A partir de la irrupción de las nuevas tecnologías de la información, TICs, se habla mucho respecto al “big data”. Numerosos artículos ponen su énfasis en el valor de la información acumulada y la utilización que puede tener en múltiples áreas.
El Big Data o macrodatos, por definición, es el conjunto de datos de gran variedad que se generan en grandes volúmenes y a una velocidad cada vez mayor. Es, prácticamente, la materia prima con la que trabajan todas las empresas modernas y competentes tecnológicamente.
“Indiferentemente a cuál sea el ámbito, todas las instituciones trabajan con datos, con información. Esta información para cada ente es confidencial e importante, porque de acuerdo a la cantidad de información que tienen las instituciones toman decisiones”, indica la directora de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Noemí Moller.
Datos para la toma de decisiones
El uso de datos en la toma de decisiones gerenciales, en este mundo cada vez más interconectado, es fundamental, asegura por su parte el asesor económico de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Hugo Siles Espada.
“Hoy, en un mundo en el que la información es requisito número uno, la data es esencial. La comunidad empresarial y los actores de políticas públicas requieren el dato para tomar decisiones, generar desarrollo y crecimiento”, indica.
Los datos se han convertido en un bien absolutamente escaso y más aún en el país donde no se está realizando investigación o la mayoría de ellas se generan por fuente secundaria.
“Lamentablemente, no se crean ni producen datos, estamos en ese problema. Por ejemplo, las entidades del sector privado y académico estamos trabajando solo con datos del sector público”, sostiene Siles, quien participó en la presentación del Observatorio Nacional del Trabajo ONT de Unifranz, el pasado 9 de febrero.
El economista paceño afirma que hoy se necesita una alianza de cuatro grandes “hélices”, es decir el sector público, privado, internacional y la academia para forjar datos que es el valor agregado para generar política pública y decisiones gerenciales.
“Es un enfoque de cuatro hélices el que tenemos que ir abarcando, no solamente entre la empresa privada y la universidad, sino también entre otros dos actores fundamentales, como son el Gobierno y la cooperación internacional”, puntualiza.
Moller refuerza la posición de Siles respecto a la importancia de la data sobre todo en los bancos de datos, porque le permite tener un historial y un futuro. Gracias a la información almacenada, la institución o la empresa cuenta con una historia de sus procesos.
“Gracias a este mismo historial, las empresas pueden hacer proyecciones a futuro, en base a estas proyecciones pueden planificar y sobre todo tomar decisiones. Entonces la información debidamente almacenada, resguardada en ‘datas` es lo más importante para la empresa”, asegura Moller. El valor de esta información implica también ciertas precauciones. Toda institución debe mantener su información debidamente resguardada y almacenada, porque la información es el capital más importante de la empresa.
La data marca la diferencia de una gerencia moderna
José Gabriel Espinoza, exdirector del Banco Central de Bolivia y analista económico, asegura que la importancia de la data es fundamental porque marca la diferencia de una gerencia moderna, capaz de adaptarse a los cambios en los ciclos de la economía y no solamente a los cambios tecnológicos e históricos.
“Muchas veces la gestión de la empresa (…) está vinculada a una perspectiva de muy corto plazo y en ese escenario los comportamientos tienden a mantenerse conforme a una tradición. El problema es cuando se empieza a mirar más a mediano plazo y donde empiezan a entrar las perspectivas de ciclo (…). Ese tipo de escenarios solamente pueden ser manejados apoyados en información relevante”, asegura el experto.
La data es importante por tres factores, según Espinoza. El primero es que permite saber dónde estás o en qué momento del ciclo te encuentras (…), muchas veces la costumbre nos hace llevar adelante procesos y toma de decisiones que podían haber sido más o menos costosas o beneficiosas en función de alguna evaluación de impacto o de resultados pasados y, obviamente, del entorno”.
El segundo elemento es que permite valorar las decisiones y el desempeño y, el tercer elemento, tiene que ver con la capacidad de adaptabilidad a los cambios en los entornos.
“Una toma de decisiones sin información, basada en la intuición o costumbre, en un evento inesperado, como lo fue la pandemia, pueden llegar a destruir las bases de cualquier organización por muy fuerte que sea”, sostiene el economista.
Actualmente, las empresas y organizaciones ya están dando diferentes usos a la información, no solo para conocer al consumidor sino para explorar futuros mercados o segmentos más grandes de mercado o explorar al interior de la empresa para optimizar sus procesos.
La toma de decisiones a mediano y largo plazo, a partir de información relevante, es clave. Sin embargo, no hay que descuidar nunca los objetivos organizacionales respecto a su uso, caso contrario solo será una pérdida de tiempo, sin ningún efecto positivo.