¿Se imagina encontrar en el mercado tejidos, hilos o compresas hechas con hojas de la planta de piña y contribuir a la preservación del medio ambiente? Aunque todavía de forma experimental, siete estudiantes de la carrera de Bioquímica y Farmacia de Unifranz en Cochabamba elaboraron estos textiles como parte de un proyecto estudiantil.
El resultado fue interesante. Los textiles hechos con hojas de la planta de piña son resistentes, se degradan en un tiempo mínimo y, lo más importante, las personas que los usen podrían sumar su granito de arena al cuidado del medioambiente y la lucha contra el cambio climático.
Piña, una especie vegetal con varias propiedades
La piña Ananas comosus (L.) es una especie vegetal que tiene varias propiedades y beneficios. Su composición química da cuenta de 89% de agua o bromelina. También es fuente de vitaminas A y C, potasio, hierro y calcio.
El consumo del fruto maduro de la piña otorga muchas propiedades al cuerpo humano y está recomendada en tratamientos de:
• Retención de líquidos (actúa como diurético)
• Problemas de tránsito intestinal y estreñimiento (por su gran poder laxante)
• Hipertensión, colesterol y anemia
• Intoxicaciones (funciona como depurador)
• Trastornos del sistema inmunológico (refuerza en la disminución de defensas y ayuda a la formación de glóbulos rojos y blancos)
• Problemas degenerativos y cardiovasculares
• Mala circulación sanguínea
• Obesidad
• Problemas en el crecimiento óseo, tejidos y sistema nervioso en los niños.
El cultivo de piña se realiza a gran escala. El trópico de Cochabamba es, tal vez, una de las regiones de mayor producción. Datos del Ministerio de Desarrollo Productivo revelan que la producción de piña aumentó de 52.292 toneladas anuales en 2006 a 86.720 toneladas en 2021. Mientras que la superficie cultivada pasó de 3.444 hectáreas a 5.008 hectáreas.
Hojas de piña en medicina y otros usos
El cultivo de la piña en el trópico de Cochabamba se concentra en el fruto; sin embargo, las hojas también pueden ser usadas en el campo de la medicina o en la producción de textiles.
Como planta medicinal, las hojas de piña curan hemorragias nasales, tuberculosis glandular, los vómitos por bacterias o virus, alivia la gripe y la tos, la disentería, diarrea, la inflamación de la garganta o las hemorroides, entre otros.
Asimismo, su alto contenido en fibra insoluble permite extraer las mismas y obtener textiles, según el director de la carrera de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo en Cochabamba, Daniel Pinto.
Durante el primer semestre de este año, estudiantes de esta carrera realizaron un proyecto, motivados por la problemática medioambiental de no desechar las hojas de piña después de la selección de los frutos.
“El objetivo era transformar esta materia prima en producto de interés como son los textiles, éste fue un estudio descriptivo, longitudinal, experimental, pero que más adelante tendrá continuidad”, indica.
El proyecto fue trabajado en seis etapas que incluye la recolección de la materia prima, el control de calidad de la materia prima, la extracción de fibra a partir de las hojas de piña, control de calidad a la fibra obtenida, elaboración de textiles y control de calidad al producto terminado.
Resultados obtenidos
Según Pinto se recolectaron nueve kilogramos de materia prima. “Se extrajo fibra al 98% con el método del raspado y se analizó que la fibra era totalmente insoluble tipo celulosa y lignina. No presentó microrganismos, no era toxica, era resistente y tenía afinidad por la tinción de color rojo (…)”, dice Pinto.
Con la fibra, los estudiantes elaboraron textiles tipo tejido, hilo, compresas, individuales para mesa de comedor, tela gruesa y otros, que se degradan en un tiempo mínimo. En caso que el proyecto continúe a futuro, se podría utilizar maquinaria para mejorar el proceso.
Se conoce que en Brasil ya se elaboran algunos textiles ecológicos a base de este producto (hojas de piña). Asimismo, en China elaboran textiles, netamente biodegradables, a base de bambú y en Europa se considera sostenible generar tejidos a base de hojas de algodón.
Estudiantes preocupados por el medio ambiente
Los siete estudiantes que participaron del proyecto se encuentran en un nivel básico de la carrera. Según Pinto, ellos optaron por trabajar esta línea de investigación con el fin de evitar la contaminación ambiental y convertir los desechos de hojas de piña en productos interesantes.
“Además de optar por la producción de textiles libres de crueldad animal, esta idea surgió ya que la familia de una de las estudiantes se dedica al cultivo de piña y, en alguna medida, quieren mejorar sus procesos de cultivo y evitar el desecho de las hojas de piña aportando a un desarrollo sostenible y a la elaboración de textiles biodegradables”, dice el académico.
Para Pinto, es fundamental impulsar líneas de investigación que tengan que ver con el desarrollo de productos de interés ambiental, pero, principalmente, relacionados con el concepto de “productos con principio” y contribuir con la resolución de las diferentes problemáticas de la vida real del entorno y así desarrollar habilidades propias de la profesión, pero con la conciencia del equilibrio entre innovación y responsabilidad.
“Nuestra carrera se caracteriza por el amplio campo de investigación. Una de las áreas de mayor interés es el de producción (…). Es relevante considerar que dentro de estas investigaciones apuntemos a la biosostenibilidad o al cuidado del medio ambiente (…). Estamos desarrollando en los estudiantes competencias que en el futuro serán una gran herramienta para ellos”, dice Pinto.
Alarmante producción de plásticos
En Bolivia, según un diagnóstico de Servicios Ambientales S.A. y WWF (World Wildlife Fund Inc), se estima que, al menos 142.699 toneladas de este material son desechadas anualmente (dato a julio de 2022). De esta cantidad, alrededor del 5% termina en botaderos a cielo abierto o cuerpos de agua, contaminando la naturaleza y afectando los ecosistemas.
Las bolsas plásticas, los envases de poliestireno y botellas plásticas, son los materiales más desechados.
Asimismo, anualmente, el país importa alrededor de 285.000 toneladas de plásticos (60% material manufacturado; 20% material primario; y 20% material no primario) con un costo aproximado de 560 millones de dólares.
En tanto, datos de National Geographic, dan cuenta que cada minuto, se vende un millón de botellas de plástico en todo el mundo y que más del 90% de los plásticos se producen a partir de combustibles fósiles. También que, en 2018, la producción global de plásticos fue de 359 millones de toneladas, un peso similar al aproximado de la población mundial.
Si los datos se mantienen, los océanos contendrían más plástico que peces en 2050 según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU).