Desde Paraguay, Natalia eligió Unifranz El Alto para cumplir su sueño de ser odontóloga

By Ricardo Espinoza

Natalia Escurra
Natalia migró desde Paraguay para convertirse en Odontóloga

Desde pequeña, Natalia Escurra supo que su vocación estaba en crear sonrisas. Mientras otros niños evitaban ir al dentista, a ella le llamaban la atención los equipos, instrumentos y ver a las personas salir aliviadas, sonrientes. Fue allí donde entendió que quería estar del otro lado del sillón, ayudando a transformar vidas. Tras terminar el colegio, dejó su país, Paraguay, y eligió la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto, Bolivia, para hacer realidad su sueño de ser odontóloga.

Mientras Natalia buscaba una mejor oportunidad, con calidad educativa, recibió buenos comentarios sobre el nivel académico de la universidad”, relata. Su elección no fue al azar. Natalia investigó y evaluó distintas alternativas, hasta que encontró en Unifranz una propuesta que le permitió visualizar un futuro prometedor.

“Elegí Unifranz porque es una universidad diferente, con un enfoque realmente innovador. Y ya como estudiante, pude comprobar que acá el aprendizaje no se centra en la teoría, sino que aprendes haciendo; desde el primer semestre trabajamos con casos reales, proyectos prácticos y situaciones que nos preparan para el mundo profesional”, explica Natalia, quien actualmente cursa el segundo semestre de la carrera.

La propuesta académica y el enfoque internacional fueron determinantes. Y es que, su llegada desde otro país, se constituye en una vivencia de internacionalización que valora mucho.

“La experiencia de estudiar en otro país es muy transformadora, me permitió conocer nuevas culturas, adaptarme a diferentes estilos de vida y enriquecer mi formación con una visión global, también es una gran oportunidad para aplicar lo aprendido en contextos reales, trabajar en equipo con personas de otras nacionalidades y salir completamente de mi zona de confort. Con toda la certeza puedo decir que tomar esta decisión me dio mucho más que una carrera, me dio confianza, experiencia, visión global y herramientas prácticas para poderlos aplicar a futuro”.

La joven estudiante valora especialmente la infraestructura de los laboratorios, “bien equipados y con todo lo que necesitamos para aprender”. También destaca el acompañamiento y apoyo que reciben ella y sus compañeros por parte de los docentes y autoridades, lo cual les hace sentir que realmente están atentos a su crecimiento, señala.

Cuando se proyecta hacia el futuro, se ve trabajando en su propia clínica y especializada en cirugía maxilofacial. Además, desea continuar el rumbo de la internacionalización. Le gustaría ejercer en varios países, aunque quiere empezar en Bolivia, donde comenzó todo.

Dejar atrás su país en busca de su pasión implicó dejar muchas cosas atrás, su familia, su entorno, su país. Pero Natalia estaba decidida. “Sabía que no iba a ser fácil, pero valía la pena”, dice. Adaptarse a la altura fue uno de sus principales desafíos y aún trabaja en ello. Mientras la capital de Paraguay, Asunción, se ubica a 77 msnm, la ciudad de El Alto se encuentra a más de 4 mil.

“Bolivia es un país hermoso, y la gente me recibió muy bien”, destaca. Ese acompañamiento humano fue clave en su proceso. Encontró amistades sinceras entre sus compañeros de carrera, que la apoyaron desde el primer momento. “Hice bastantes amigos, todos me recibieron con mucho cariño y están ahí para brindarme cualquier ayuda.”, comparte.

Natalia es parte de una generación que cruza fronteras en busca de formación de calidad, que se atreve a empezar de nuevo, lejos de casa, para construir su futuro. Su historia es la de muchas y muchos jóvenes que, como ella, creen que una carrera puede empezar con una sonrisa y transformar muchas más.

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