Por Manuel Filomeno
En el mundo de la computación y los sistemas existen una infinidad de términos únicos, pero dos sobresalen del resto, hardware y software. Mientras el primero hace referencia a las partes tangibles de un ordenador (teclado, mouse, procesador, tarjeta madre, GPU), el otro se refiere a aquello que es intangible hasta cierto punto, pero con lo que podemos interactuar a través del ordenador.
Este elemento, indispensable para el funcionamiento de los sistemas tecnológicos, lleva varios años como una oportunidad de crecimiento y desarrollo para los ingenieros de sistemas en todo el país, pero con mayor fuerza en Cochabamba.
“El desarrollo de software ha tenido un impacto significativo en Cochabamba, que se destaca a nivel Bolivia como la principal ciudad en términos de exportación de software. Estamos hablando que esta actividad genera alrededor de 30 millones de dólares anuales, según varios reportes”, explica el ingeniero Sergio Valenzuela, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
El desarrollo de software es una industria creativa, enmarcada en la economía naranja la cual emerge como una sólida alternativa de desarrollo, no sólo por su impacto directo, sino como un impulsor de innovación para la economía en su conjunto. Reconocer al emprendedor cultural y creativo como catalizador es fundamental para maximizar este impacto.
Los emprendedores creativos, agentes de cambio, combinan recursos para generar dinámicas de valor cultural y económico. Potenciar el emprendimiento creativo implica reconocer su fortaleza y proporcionar herramientas y apoyo para su sustentabilidad.
José Ramos, un programador de 32 años, trabaja en una de las docenas de empresas de desarrollo de software de exportación que existen en Cochabamba y comenta que el trabajo se realiza en equipos con tareas específicas, pero que siempre hay lugar para la creatividad propia.
“Normalmente, empresas de Estados Unidos, de México o de Europa contratan a los equipos para desarrollar o mantener distintos programas. Por ejemplo, hay equipos que incluyen nuevas características a un software de marketplace, otro equipo se dedica a hacer mantenimiento a dicho software, otro a encargarse de las pruebas de rendimiento y así, todos los equipos pueden estar en Cochabamba o en diferentes lugares del mundo”, explica.
Otras empresas también trabajan en el desarrollo de proyectos puntuales para firmas internacionales o colaboran con equipos internacionales en el desarrollo de programas completamente nuevos.
En base a estudios de la Fundación Novus y el Cluster Tecnológico de Cochabamba, existen más de 161 empresas tecnológicas que se dedican al desarrollo de software en el departamento, con más creándose cada año.
De acuerdo con el Censo de Economía Naranja, realizado por el Instituto de Progreso Económico y Empresarial (IPPE) de Unifranz y la Federación de Entidades Empresariales de Cochabamba (FEPC), el desarrollo de software es una de las siete actividades principales de la economía creativa en el departamento de Cochabamba, junto con la gastronomía, la moda, la artesanía, la educación creativa, las editoriales y la industria de productos.
Inteligencia Artificial y desarrollo
Valenzuela señala que las oportunidades que se abren con el avance de la Inteligencia Artificial (IA) se constituyen en una nueva oportunidad de crecimiento para los ingenieros de sistemas del país y en especial de Cochabamba, sobre todo aquellos encargados del desarrollo y creación de software.
“Tenemos un polo tecnológico en Cochabamba en cuanto al desarrollo de software, pero hay una carencia o más bien una oportunidad, ya que estas empresas todavía no están desarrollando software que conlleven el uso de la inteligencia artificial”, manifiesta el experto en ingeniería de sistemas.
Es por eso, remarca Valenzuela, que es importante potenciar el aprendizaje y desarrollo de esta tecnología, para poner a Bolivia en el mapa mundial de la creación de software.
Para esto, es importante contar con políticas públicas que faciliten la investigación y el desarrollo en el campo, dice Valenzuela.
“Es de suma importancia establecer una política a nivel de gobierno, que impulse el desarrollo de la investigación en este campo y ponernos a disposición de otros países, como Chile, Brasil o Colombia, Uruguay y Argentina, que están a la vanguardia en cuanto al desarrollo de estas tecnologías”, concluye.