Por Manuel Filomeno
“La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”, decía el pintor Pablo Picasso hablando de la creatividad, ese impulso de crear, pensar “fuera de la caja” y de encontrar soluciones que se alejan de lo común para los problemas del mundo. Sin embargo, esta habilidad, ¿es innata en los humanos o puede cultivarse mediante el trabajo y el estudio?
“La creatividad es la capacidad de las personas de crear ideas, conceptos, cosas o inventar algo. Es el uso de la imaginación para crear algo y puede manifestarse de maneras diferentes, aunque la mayoría de las veces se convierte en algo que se puede ver, oír, oler, tocar o saborear”, explica el director de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Erick Vía.
Una visión de la creatividad indica que esta es innata al humano, es decir se nace con ésta, pero, como dice Picasso, si no se trabaja, ésta puede no surgir.
La creatividad se describe a menudo en término de tres componentes principales: habilidad, actitud y proceso. Todos tenemos un cierto nivel de habilidad para crear, pero es con la actitud y el proceso adecuados cuando se consigue el producto creativo.
La educación de la creatividad es un pilar fundamental en la nueva educación, ya que hay que desarrollar la creatividad de los estudiantes para ayudarles a afrontar su futuro. Vivimos en una sociedad cambiante y es vital fomentar la autonomía de los niños y de las niñas a la hora de afrontar diferentes situaciones que se les presentan de forma original.
“En educación, la creatividad es educar para el cambio y formar personas ricas en originalidad, flexibilidad, visión, iniciativa y confianza. Proyecta profesionales amantes de los riesgos y listos para afrontar los obstáculos y problemas que se les van presentando en su vida”, explica Vía.
Por esta razón, hay que preparar a las nuevas generaciones para ser diferentes y originales, potenciando su capacidad de ser innovadores y creativos en todos los ámbitos de la vida. La creatividad sirve además para reforzar la autoestima, la autonomía y la seguridad, por lo tanto, podemos ver cómo la creatividad ayuda a incrementar la calidad de vida de las personas.
¿Por qué hay personas que son más creativas que otras?
Son diferentes factores relacionados con el entorno social y ambiental los que afectarán al desarrollo de la creatividad. Por ejemplo, en un entorno escolar, los referentes (como el profesorado) que proporcionan herramientas cognitivas y conductuales innovadoras (a través de la enseñanza o la imitación del comportamiento) influyen en la creatividad de los estudiantes.
Por ejemplo, cuando un profesor plantea un problema, dejando tiempo a sus estudiantes para encontrar una solución y valorando a aquellos alumnos que son capaces de alcanzar una solución por vías diferentes a las habituales, a diferencia de aquellos profesores que se limitan a pedir a sus alumnos que memoricen textos.
Tipos de creatividad
La creatividad artística y la científica no son dos categorías separadas de actividad; al contrario, se solapan de diferentes formas.
Un artista como Picasso se relacionaba con el resto del mundo; Newton lo hacía con la naturaleza. El primero intentaba comunicar su visión al resto del mundo mediante su pintura; el otro, buscar la razón de los sistemas preguntando a la naturaleza. Hoy sabemos, en contra de lo que quizás pueda dictarnos nuestra intuición, que el porcentaje de creativos en el mundo del arte es mayor que en la comunidad científica.
“La creatividad lleva a hacer muchas cosas en la mente y con las manos, desde obras de arte de inigualable belleza, esculturas que asemejan la figura femenina, la escritura de un poema de amor o un libro que rememora glorias del pasado, la creación de diseños interesantes o la invención de la cura para una enfermedad mortal”, dice el académico.
Sin embargo, también puede ser tangible o intangible. Por ejemplo, las composiciones musicales, las ideas o los chistes son creaciones intangibles, mientras que las pinturas o los inventos son tangibles. La imaginación da vida a la creatividad o es su requisito imprescindible. No se puede ser creativo sin tener una buena imaginación.
Tipos de pensamiento
Inés Álvarez Icaza Longoria, del Grupo de Investigación Interdisciplinario (R4C), del Institute for the Future of Education, del Tec de Monterrey, asegura que el pensamiento complejo, es decir, poder conectar diversos aspectos de la realidad, es parte de la formación creativa, porque nos empuja a buscar soluciones fuera de lo común.
“Se trata de una gran competencia que formamos en nuestros estudiantes que les permite conectar su realidad de diferentes formas”, señala la experta que dio un curso taller en Unifranz, sobre el Modelo Educativo de Pensamiento Complejo.
Esta metodología se desglosa en cuatro subcompetencias clave: pensamiento científico, pensamiento crítico, pensamiento sistémico y pensamiento innovador.
El pensamiento científico dota a los individuos de las herramientas necesarias para analizar y evaluar información de manera rigurosa, basada en evidencia empírica. Por su parte, el pensamiento crítico fomenta la capacidad de cuestionar suposiciones y examinar perspectivas desde diferentes ángulos, promoviendo así un análisis reflexivo y profundo.
El pensamiento sistémico, por otro lado, permite entender la interdependencia y las relaciones entre los elementos de un sistema, reconociendo la complejidad de los problemas y evitando soluciones simplistas que puedan generar efectos no deseados.
Finalmente, el pensamiento innovador impulsa la creatividad y la búsqueda de nuevas perspectivas, incentivando la generación de soluciones originales y efectivas.
Estas habilidades, según Álvarez, no solo permiten una comprensión más profunda de los fenómenos que nos rodean, sino que también facilitan la identificación de soluciones efectivas ante los problemas complejos que enfrentamos a diario.