Doña Juanita usa tipoy, un vestido enterizo de color blanco, sombrero de paja y abarcas. Está preparando pan de arroz, una típica masita del oriente. Ventea el arroz, es decir lo lanza desde una altura de metro y medio, para separarlo de su cáscara y luego lo muele en el tacú, que es un tronco ahuecado, para hacer harina de arroz.
Después lo mezcla con yuca y manteca de cerdo; posteriormente lo cubren con hojas de plátano antes de bañarlas con abundante queso rallado. La preparación la mete a un horno de barro redondo y espera que se cocine. Cuando está dorado, lo saca y ofrece el producto recién horneado, acompañado de mate quemado, servido en una taza de aluminio.
Ésta es una experiencia de lo que el director de la carrera de Administración Hotelera y Turismo, Javier Rivera, llama “turismo vivencial”, una de las mejores estrategias para recuperar el turismo, luego de la debacle que sufrió por la pandemia del Covid-19.
“Fue una de las mejores experiencias que he tenido desde hace mucho tiempo. Fue un viaje de un día a San José de Chiquitos con colegas de la profesión y sobre el cual no tenía muchas expectativas. Pero fue uno de los mejores viajes que he tenido”, apuntó.
Rivero visitó unas pascanas, que son viviendas familiares adaptadas para el turismo, donde los habitantes nativos del lugar muestran cómo viven, cómo hacen su comida y cómo confeccionan sus vestimentas.
“Son experiencias sencillas. Una señora, doña Juanita, te recibe en el patio de su casa y te enseña a hacer pan de arroz. Te invita un mate quemado. Además, te muestra cómo lo hace. Pero son vivencias inolvidables”, asegura.
La pascana de doña Juanita se llama la Fiesta del Posoca y está ubicada en el municipio de San José de Chiquitos en el departamento de Santa Cruz. Es una casita de ladrillo visto, de esos de tipo refractarios, con techos de tejas y tablones y con un muro de cerco hecho también de tablones. El piso de su patio es de tierra.
“Sinceramente, en dos horas nos hizo reír, nos coqueteó con su humor picaresco y nos hizo llorar con su historia de vida. Hemos sentido una hospitalidad que a mis colegas y a mí, sin duda, nos ha marcado”.
Rivera considera que lo maravilloso de este tipo de viajes es que se pueden conocer personas de pueblo, que te muestran su hospitalidad, como no se puede sentir, por ejemplo, en un hotel cinco estrellas.
“Son vivencias que te marcan, y que te provocan ganas de volver allí una y otra vez, de volver a comer pan de arroz y tomar mate quemado (..) No necesitas estar en un hotel cinco estrellas para que afloren tus emociones, para que disfrutes y conozcas la cultura de un pueblo, a su gente y llevarte emociones memorables”, propone el experto en turismo frente a la crisis del sector, que aún no se ha recuperado por completo.
Él considera que “los destinos deben empezar a trabajar en el diseño de sus productos, de las experiencias que quieren ofrecer a sus visitantes”.
Argumenta que luego de haber vivido esos momentos él o cualquiera de sus colegas darán las mejores referencias de las pascanas de San José de Chiquitos. Destaca el valor de la promoción boca a boca, la mejor, porque “las personas tenemos la capacidad de generar confianza”.