Por Jorge López
En la última década, se observa un notable incremento en el activismo juvenil a nivel global, con jóvenes liderando movimientos que buscan generar cambios significativos en diversas áreas de la sociedad. Esto resalta el papel crucial que las nuevas generaciones están desempeñando en la promoción de justicia social, medioambiente y política.
“Hay una participación activa de nosotros, los jóvenes, en la defensa y promoción de causas que consideramos justas y necesarias. Utilizamos las redes sociales no solo para compartir información, sino para organizar protestas, crear campañas y movilizar a la comunidad”, comenta Carlos Gutiérrez, joven activista de 23 años.
El papel de los jóvenes en el activismo no es una novedad. A lo largo de la historia, son agentes de cambio en movimientos sociales cruciales. Sin embargo, la era digital amplificó su voz, permitiéndoles organizarse y movilizarse con una rapidez y eficiencia sin precedentes. Las redes sociales, en particular, se han convertido en herramientas indispensables.
“El activismo juvenil busca generar cambios positivos en nuestra sociedad a través de determinadas acciones o actividades. Los jóvenes suelen ser creativos, preocupados por los problemas que atraviesa la humanidad y la diversidad de sus miembros, unidos por una causa común”, sostiene el docente de la carrera de Periodismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Carlos Lara.
De la conciencia a la acción
Desde muy joven, Gutiérrez sintió una conexión profunda con la naturaleza. Creció en Cochabamba, rodeado de hermosos paisajes y una biodiversidad increíble. Sin embargo, también fue testigo de la contaminación y la destrucción de estos mismos entornos. Esto lo marcó profundamente y lo impulsó a actuar.
Tenía solo 17 años cuando se unió a un grupo local de defensa del medio ambiente. «Comenzamos con pequeñas actividades como limpiar parques y ríos locales», recuerda. A medida que se involucraba más en el activismo ambiental, también se convirtió en un defensor de los derechos de los animales.
“Bolivia es hogar de muchas especies únicas y en peligro de extinción, y la caza furtiva y la destrucción de hábitats naturales estaban teniendo un efecto devastador”, comenta.
Lo que inspira a Carlos Gutiérrez a seguir adelante es el amor por la naturaleza y la firme creencia de que cada pequeña acción cuenta. Vio como las campañas de sensibilización pueden cambiar la mentalidad de las personas y cómo las acciones comunitarias pueden restaurar ecosistemas dañados, el apoyo y la colaboración de otros jóvenes activistas le dan fuerza. «Saber que no estoy solo en esta lucha es una gran fuente de motivación», añade.
Carlos sigue comprometido con la protección del medio ambiente y los derechos de los animales. Trabaja en proyectos educativos para concienciar a las nuevas generaciones sobre la importancia de cuidar nuestro planeta. Utiliza las redes sociales para amplificar su mensaje y conectar con activistas de todo el mundo. Su objetivo es inspirar a otros jóvenes a unirse a esta causa y demostrar que, juntos, pueden hacer una diferencia significativa.
«Cada día, cuando veo el impacto positivo de nuestras acciones, me siento más comprometido y motivado a seguir luchando. Creo firmemente que, con dedicación y esfuerzo colectivo, podemos proteger nuestro planeta y asegurar un futuro sostenible para todos», concluye Carlos.
Tatiana Loza comparte una historia similar de compromiso y pasión por la conservación ambiental y animal. Su dedicación a los derechos de los animales silvestres fue inspirada por personas y experiencias significativas.
En 2009, durante su tesis de licenciatura, Arcil Olivia le mostró la importancia de la conservación de la flora y fauna en las áreas protegidas y a través del ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas. Esta experiencia también la llevó a conocer a Clemente Caimani de la Reserva de la Biosfera y Territorio Indígena Pilón Lajas, quien le ofreció una nueva perspectiva sobre la relación con la naturaleza y los animales silvestres.
Durante momentos difíciles en 2016, encontró refugio en el voluntariado, primero en el Museo Nacional de Historia Natural, donde conoció a la investigadora Soraya Barrera, y luego en el Bioparque Municipal Vesty Pakos, bajo la dirección de Andrea Morales.
El libro «Vesty Pakos y la sonrisa del Tigre» de Carlos Capriles, regalado por un amigo, dejó una marca profunda en Tatiana. La historia del naturalista boliviano-austriaco, dedicado a los animales silvestres, la inspiró a seguir luchando por estos seres vulnerables. En 2019, Tatiana se unió a la Unión de Periodistas Ambientales de Bolivia y participó en la Agencia de Noticias Ambientales (ANA), colaborando con destacados periodistas ambientales como Carlos Lara, Jimena Mercado y Vladimir Ledezma.
Durante la pandemia, esta plataforma le permitió abogar por los derechos de los animales silvestres y educar al público sobre la importancia de respetar la vida silvestre en su entorno natural, destacando problemas como el tráfico ilegal y el mascotismo, ejemplificado en el lamentable caso del zorro Antonio.
En 2022, Tatiana trabajó junto a Antonio Cajías para denunciar la mala situación del Bioparque Municipal Vesty Pakos. Actualmente, bajo la invitación de Omar Rocha, está comprometida en el área de educación y es miembro del comité de comunicación del ALPZA (Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios), reflejando su dedicación a la conservación de los animales silvestres.
“Cada experiencia ha fortalecido mi determinación de proteger y promover el bienestar de estos animales silvestres, por el respeto y la educación hacia nuestro entorno natural”, concluye la activista defensora de animales silvestres.
Impacto de la tecnología en el activismo juvenil
La tecnología revolucionó la forma en que los jóvenes se involucran en el activismo. Las plataformas de redes sociales como Twitter, Instagram y TikTok se convirtieron en medios de protestas. Los hashtags virales y las campañas en línea han demostrado ser herramientas efectivas para sensibilizar y movilizar a grandes audiencias.
“Las redes sociales y la tecnología son fundamentales, porque son el canal para hacer escuchar sus propuestas y amplificar su alcance. Por otra parte, estas redes sociales les permiten interactuar con activistas juveniles en otros lugares del mundo y aprender nuevas estrategias que pueden adecuar a su país”, comenta el docente Lara.
Movimientos como #BlackLivesMatter y #FridaysForFuture ganaron atracción global gracias a la difusión en redes sociales. Los jóvenes utilizan estas plataformas no solo para compartir información, sino también para organizar eventos, recaudar fondos y presionar a los líderes políticos.
“Podemos organizar y coordinar acciones en cuestión de horas, difundir información importante y educar al público sobre nuestras causas. Plataformas como Twitter y TikTok nos permiten llegar a audiencias globales y movilizar a miles de personas. Además, las redes sociales nos permiten documentar y denunciar injusticias en tiempo real, lo que puede generar una presión pública inmediata y efectiva”, añade Carlos Gutiérrez.
Casos exitosos de activismo juvenil
En los últimos años, se vieron numerosos ejemplos de jóvenes liderando movimientos que lograron cambios significativos. Dos de los casos más emblemáticos son los de Greta Thunberg y Malala Yousafzai, cuyas historias han inspirado a millones y tuvieron un impacto profundo en el activismo global.
Greta Thunberg, una adolescente sueca, se convirtió en una de las voces más prominentes del activismo climático. Todo comenzó en agosto de 2018, cuando Greta decidió no asistir a la escuela hasta las elecciones generales en Suecia. En lugar de eso, se sentó frente al Parlamento sueco con un cartel que decía «Skolstrejk för klimatet» (Huelga escolar por el clima). Esta acción simple pero poderosa marcó el inicio del movimiento Fridays for Future.
El movimiento creció rápidamente, y jóvenes de todo el mundo comenzaron a organizar huelgas escolares para exigir acciones concretas contra el cambio climático. Greta se ha dirigido a líderes mundiales en varios foros internacionales, incluyendo la Cumbre de Acción Climática de la ONU en 2019, donde su discurso directo y apasionado capturó la atención global.
El impacto de Greta y Fridays for Future fue significativo. Según un informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), las protestas han contribuido a aumentar la conciencia pública y a presionar a los gobiernos para que adopten políticas más ambiciosas. Además, han inspirado a jóvenes a unirse al movimiento y a luchar por un futuro sostenible.
Malala Yousafzai, una joven pakistaní, se convirtió en un símbolo internacional de la lucha por la educación de las niñas después de sobrevivir a un ataque talibán en 2012. Malala comenzó su activismo a una edad temprana, escribiendo un blog para la BBC bajo un seudónimo sobre la vida bajo el régimen talibán en el Valle de Swat y su deseo de ir a la escuela. Su valentía al alzar la voz contra la prohibición de la educación para las niñas en su región la convirtió en un objetivo de los talibanes.
El 9 de octubre de 2012, Malala fue atacada por un talibán armado mientras regresaba a casa en un autobús escolar. Recibió un disparo en la cabeza, pero milagrosamente sobrevivió. Tras una larga recuperación, Malala continuó su lucha por la educación de las niñas y se convirtió en una defensora global. En 2013, cofundó la Fundación Malala junto con su padre, Ziauddin Yousafzai, para defender el derecho de todas las niñas a recibir 12 años de educación gratuita, segura y de calidad.
Estos ejemplos, demuestran que el activismo juvenil no solo tiene el poder de crear conciencia, sino también de lograr cambios concretos. La pasión, la creatividad y la resiliencia de estos jóvenes son una fuente de inspiración y un recordatorio de que el futuro está en manos de aquellos que se atreven a desafiar y luchar por un mundo mejor.