Salud mental al borde del colapso: Ansiedad y depresión arrasan con la juventud boliviana

Victoria, una joven de 20 años, solía ser una estudiante universitaria entusiasta y llena de sueños. Sin embargo, tras la pandemia, su vida dio un giro inesperado, su papá perdió la batalla contra el Covid-19. La ansiedad y la depresión comenzaron a apoderarse de ella, llevándola a un aislamiento progresivo. A pesar de su sufrimiento, no buscó ayuda profesional, creyendo que podía manejarlo sola y temiendo ser juzgada por su entorno.
“Me sentía atrapada en una montaña rusa emocional: pasaba de la tristeza profunda a la irritabilidad sin motivo aparente. Perdí el apetito, el sueño y la capacidad de concentrarme. Fueron meses de desesperación silenciosa. No quería hablar con nadie; me aislé creyendo que podía manejarlo sola. Ahora sé que estaba equivocada. Si mi hermana no me hubiera insistido en buscar ayuda profesional, quizás no estaría aquí compartiendo mi historia”, expresó Victoria.
El testimonio de esta joven no es único, pues en 2021, Bolivia registró 69,303 casos de trastornos de salud mental, con una mayor incidencia en mujeres (38,995 casos) que en hombres (30,308 casos). Estos datos revelados por el portal Salud Mental Bago, indican que los departamentos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz concentran el mayor número de casos, evidenciando la necesidad de políticas públicas y recursos adecuados para abordar esta problemática.
En este escenario, la psicología no solo permite comprender el origen y desarrollo de los trastornos mentales, sino también intervenir de manera oportuna y efectiva a través de procesos de evaluación, diagnóstico, contención emocional y seguimiento terapéutico. Además, cumple una función clave en la promoción del bienestar integral, la prevención del sufrimiento psíquico y la construcción de entornos saludables.
Un sondeo de UNICEF Bolivia reveló que ocho de cada diez jóvenes experimentaron angustia, depresión y ansiedad durante la pandemia; sin embargo, el 75% no buscó ayuda psicoemocional. Las principales razones incluyen la creencia de poder resolverlo por sí mismos (44%), temor a la exposición o vergüenza (13%) y preocupaciones económicas (9%).
Además, el 61% de los encuestados no sabía a quién recurrir o dónde acudir en caso de enfrentar problemas relacionados con la salud mental. Esta falta de información y acceso a servicios adecuados subraya la urgencia de implementar estrategias efectivas de concienciación y apoyo.
En respuesta a esta situación, cinco universidades, lideradas por la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), han tomado la iniciativa de realizar un proyecto denominado «Implementación de protocolos de atención psicológica en centros de salud de primer nivel», que busca incorporar estudiantes de psicología de último semestre en dichos centros, para mejorar la detección y atención de trastornos mentales.
El proyecto se implementará en ocho centros de salud, donde estudiantes en prácticas profesionales realizarán actividades de detección y tamizaje bajo la supervisión de docentes y profesionales clínicos. El personal de salud de estos centros será capacitado en la incorporación del tamizaje de salud mental y las rutas de derivación.
“Este es un proyecto con un gran potencial transformador para la salud mental en Santa Cruz de la Sierra. Su enfoque comunitario y preventivo, basado en la colaboración entre el gobierno municipal y las universidades, lo convierte en una iniciativa sólida e innovadora. Involucra tanto la práctica profesional de los estudiantes como la generación de evidencia científica para sustentar políticas públicas, lo que refuerza su impacto a corto y largo plazo», explica James Robles, director de la carrera de Psicología de Unifranz.
El proyecto se desarrollará en cuatro etapas. Además, contribuirán a establecer las bases para un modelo de atención que integre la salud física y mental de manera accesible y sostenible.