La Incubadora Mujer & Empresa del IME impulsará una nueva generación de emprendedoras

By Leny Chuquimia

Cuando una mujer se para frente a un inversor, el silencio que la rodea suele pesar distinto. No es solo el nerviosismo de hablar en público o el reto de defender una idea; es la historia de siglos de inequidad que se cuela en cada pregunta.

“Mientras a los hombres les consultan sobre proyecciones y crecimiento, a las mujeres les preguntan sobre riesgos y prevención”, afirma Xiomara Zambrana, directora del Instituto de la Mujer & Empresa (IME). Su voz no denuncia, analiza, propone y transforma.

Porque desde hace ocho años, el IME ha hecho lo que pocos se atreven, crear y sostener la única incubadora de negocios pensada exclusivamente para mujeres en Bolivia. Este 2025, la institución redobla la apuesta con una incubadora más consciente, más profunda y con una perspectiva de género que atraviesa cada módulo, cada mentoría, cada pitch o presentación.

“El programa de incubación va a incluir lecciones y módulos que tienen que ver con perspectivas de género en todo lo que es pitching, discurso y liderazgo. Tenemos una metodología ágil, producto de todos estos años que hemos venido haciendo incubación desde el IME de Unifranz”, explica Zambrana.

Negocios con propósito y con lupa de género

La nueva edición de la incubadora no busca solo fortalecer emprendimientos, sino cambiar la forma en que las mujeres se miran a sí mismas dentro del ecosistema empresarial. “Queremos que entiendan las reglas del juego y estén un paso adelante. Que sepan por qué los inversores hacen las preguntas que hacen, y cómo responder desde la seguridad y la certeza”, explica Zambrana.

El programa tiene una duración de ocho semanas, una estructura ágil y virtual que permite a las participantes avanzar a su ritmo, con mentorías grupales y espacios de aprendizaje activo. Las postulantes pueden ser mujeres de cualquier ciudad del país, lo único que necesitan es una idea de negocio o un emprendimiento en etapa temprana, de menos de doce meses de vida.

La metodología, que combina formación, validación de ideas y acompañamiento, se resume en una filosofía: aprender haciendo. “No medimos ventas, medimos la claridad del problema, la calidad de la propuesta, la motivación y el compromiso. Lo importante es validar la idea antes de lanzarse y perder tiempo o recursos”, puntualiza la directora.

Soñar mejor 

La incubadora del IME no promete milagros, promete herramientas. Su meta es que las participantes construyan negocios viables, rentables y sostenibles en menos tiempo, evitando los fracasos silenciosos que abundan en el sector informal, un sector que, en su mayoría, tiene rostro de mujer.

“Queremos romper el círculo de la pobreza y la informalidad. Que las mujeres puedan crear negocios más sólidos, más rentables, y que lo hagan desde el conocimiento, no desde la intuición o la necesidad”, enfatiza Zambrana.

Una red de acompañamiento

El IME no se queda en el aula virtual. Después del proceso de incubación, las emprendedoras pueden acceder a evaluaciones periódicas al mes, a los tres y a los seis meses. No solo se capacitan sino que se integran a una red activa de apoyo y mentoría permanente durante todo el año.

“El IME trabaja con un sistema de medición de impacto y con una red de aliados estratégicos, tanto de aceleradoras como de financiadores. Queremos que las emprendedoras más comprometidas tengan oportunidades reales de financiamiento y expansión”, añade Zambrana.

Además, las participantes se incorporan a la comunidad IME, una red viva de acompañamiento que ofrece mentorías, formación continua y conexiones con el ecosistema emprendedor nacional e internacional.

Más que una incubadora

En un país donde la mayoría de los emprendimientos informales son liderados por mujeres, iniciativas como la del IME representan mucho más que una capacitación. Son una puerta abierta hacia una transformación social y económica de fondo.

“Nos aseguramos midiendo, evaluando, escuchando. Ajustamos el programa según lo que las emprendedoras necesitan. Esa flexibilidad es parte de nuestra esencia”, dice Zambrana.

Esa esencia tiene el sello de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, institución que respalda al IME con su enfoque pedagógico, su rigor académico y su vocación de innovación.

Postular es creer

Las mujeres interesadas pueden postularse a través de la plataforma incubadora.ime.bo. En este portal comenzarán un viaje que va más allá del negocio, porque es una apuesta por la autonomía, la confianza y la equidad.

Cabe resaltar que el único requisito es tener una idea de negocio y querer hacerla realidad. Las ideas pueden ser en cualquier rubro, no hay límites. En una primera fase se trabajará con todas las emprendedoras que han sido seleccionadas en el proceso de postulación. 

En la segunda fase, que se llevará a cabo en 2026, se trazará una ruta personalizada para los emprendimientos seleccionados. Cada participante contará con un acompañamiento específico dependiendo el tipo de emprendimiento o negocio, ya sea una startup, de triple impacto o emprendimiento tradicional. 

“Queremos que cada emprendedora descubra su voz y la use con fuerza”, concluye Zambrana. 

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