofrecen experiencias inmersivas de turismo y visitas guiadas mediante tecnologías como la realidad aumentada, Bolivia aún no ha desarrollado proyectos que integren inteligencia artificial o tecnologías emergentes en el sector turístico, limitando su atractivo para los turistas extranjeros.
El país necesita avanzar hacia una economía creativa. El turismo, con su riqueza cultural y natural, tiene el potencial de reemplazar a sectores extractivistas que están en declive. Las oportunidades están claras, solo falta la voluntad política y empresarial para concretarlas.