¿Se ha preguntado alguna vez cómo se organiza la exposición de un museo? ¿Quién dispone los criterios para la selección de las obras de arte? El curador de arte es la persona competente para la misión.
Estudioso de la historia del arte y de otras ciencias sociales como filosofía o literatura, cuenta con la formación necesaria para interpretar las propuestas artísticas. Su labor condensa este conocimiento para convertirlo en una idea específica, clasifica las obras y les asigna una correlación con el fin de representar o también criticar dicho planteamiento.
“El curador es un investigador teórico que sugiere una idea, una geografía conceptual donde todos los insumos de una exposición se enmarcan. Por ejemplo, en el caso de curar una muestra del Barroco Mestizo, el curador analiza, reflexiona y selecciona todo el material para que la muestra sea coherente y logre comunicar que sostiene que somos un amalgama mestiza”, explica Eduardo Ribera, docente de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, y curador del proyecto artístico inmersivo, que realiza esta institución con motivo de su 30 aniversario.
El curador de arte también es un historiador, debe realizar una investigación para montar cada muestra. En el mencionado caso, consiste en “definir qué iglesias, o cuales elementos iconográficos, arquitectónicos y culturales se condensan, además, definirá la forma que adquirirá el montaje de la misma, cuidando la museografía, para que la misma mantenga fluidez y coherencia”.
Aunque esta profesión se ha desarrollado en las últimas décadas, aún no está ni regulada ni tipificada, pues no existe una profesionalización universal, como apunta Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, MUAC, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ribera, conocido en el mundo artístico como BlueBox, reconoce que “no hay un monopolio ni gremio ni control sobre el trabajo del curador, sin embargo, las buenas muestras hablan por sí solas”.
El término «curador» proviene del latín curator y significa “cuidador, encargado de resguardar un legado”. Los especialistas sostienen que el rol de curador y su prestigio están ligados al advenimiento del arte contemporáneo y a la realización de exposiciones temporales e itinerantes. Antes, se hablaba de conservador de un museo.
En los años 60 del siglo pasado, el rol del curador estaba relacionado más a la crítica de arte. Las galerías de arte y museos requerían un curador que certifique el valor de las obras de esos espacios culturales, pero fueron acusados de recibir dinero y de dar una crítica subjetiva sobre los materiales expuestos.
En la actualidad, este oficio ha cambiado con la forma en la que hoy se consume y percibe lo artístico, debido a la introducción de las nuevas tecnologías. Ahora hay un sinfín de exposiciones que son realizadas periódicamente, a veces relacionadas con el campo de la comunicación o moda, como la Gala del Met, un evento benéfico anual, que recauda dinero para la conservación de la exposición permanente del Vestido y Moda, del Museo Metropolitano de Arte en Nueva York.
En el país, la “Inmersión Unifranz”, por ejemplo, que ha sido concebida por un curador, ha combinado la tecnología con el arte: los visitantes ingresan en una especie de tambor, donde aprecian una película proyectada en 360 grados con las obras de siete artistas nacionales e internacionales.
Medina añade que “hay curadores que son operadores de la interrelación entre espectáculo social y obtención de fondos. Hay curadores que son musas inspiradoras–psicoterapeutas–cuidadores de artistas”.
Pero en general, un curador de arte suele encargarse de acciones como la adquisición de obras, el cuidado y armado de las exposiciones, y la presentación e interpretación de lo que significa el material expuesto.