Por Lily Zurita
En un mundo donde los recursos no renovables se agotan y los ecosistemas se enfrentan a desafíos sin precedentes, la tecnología emerge como una herramienta clave para la protección del medio ambiente.
No solo ofrece soluciones eficientes para reducir el uso de estos recursos, sino que también promueve una mayor conciencia sobre el impacto ambiental de nuestras actividades tecnológicas.
Este miércoles 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, un movimiento que busca inspirar un cambio positivo a nivel global. Millones de personas de más de 150 países participan en diferentes actividades que promueven acciones en favor del medio ambiente y el potencial de gobiernos, empresas y la ciudadanía para crear un mundo más sostenible.
Desde una perspectiva de la ingeniería, Juan Mario Eguivar Guerra, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que la creatividad es esencial para preservar el medio ambiente y desarrollar alternativas que minimicen el uso de recursos no renovables.
Las innovaciones tecnológicas no solo buscan reducir la huella de carbono, sino también concientizar a la población sobre la relación intrínseca entre tecnología y medio ambiente. Por ejemplo, la comunicación moderna, que depende en gran medida de microondas, está siendo reevaluada para evitar la saturación sonora que afecta tanto a plantas, animales como a los seres humanos.
Un área de preocupación creciente es la saturación electromagnética. Estudios recientes indican que los sistemas tecnológicos actuales contribuyen a una acumulación excesiva de ondas electromagnéticas, lo que puede afectar no solo a los seres humanos, que generan su propia electricidad y magnetismo, sino también a la fauna y la flora.
“Este fenómeno se manifiesta en problemas auditivos, visuales y táctiles en humanos, exacerbados por el uso constante de dispositivos electrónicos como celulares y audífonos Bluetooth”, dice el académico.
Sin embargo, los avances tecnológicos también pueden mitigar estos efectos negativos. Innovaciones como los auriculares que introducen sonido sin dañar el oído interno, o la creación de antenas que reducen la cantidad de emisiones electromagnéticas, son ejemplos de cómo la tecnología puede adaptarse para ser menos invasiva y más amigable con el medio ambiente.
Según Eguivar, “la tecnología también puede ayudar para proteger no sólo a las personas, sino principalmente a las plantas y a los animales. Existen diversas soluciones, sólo se trata de voluntad. Por ejemplo, colocar antenas que minimicen la cantidad electromagnética que afecta a los pájaros en su travesía anual de migrar y se guían por distintos medios”.
Un aspecto crucial en este esfuerzo es la integración de la tecnología en proyectos ambientales a largo plazo.
Estos proyectos requieren una inversión significativa en investigación y desarrollo, con resultados que pueden tardar años en materializarse. No obstante, estas inversiones son vitales para crear soluciones sostenibles que beneficien tanto al medio ambiente como a la sociedad.
La realidad aumentada y las proyecciones holográficas son tecnologías emergentes que pueden reemplazar la necesidad de espacios físicos como son los zoológicos, permitiendo a las personas interactuar con la naturaleza sin perturbar los ecosistemas.
“Del mismo modo, la investigación y desarrollo en motores de hidrógeno, como los de Toyota, demuestran el potencial de la tecnología para reducir las emisiones de CO2, emitiendo solo agua como subproducto”, señala el académico.
Además, la tecnología puede jugar un papel fundamental en la conservación de especies en peligro de extinción a través de la vigilancia y monitoreo en parques protegidos. Estas aplicaciones demuestran que la tecnología, cuando se implementa correctamente, puede ser una fuerza poderosa para la protección ambiental.
Para Eguivar, es crucial que las leyes ambientales se actualicen para reflejar el papel preponderante de la tecnología en la conservación del medio ambiente.
Actualmente, existe una desconexión entre las regulaciones legales y los avances tecnológicos, lo que impide una colaboración efectiva entre estos dos campos. La creación de un marco legal que regule y promueva el uso de tecnologías sostenibles es esencial para maximizar su impacto positivo.
“No soy abogado, pero necesitamos actualizar las leyes relacionadas al cuidado del medio ambiente, para que la tecnología juegue un papel preponderante, para que colabore y no destruya. Falta regular, por ejemplo, el colocado de antenas sin que afecten las áreas protegidas”, reflexiona el ingeniero de sistemas.
La tecnología tiene un papel crucial en la protección del medio ambiente. Aunque presenta desafíos, sus beneficios superan los contras cuando se implementa con responsabilidad y visión a largo plazo.
Las innovaciones tecnológicas pueden transformar nuestra relación con el medio ambiente, promoviendo un desarrollo sostenible que proteja la biodiversidad y asegure un futuro más verde para las generaciones futuras.