Hablar de familia es hablar de un núcleo fundamental de la sociedad. Marcada por un ciclo evolutivo, que hace referencia a un grupo de personas unidas por lazos de parentesco, matrimonio, adopción o convivencia, que viven bajo el mismo techo, comparten responsabilidades, afecto y apoyo mutuo.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebra la institución de la familia cada 15 de mayo. No solo dispone una fecha a nivel internacional, sino que enfatiza la relevancia de la familia sobre la incidencia que tienen las tendencias demográficas en las familias.
“Es el primer y más importante agente de socialización en la vida de una persona, donde se aprenden valores, normas y reglas (…)”, indica James Robles, director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La familia es el entorno principal donde los niños reciben cuidado, amor y atención. Los padres o cuidadores desempeñan un papel crucial en la crianza y educación de los hijos, brindándoles conocimientos, habilidades y valores necesarios para su crecimiento y desarrollo.
La interacción diaria entre cada uno de sus miembros —según Robles— contribuye a la formación de la identidad, el autoconcepto y la autoestima de los niños.
La familia, desde una mirada sistémica
Con una mirada sistémica, Tatiana Montoya, docente de la carrera de Psicología de Unifranz, indica que la familia es un conjunto de partes que interactúan y se interrelacionan entre sí. Cada parte cumple diversas funciones que afectan de manera directa el desempeño de todo el sistema.
“Cada familia y cada sistema como familia está compuesto por subsistemas y, a la vez, es parte de otros subsistemas. Por ejemplo, los subsistemas dentro de la familia son los conyugales que viene a ser la pareja, los parentales que son los padres, los filiales que son los hijos, los fraternales que son los hermanos”, puntualiza Montoya.
Siete aspectos caracterizan a la familia
Para Montoya, existen siete elementos importantes que caracterizan la familia:
Ciclo vital: etapas por las que pasa de manera regular en todas partes del mundo. Tiene que ver con la constitución de pareja, la concepción de los hijos, el crecimiento y emancipación de los hijos, un nuevo relacionamiento de la pareja ya sin los hijos y el retiro de la vida activa, donde asumen otros roles.
Gestión de las emociones: la familia enseña a sus miembros que todas las emociones pueden ir fluyendo y que, acorde a la situación, se puede experimentar rabia, ira, amor, felicidad o frustración, por lo que se debe gestionar de manera asertiva esas emociones.
Roles dentro de la jerarquía familiar: las jerarquías en la familia tienen que estar bien definidas, con límites y reglas claras. Las jerarquías las define cada subsistema.
Comunicação: dentro de la familia debe haber comunicación fluida y sobre todo una metacomunicación a fin de arreglar malos entendidos. La metacomunicación es clave a la hora de interrelacionarse con otros sistemas.
Validación: legitimización de las habilidades de cada uno de los hijos, sus diferencias y sus decisiones. Hay que dejar ser a los hijos.
La desvinculación: proceso de independización emocional que empieza cuando los hijos son niños y sigue con la independización económica.
Enseñar lo que es el amor: reconocer que el otro es responsable de su felicidad y yo soy responsable de la mía dentro de mi seno familiar. Y que nadie va a cumplir expectativas que yo no he podido cumplir cuando estaba joven.
Familias monoparentales
Las familias monoparentales tienen la misma cualidad que cualquier otra familia que tenga padre y madre. La familia no necesita una estructura como solía ser antes.
Es importante entender que la familia va más allá de la cantidad de miembros. Si solo hay una mamá o un papá, de igual manera funciona y crea seres útiles para la sociedad. “El hecho que sea una familia monoparental no tendría nada que ver, salvo que haya otro tipo de disfuncionalidad específica dentro de este sistema, es decir dentro de esta familia”, puntualiza la académica.