En el país, el ámbito informal ha sido históricamente un terreno fértil para la generación constante de emprendimientos, donde surgen ideas que se desvanecen con rapidez. Esta informalidad ofrece una facilidad aparente para incursionar en los mercados, con la libertad de modificar y adaptarse ágilmente.
Sin embargo, el paso a la formalidad empresarial no solo implica enfrentarse a entes regulatorios exigentes, sino también garantiza la creación de fuentes de trabajo dignas.
“En la modalidad informal, tenemos la facilidad de incursionar, modificar, entrar o salir de los mercados y de generar empleo temporal», sintetiza Marco Antonio Mercado, docente de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
«Hacer empresa con toda la formalidad del caso, te expone a los entes regulatorios que son bastante exigentes. Lo positivo es que vamos a crear fuentes de trabajo dignas”, complementa la idea.
Mercado alienta a los emprendedores a dar el salto hacia el sector formal. Implica estabilidad laboral, seguridad social a corto y largo plazo, así como todas las prestaciones de ley. Al formalizar un negocio, no solo se materializan ideas y sueños, sino que se otorga seguridad a empleados y sus familias.
La economía informal puede generar movimiento y empleo temporal, pero la formalidad empresarial no solo beneficia a individuos particulares, sino que mejora la calidad de vida de trabajadores y sus familias.
“Mueve y emprende bastante (la economía informal), pero cuando ésta se hace formal (…), nos da calidad de vida a los trabajadores, llámense auxiliares, analistas, jefes o gerentes, y a toda una estructura organizacional que no solamente sirve como actor de una cadena productiva comercial, de un objetivo misión o visión de una empresa, sino que también la empresa puede dar calidad de vida a una familia que, posteriormente, aportará al mercado boliviano”, puntualiza el académico.
El salto de un pequeño emprendedor a un gran emprendimiento no es fácil. Los pequeños negocios suelen tener ingresos limitados, mientras que los grandes pueden generar mayores utilidades.
Sin embargo, según Mercado, el temor al marco regulatorio puede mantener a muchos emprendedores en un perfil bajo, limitando su crecimiento potencial. Es esencial comprender que la formalización brinda acceso al sector financiero, permitiendo la obtención de financiamiento y facilitando la gestión de recursos.
“¿Cómo podemos hacer cuando nuestra empresa está en la informalidad? Es complicado; tendríamos que captar capitales familiares de amistades, que muchas veces generan más problemas, pero una vez formalizados podemos acudir al sector financiero y ejecutar nuestro sueño, reproducirlo y hacer que crezca”, puntualiza.
El Alto es el vivo ejemplo de emprendedores que se consolidan en empresas. Comenzaron en la feria 16 de julio con modestos puestos de venta y que, con el tiempo, se convirtieron en importadores o propietarios de cadenas de restaurantes o de la importación de repuestos y parte de vehículos.
Estos ejemplos demuestran cómo la formalización no solo garantiza la estabilidad laboral y el cumplimiento de la ley, sino que también promueve el crecimiento empresarial y la generación de empleo.
«Hay muchas historias de vida en El Alto y cada día se generan más historias de vida”, ejemplifica el experto. Para Mercado, los emprendedores son personas valientes que asumen riesgos y persiguen sus sueños con determinación.
El emprendimiento familiar, especialmente común en lugares como El Alto, refleja el espíritu de colaboración y el deseo de superación. Estas personas, intrépidas por naturaleza, están dispuestas a traspasar barreras y salir de su zona de confort en busca del éxito empresarial.
La formalización empresarial no solo implica un cambio en la dimensión de las utilidades, sino que también garantiza la sostenibilidad a largo plazo. Es esencial proporcionar a los nuevos emprendedores las herramientas y conocimientos necesarios para llevar adelante sus negocios de manera eficiente. La tecnología juega un papel crucial en este aspecto, brindando acceso instantáneo a información vital para la toma de decisiones.
Pasar de la informalidad a la formalidad no solo es un paso hacia el crecimiento empresarial, sino también hacia una mejor calidad de vida para los trabajadores y sus familias.
“Es hora de que los emprendedores dejen atrás el miedo al marco regulatorio y abracen las oportunidades que la formalización ofrece para hacer realidad sus sueños y contribuir al desarrollo económico del país”, dice Mercado.
Emprendedores y emprendimientos
Si bien estos dos términos están íntimamente relacionados, Mercado puntualiza que cuando se habla de emprendedores se hace referencia a “gente valiente, personas que sueltan el miedo y asumen el riesgo con una visión, un sueño o un anhelo”.
“Cuando hablamos de emprendimientos estamos hablando probablemente de esa persona u otros afines, familiares, vecinos, amistades, que juntamente con la persona visionaria de la idea, van a soltar el miedo, van a asumir el riesgo y van a poner las metas y los sueños en común. El emprendimiento, en general, supone una sed de triunfo, de victoria, de poder, de subsistir, lo cual nos hace transgredir algunas barreras de algunos miedos propios y de zona de confort que tenemos como toda persona”, concluye Mercado.